En la agenda política actual, el tema electoral en Venezuela y la violación a los DDHH por parte del gobierno del dictador Nicolás Maduro, se han convertido en temas que no admiten medias tintas. Es evidente que Venezuela se enfrenta a una realidad donde los mecanismos de control autoritario han erosionado los pilares de su democracia. La crisis económica, las protestas y la censura son solo algunos de los síntomas de un sistema que ha perdido su esencia democrática.
Del pacto de Puntofijo a Chávez
Para entender cómo llegamos a este momento debemos saber que la democracia venezolana ha tenido una historia interrumpida por múltiples revoluciones y golpes de Estado. En 1958, tras el derrocamiento de la dictadura de Marcos Pérez Jiménez, se firmó el Pacto de Puntofijo. Este acuerdo buscaba darle estabilidad a la democracia y establecer reformas estructurales necesarias para el país. El pacto permitió la consolidación de un sistema democrático de voto directo, que derivó en un bipartidismo entre Acción Democrática y Copei.
Sin embargo, a finales de los años setenta, comenzaron a acumularse desajustes en todos los niveles de la sociedad. La crisis económica se manifestó con el «Viernes Negro» en 1983, marcando la primera devaluación del bolívar en décadas. Los gobiernos de turno empezaron a ejecutar programas de ajuste neoliberales, diseñados por organismos multilaterales, que iban en contra de la cultura política estatista y clientelar del país.
El ascenso de Hugo Chávez a la presidencia en 1999 marcó un punto de inflexión. Inicialmente, los grandes medios tuvieron un rol crucial en la creación del clima de opinión que produjo este desenlace electoral. Sin embargo, la relación entre Chávez y los medios se deterioró rápidamente.
Chávez construyó un discurso sistemático en el que los medios nacionales y extranjeros eran denunciados como parte de una coalición «oligárquico-imperialista» enemiga del pueblo venezolano. Esta confrontación eliminó cualquier otra forma de expresión política en los medios privados, dejando sin espacio a la lógica informativa y sin márgenes de autonomía al periodismo profesional.
Lo sucedido bajo el gobierno de Hugo Chávez ya lo conocemos. Fue el fermento para el ascenso del heredero de sus horrores, bajo el gobierno del dictador Maduro, la situación se ha radicalizado aún más. Venezuela ha caído 32 puestos en el Índice Mundial de Libertad de Prensa entre 2014 y 2019, ocupando el lugar 147 de 180 países. El gobierno ha avanzado con nuevas medidas para restringir las expresiones de disidencia en la esfera pública.
La polarización de la política venezolana se ha profundizado, con el gobierno y sus partidarios en un lado, y la oposición y sus seguidores en el otro. Esto ha llevado a un ciclo de protestas, represión e inestabilidad política. Un alto porcentaje de los venezolanos está decepcionado de la política y los políticos en general, y otro tanto no confía en los líderes políticos más destacados.
En este punto debemos saber y reconocer que el sistema de justicia venezolano ha sido sistemáticamente cooptado por el poder político. Desde 1999, se han tomado medidas para socavar la independencia judicial. Se acabó con la estabilidad de los jueces y se suspendieron los concursos de oposición pública para su selección.
La politización del sistema de justicia se ha agudizado con el tiempo. Jueces, magistrados, fiscales y defensores públicos frecuentemente militan en el partido oficialista, y sus nombramientos no se apegan al marco jurídico vigente. Como resultado, el Tribunal Supremo de Justicia ha anulado sistemáticamente las actuaciones de la Asamblea Nacional.
La propaganda y el tiempo de las redes sociales
El gobierno venezolano ha implementado una estrategia de propaganda mediática utilizando bots y trolls para impulsar tendencias de opinión favorables. Se ha confirmado que el comportamiento de la «cibertropa» de Maduro en Twitter sigue un manual creado por el Ministerio del Interior en 2017 para «enfrentar la guerra mediática».
Esta estrategia incluye la difusión de mensajes, el posicionamiento de tendencias y el «combate» a la información de la oposición. Se han identificado redes de cuentas que actúan de manera coordinada para promover campañas contra figuras opositoras y respaldar al régimen. Incluso la pandemia de COVID-19 ha sido utilizada en estas campañas de desinformación.
El uso de la fuerza y la represión luego del 28J
Las fuerzas de seguridad venezolanas, bajo el mando del dictador Maduro, han detenido arbitrariamente a cientos de venezolanos en estos años. A lo largo de la última semana, luego de las elecciones, se han documentado y denunciado diversos secuestros e intimidaciones con un modus operandi similar. Las víctimas tenían vínculos con protestas previas y sus denuncias contra Maduro se habían vuelto virales en redes sociales.
Estos hechos, junto con la crisis económica y el éxodo masivo de ciudadanos, pintan un cuadro sombrío de la situación actual.
Frente a esta realidad, es crucial reconocer que la perpetuación de Maduro en el poder, las acusaciones de crímenes contra la humanidad y la falta de transparencia en los procesos electorales son señales claras de un gobierno autoritario. La comunidad internacional tiene un papel importante para hacer presión y buscar una solución que restaure la democracia y los derechos humanos en Venezuela. El camino hacia la recuperación del país será largo, pero es esencial para el bienestar de los venezolanos y la estabilidad de la región.
Aunque esto:
««Viernes Negro» en 1983, marcando la primera devaluación del bolívar en décadas. Los gobiernos de turno empezaron a ejecutar programas de ajuste neoliberales, diseñados por organismos multilaterales, que iban en contra de la cultura política estatista y clientelar del país.»
Tiene sentido verás reafirmado por el intelectual y politólogo Arturo Uslar Pietri,
El manejo e injerencia terrorista de la época romántica del comunismo en los años 60 -80 tuvo sus frutos podridos luego del advenimiento en la geopolítica del bodrio de injerencia invasiva silente -revolucion silente como la llamó F.C.- llamado Foro de Sao Paulo, creado por la astucia megalomanía de sociópata y narcisista dañino – según Hilda Molina- Fidel Castro (F C ), luego de la desaparecida Unión Soviética que era su vaca lechera, se las ingenió para no dejar morir de hambre al pueblo cubano, ya que su gobierno arruinó a Cuba, con Chávez financiando su tiranía se ganó la gallina de los huevos de oro, los anteriores gobiernos nunca aceptaron las propuestas del tirano FC
El resentido y pródigo HCH le entrego a Fidel la llave del tesoro nacional a los Castro mediante pactos asimétricos y una invasión pasiva que manipula los entes estrategicos incluso de seguridad del país. Ahora, Maduro heredó ese compromiso que lo tiene entre la espada y la pared y que asume, pues el es un advenedizo spurio que siempre antes de contactar poder era un holgazán de oficio.
Esto:
«derivó en un bipartidismo entre Acción Democrática y Copei.»
Es lo que afirmaban los comunistas y extendieron como propaganda acerca del pacto cuyo espíritu era defender elecciones democráticas, los partidos comunistas: El PCV, El MIR y otros fueron convocados y no quisieron acordar ni firmar, pero eso no lo dicen ellos. De hecho, en las elecciones previas al chavismo que era manual, se inscribían e el antes consejo supremo electoral CSC más de 30 partidos, que no tenían suficiente adeptos y perdían era otro cantar, sin embargo muchos candidatos obtenían cartera legislativa como diputados y congresistas.
Corrijo por :e el antes consejo supremo electoral CSC
Esto: en el antes Consejo Supremo Electoral (CSE), ahora Consejo Nacional Electoral (CNE)