COMPORTAMIENTO  HISTRIÓNICO Y CÍNICO, ÍNTIMO Y ANTE EL PÚBLICO. Por Joise Manuel Morillo

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En el empirismo de la investigación psicológica; alterno a métodos tipificados como el psicoanálisis freudiano, se han desarrollado y documentado estudios que arrojan conclusiones válidas y comprobables. Actualmente, apoyados por el DSM se han señalado varios síntomas morbosos que determinan un desorden psicológico que afecta en un significativo porcentaje la conducta del individuo humano, denominados: Histrionic Symptoms 5, los cuales se muestra de la siguiente manera:

A – Emociones superficiales y cambiantes.

B – Intimidad asumida con los demás

C – Hipersensibilidad a la crítica.

D – Comportamiento manipulador.

E – Reacciones emocionales desproporcionadas.

F – Comportamiento sexualmente provocativo.

G – Un deseo compulsivo de atención.

H – Preocupación por la apariencia.

Y otros en menor intensidad que no señalaremos en este trabajo.

Estos síntomas tienen como consecuencia llamar la atención del público en general, bien sea de carácter íntimo o familiar, o de carácter público o masivo. Este tipo de desorden se presenta las más de las veces acompañado por esquizofrenias de corte agudo. Sin embargo, no se descarta la posibilidad de ser constante en la conducta del individuo afectado.

Aunado a lo anterior explicado, se tienen o se pueden señalar varios factores que se anidan en la conducta del paciente o que son parte de los síntomas que muestra tal sintomatología. Algunos de ellos son: egolatría, narcisismo y en gran medida pero no siempre -asiento- Solipsismo.

La vanidad exagerada es un factor evidente y decisivo que representa al afectado por el comportamiento del histrionismo sintomático o síndrome  de “Histrionic Symptoms 5”

Las causas son -sin descartar posibilidades peregrina o ad hoc- producidas por insuficiencia de carácter y emocionalmente compulsivas. En ésto está involucrada la influencia genética y en grado elevado traumas psicológicos adquiridos durante la infancia.

Estos síntomas en su mayoría se presentan separados y/o en comunión de dos o varios en conjunto. Empero, se presentan también   todos en conjunto. Este último caso es una especie de sesgo patológico grave.

Lo expuesto en el último parrafo compete al paciente regular. O sea, aquel que no tiene en su haber una responsabilidad colectiva sino más bien que representa un caso peculiar en la intimidad y en el ambiente que le circunscribe, familia, amistades y ambiente de trabajo. Por último se puede observar que está especie de paciente tiene en su comportamiento cierta presencia de cinismo, representado por una voluntad ensimismada y egoísta.

El trato con este tipo de gente aunque no es imposible es como andar cuesta arriba.

En el orden público la consecuencia más grave de este comportamiento o conducta se ubica en lo que llamaría Adous Huxkey, Histeria colectiva, derivado de que el histrionismo que se desarrolla por parte del ente propiciante es producto de un factor inherente a cierto poder. En este caso, el individuo histriónico se desinhibe de factores morales y éticos o restricciones propias de normas de conductas sociales o profesionales mostrándose excéntrico o no tradicional.

Para Platón con respecto a lo público y, enfocado en mandatarios histriónicos, aparte de toda inhibición y la conducta que les aflora del subconsciente al gobernante al adquirir poder, es la consecuencia de un hijo traumado, cuyos caprichos hubo de haber sido apoyados por una complaciente madre en contra de su padre. De un hijo parricida.

Igualmente se puede asociar -modernamente-  con el complejo de Edipo.

No obstante, las características, causas e impronta de este síndrome psicológico no siempre son causa de factores externos y traumas, o de resentimientos sociales o propios de renegados. Muchas veces son productos de temperamentos irracionales radicados en el inconsciente genuinos de factores de carácter psicópata, como el narcisismo dañino y la megalomanía, que afloran o emergen -dicho anteriormente- cuando el individuo del caso adquiere cualquier tipo de poder.

Aunado a este síntoma originario de la conciencia se presenta el cinismo, es el caso cuando el histrionismo estratégico -morboso- se presenta como método para dominar las masas, en todo caso, a los seguidores y acólitos. Éste método va acompañado las más de las veces por un discurso goebbeliano, poco florido y en vez muy soez y con frases de la jerga popular. Juvenal en su Sátira 10 lo determina como “panem et circenses” en contra del ¿Nefasto? César Nerón, de quien solía decir que: con pan y circo mantiene al pueblo tranquilo.

El histrionismo de los mandatarios principalmente los dictadores y tiranos cuando va acompañado del factor megalómano es fatídico porque tiene como fin desviar la atención del interlocutor hacia un sector diferente a sus propios intereses. O sea, además de tener como objetivo aplicar paños de agua tibia al dolor que, posiblemente, padece el pueblo por su culpa, tiene como fin primordial enajenar su mentalidad haciendo creer que todo va bien con su gestión. Y, es todo lo contrario.

Llamar la atención es primordial para el mandatario tiránico, utilizar atuendos llamativos y costosos le transmite al interlocutor un sesgo de opulencia. Por ende, superioridad su apariencia como galán es ineludible hace creer y transmitir que es el macho Alfa. Aunado a esto, la ira ante la crítica de opositores es extremadamente evidente, mostrándose retaliativo, violento y compulsivo y, hacia quienes se refiere con escarnio y peyorativo (con apodos ofensivos).

Ante la crítica en contra de su gestión es implacable, arremete contra todo ente o persona humana o jurídica que reproche su comportamiento. La histeria colectiva (huxleyana) que produce la justifica con el argumento de que es un mesías, un salvador del pueblo que lo defiende de un enemigo poderoso de un imperio malvado y colonizador. Enemigo que crea astutamente con evidencias construidas a discreción y antojo para justificar un brazo armado cuyo único objetivo es salvaguardar su estadía en el poder y no defender al pueblo de sus malas acciones y actividades déspotas.

El histrionismo del mandatario totalitario -tirano platónico- es sádico, disfruta con el dolor ajeno y cínicamente tiene el valor de decir frases que crea indignación al más pacífico individuo. En la doctrina “marxista leninista” existe la idea de desmoralizar y secuestrar la consciencia de opositores y seguidores, su método es la propaganda y el cinismo sazonados con la ofensa y el sarcasmo. Aparecen ante el público ajeno a la felicidad con fervor escénico -aunque es lo menos inicuo- bailando, comiendo  banquetes, conduciendo y utilizando vehículos y prendas extremadamente lujosas,

Platón decía que en el discurso se refleja la bondad y la sinceridad del alma del mandatario. Entonces que se puede esperar de gente que espete con su discurso grosero, lo siguiente, cito parafraseando:

“Si controlas la alimentación controlas al pueblo” (J. Stalin, Rusia 1878-1953)

“Si quieres conquistar un país, destruye la  moral de su pueblo secuestra su conciencia” (Fidel Castro, Cuba 1926-2016)

“David venció a Goliat con una honda, yo tengo otra honda, la de Goliat” (Nicolás Maduro, ¿Venezuela? 1962)

Son cínicos descarados, su incoherencia con el orden y la disciplina es patética  al punto de proferir frases que incitan a la delincuencia como lo insinuó una vez Hugo Rafael Chávez Frías en un acto ante el pueblo y la plana mayor del ejército, donde preguntó: ¡que creían que haría él cualquier noche si tenía un hijo enfermo y no tenía trabajo para comprar medicinas pero tenía un arma de fuego!

Si observan la calidad del discurso se puede notar una ambigüedad que rebasa lo absurdo, sin embargo despierta una idea de solución. Empero, que atenta contra la moral y las buenas costumbres, por tanto es nefasta. La ambigüedad determina lo siguiente ¿cómo es posible que alguien, digamos, una persona no tenga recursos para obtener medicinas y si tenga recursos para acceder a un arma de fuego.

Carlos Altini (Italia, Ph.D., Profesor titular de Historia y de Filosofía en la Universidad de Módena y Reggio Emilia) en su descripción literaria de La Fábricas de la soberanía, determina que: entre los medios de crear imagen y adjudicarse cambios en sus propósitos megalómanos, los gobernantes totalitarios cambiaban los símbolos patrios, los nombres a instituciones, ciudades y hasta países.

Esto anterior reseñado, es en sí, un ejemplo del espíritu patético y dañino de histrionismo de los narcisistas dañinos (Hilda Molina) con deseos de poder -Dionisiaco- del malo (Nietzsche), que representa el síndrome llamado Histrionic Symptoms 5. Y que poseen mandatarios totalitarios.  Actualmente debido a su gestión un número significante de países latinoamericanos padecen de sus acciones destructivas por causa de su patología sociópata.

En otras palabras, este complejo de Edipo determina un síndrome morboso de sociópata.

Joise Morillo

[email protected]

Venezuela USA

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