Por: Esc. Sebastian Rodríguez Merlo.
Mi amigo Jorgito me dice: pero la Gamay, palabras más, palabras menos, no sobrevive en estas tierras, entendiéndose este clima templado con algún día tórrido – digámoslo así. Y de eso quiero hablar hoy: de lo que es y no es de cualquier uva. Cuánto incide el clima? El Hombre, no puede lograr algo respecto a esta uva? Me cuesta creerlo. La famosa frase: “parece que se aclimató”, si bien no es frecuente, hay algo que me dice que se emplea, y yendo a lo sustancial: Se Puede.
Su hermana mayor, ha logrado aclimatarse, nos referimos a la PinotNoir. Pero no me voy a desviar a ese regalito que me implica hablar de esa maravillosa variedad, porque lo que me indica hablar hoy es por los deliciosos “beaujolais”. La gamay (los famosos “beaujolais” son con esta variedad) crece cerca de su hermana mayor, y cerca también de dónde sale el mejor chardonnay del mundo. Es lo que se llama, la hermana menor, pide permiso y no tanto, ya que se cosecha antes y en abundancia. Se adapta al frío, es más, pide frío, y solcito tibio de la Borgoña.
Llega setiembre en estos lados, y se acerca esa necesidad de salir, vamos a la pollería, aprontamos el mojito, cortamos las papas y todo al horno. Abrimos ese beaujolais, bien rojito, acidez natural, linda fruta, tinto flaquito favorecido por la maceración carbónica y deja ese gustito cuasi floral. Acuérdense que está entrando la primavera.
Lo más parecido a la gamay que se puede encontrar es una cruza de gamay y reichensteiner y se llama gamaret y mantiene ese lado afrutado y fresco de la gamay, llegando desde suiza a estos lados, siendo Deicas y Viggiano las versiones varietales que llegan a mis oídos.
Recuerden: alguien que pide permiso y llega a nuestros oídos sin necesidad de ser la hermana de…es porque ya es y no debe llegar a ser. Salú
