El FAT-PIT tiene uno o dos problemas enormes al arranque de su mandato. Derogar la LUC y la ley de la seguridad social. El primer problema es que si no la derogan entera avalan el hecho de que ciertos artículos fueron buenos. Si el gobierno de Orsi deroga los que tienen que ver con la policía, se comprará otro problema con los gremios policiales. Si derogan la ley de adopción van a ser atacados por llevar su ideología al extremo y si no lo hacen van a tener que justificar porque antes estaban en contra y ahora no. Les queda sólo la ley que flexibiliza las compras con dinero efectivo con la cual “dicen” se evade y se lava dinero.
Cuestionable, aunque cabe recordar que el más grande lavado de dinero se dió en sus administraciones con aquella causa que terminó poniendo preso a Balsedo y aquel campo (El entrevero) que fue tibiamente investigado por pertenecer a la “ruta del dinero K”. Luego irán por la ley de seguridad social que ni iban a tocar pero que es una “mentirijilla” diría otro filósofo simpsoniano.
Luego está el “iva” personalizado que me suena a más impuestos. Y aquello con lo que insistían que el gobierno de LLP había castigado a los pobres por quitarles 2 puntos de iva (que en la práctica pocos descontaban) no escuche que lo vayan a restituir. La izquierda es pueblo en campaña y cuando es gobierno te esquila hasta en las partes íntimas. No tienen otra forma de gobernar porque aquello que te decían cuando eras chico (lo más hermoso es ser empleado público) nunca pasó de moda. Les falla sin dudas las matemáticas y de historia andan flojos de papeles. Por aquello que había dicho Milton Fridman (“no hay almuerzo gratis”), alguien siempre paga la fiesta. Lo triste es que te hacen creer que la va pagar el rico opresor y tirano, déspota y malvado. Maquiavelo, Lucifer y algún otro nombre que se me olvida. Pero lamentablemente en gobiernos de izquierda siempre la paga el pueblo. Recuerden solamente el caso Fripur del 2016. Con más de 900 empleados y una categoría de pagador incobrable del BROU y aún así le prestaron 60 millones de dólares. Era la época de los teléfonos amigos. Necesitabas un préstamo y tenías las credenciales socialistas, llamabas directamente al presidente del BROU y este con el aval del presidente de la república te daba 10, 12 o 60 millones. Lo triste es que ese dinero nunca fue para los 900 empleados (mayoritariamente mujeres madres de hogar). ¿Algún integrante del FAT-PIT los defendió? Y aunque tenga alguna discrepancia con Salle, en 2016 comienza una investigación judicial, iniciada por denuncia del abogado que si no es por esa denuncia lo tapan con tierra.
El FA es una gran asociación para delinquir. Sin dudas que hacen su trabajo mejor incluso que Joseph Goebbles. Y es por eso que ganan elecciones. La culpa sin dudas es nuestra. Hay que despertar del Knock-out y dar batalla o esperar la cuenta final y entregarse. Por ahora la actual oposición parece estar de vacaciones en Siberia. Esperanzas ya no me quedan.