La frase: “No hay comida gratis” ha sido recogida por diversos autores a lo largo de miles de años. Significa que cada ser humano tiene la responsabilidad personal e intransferible de ganarse la vida sin abusar de los demás.
El presidente argentino Javier Milei dejó el traje de economista y dio una lección de sensibilidad profunda por los valores de Occidente: “Los que lograron la mayor hazaña civilizatoria universal, que han traído a la humanidad hasta esta etapa de avances tecnológicos espectaculares”.
Crecimiento que redujo radicalmente la indigencia y la pobreza, y produjo calidad y esperanza de vida como nunca antes.
Señaló que el crecimiento económico depende de las instituciones que plasman el entramado y las bases morales de una sociedad.
Cuando una sociedad abraza valores como la envidia, el odio y el resentimiento, el trato desigual frente a la ley, o hasta el asesinato por razones ideológicas, termina inexorablemente en una catástrofe. Porque va contra lo mejor de la naturaleza humana, su capacidad solidaria de producir.
En cambio, cuando abraza las ideas de la libertad, prospera. Porque el liberalismo es el respeto irrestricto al proyecto de vida del prójimo, basado en el principio de no agresión y en la defensa del derecho a la vida, la libertad y la propiedad.
Esos valores determinan que, para ser exitoso, se debe servir al prójimo con bienes de mejor calidad al mejor precio. Los que logran ser exitosos por su esfuerzo son benefactores sociales.
La ideología se asocia con el terrorismo, ataca las bases civilizatorias y se obstina en destruir los valores que hemos acuñado y que nos trajeron exitosamente hasta aquí.
Milei refirió su fanatismo por la ópera. Comprendió las enseñanzas de “Nabucco”, tragedia de protesta con música de Giuseppe Verdi, basada en la esclavitud del pueblo de Israel a manos de los asirios, y su mensaje: el sacrificio que exige conseguir la libertad y conservarla.
El público italiano asoció la historia del pueblo judío con sus ambiciones libertarias del Imperio Austro-Húngaro en tiempos de su estreno, convirtiéndose en uno de los símbolos que sigue utilizando el pueblo italiano para reforzar su ideal contra la opresión.
Milei hizo una referencia a Moisés, cuando recibe el mandato del Creador para liberar a su pueblo, y se para, fortalecido con su fe, en débil posición ante el poder del Faraón, para reclamar la liberación de su pueblo. TODOS, menos su hermano Aarón, huyeron. Sólo las plagas sobre Egipto convencieron al poderoso Faraón de liberar a los judíos.
Estar convencido de sostener la libertad a cualquier precio no es para todos. Enfrentado el pueblo hebreo entre el Mar Rojo y el ejército egipcio, no había disposición humana suficiente para iniciar el cruce. No los convencieron los milagros anteriores que habían doblegado al poder que los esclavizaba. Alguien tuvo que arriesgarse a creer que la libertad era posible, y la fe vino por añadidura.
La libertad no viene de regalo; arriesgarse, oponerse a la tiranía exige convicción superadora de la libertad contra ser esclavo.
Otra referencia bíblica de Milei explicó que superar la esclavitud es una batalla cultural. Ir del Mar Rojo a Israel son apenas siete días, pero se tardaron 40 años para que los que habían nacido esclavos en Egipto entendieran las dificultades de hacerse cargo de su destino en libertad antes de entrar en la Tierra Prometida.
Aún habiendo sido Moisés el constructor de la libertad de su pueblo, fue duramente criticado con falsedades. Enfrentó rebeliones. La bajeza de perseguir el poder para volver a esclavizar subordina el objetivo a una finalidad bastarda.
Pelear por las ideas de la libertad es muy difícil. Solamente el 20% del pueblo hebreo prefirió los riesgos de ser libre y responsable de su libertad al pescado gratis de la esclavitud.
Milton Friedman reivindicó la frase: “no hay tal cosa como un almuerzo gratis”. El almuerzo gratis era el pescado que daban a los esclavos a cambio de sacrificar su libertad.
Cada vez que el poder autoritario promete regalar algo, es a cambio de perder la libertad. Ser esclavo implica entregar su sacrificio para financiamiento coactivo. Los impuestos siempre significan esclavitud.
El ideologismo extremo exige el 100% del individuo. Confiscar mucho para repartir poco.
Finalizó Milei diciendo: “los valores de Occidente son los valores de la libertad. Abrazando esos valores, respetamos el derecho a la propiedad, al capitalismo de libre empresa, piedra fundante sobre la que se ha conseguido la prosperidad de Occidente.
Frente al progreso económico y social conseguido, siempre va a haber una parte que resiste, que tiene miedo. La libertad requiere también un acto de coraje. Un camino que no asegura lealtades; va a haber críticas y traiciones.
Pero lo más importante en la vida es seguir avanzando a pesar de los golpes que le tiren. Es mucho mejor llorar porque lo intentaron y fracasaron que arrepentirse por no haberlo intentado.
Si sale bien, vamos a dejar un mundo muchísimo mejor”.