Comenzaremos en esta edición, adesarrollar aspectos de la vida del Gral. Fructuoso Rivera, completando el ciclo de los tres grandes héroes Orientales, que comenzamos con el Gral. José Artigas y continuamos con el Gral. Juan Antonio Lavalleja.
En una serie de diez capítulos, trataremos de ilustrar sobre la vida de este Gran Caudillo, rememorando sus hechos y acciones así como apreciaciones que sobre él han dejado para la posteridad, ilustres personajes de nuestro entorno rioplatense, tanto contemporáneos de él, como de historiadores, investigadores y escritores posteriores, quienes nos han dejado una semblanza que nos permite apreciar la magnitud que alcanzó el Señor General don Fructuoso Rivera entre sus compatriotas y el legado que nos dejó.
Muchos autores y documentos he leído para poder escribir estas páginas, pero bien vale a modo de prólogo, repetir las palabras que editara el escritor y político Alfredo Lepro en su libro sobre este héroe, en el cual lo encara como un proceso histórico y refiere:
“Oímos a todos los testigos, a los más encendidos de pasión y odio y a los que llegan al enternecimiento en su admiración por él; a los que lo vieron y oyeron y a los que lo conocieron a través de la fama y de la leyenda”.
Respecto a nuestros héroes, debemos declarar, siguiendo este simulacro de proceso, que no somos imparciales; los consideramos como los hacedores de esta Patria, la nuestra, la que gracias a ellos disfrutamos libre e independiente. Y a pesar de los años transcurridos desde que físicamente no están entre nosotros, sus vidas han servido de ejemplo para mantener la idiosincrasia del Ser Oriental y ha permitido que los compatriotas que sucedieron a estos héroes y nos antecedieron a nosotros, así como nosotros mismos, mantengamos la patria como nos la legaron aquellos.
Cabe agregar, para esclarecer al lector, el espíritu con que se escriben estas páginas, lo que explica el escritor Oriental don Juan Carlos Pedemonte, a modo de Flecha en el inicio de su libro “Más allá de la ciudadela”, que dice así:
“Hay dos maneras de escribir la historia.
Como relato veraz, pero frío, conceptual, con exceso de fechas. Y como narración amena, ágil, ligeramente novelada, aunque naturalmente, sin apartarse de la realidad objetiva.
Nosotros creemos que la historia pura, escrita a la manera clásica, será sin duda lo mejor, aunque no el método más eficaz para lograr una amplia difusión.
Sin la amenidad y el interés que le puede ofrecer el relato vivificante con breves diálogos y oportunas citas de lugar, la historia se escribe solamente para los eruditos y los iniciados.
Con la descripción al estilo de crónica, sin perder nada de su valor medular, multiplica el número y el interés de los lectores”.
Así describe este escritor mencionando: “Orientados por esa idea, hemos escrito este volumen”; y nosotros podemos agregar, haciendo nuestras sus palabras, que de igual forma encaramos estas líneas.
Describimos la esencia de la temática a tratar, pero buscamos e incorporamos, aspectos quizás menores para la historia como ciencia, pero que ilustran mejor las situaciones que se relatan y nos muestran los personajes y hechos con sus virtudes y defectos más humanos.
BRIG, GRAL. DON FRUCTUOSO RIVERA,
el héroe más popular.
Mario A. Menyou.-
Sumario:
I.- Introducción.
II.- Juventud y reclutamiento.
III.- Emancipación Oriental.
IV.- Dominación portuguesa.
V.- Cruzada libertadora.
VI.- Guerra contra el Brasil.
VI.- Organización del Estado Oriental.
VII.- 1ra. Presidencia.
VIII.- 2da. Presidencia.
IX.- Guerra Grande.
X.- Último gesto de grandeza del Gran Caudillo.
I.- INTRODUCCIÓN
Datos Biográficos:
La fecha y lugar de nacimiento de José Fructuoso Rivera y Troncoso, no están fehacientemente documentados, pero por investigaciones que han realizado historiadores, e indicios que han encontrado, se han podido llegar a ellos o por lo menos brindar unas fechas y lugares posibles.
Era hijo de un potentado estanciero de nombre Pablo Hilarión Perafán de la Ribera Bravo, nacido en Córdoba del Tucumán y con campos desde el Arroyo de la Virgen hasta el Río Yí, en lo que fue el departamento de San José y que hoy esta estancia, estaría ocupando predios de los actuales departamentos de San José, Florida y Durazno. También tenía campos de grandes extensiones en los hoy departamentos de Paysandú yRivera; y entre el Arroyo Palmar y Arroyo Grande. No debemos olvidar, chacras en el Miguelete y Peñarol (en Montevideo), y Las Piedras (Canelones). Según estudiosos del tema, afirman que tenía 280.000 cuadras de buen campo. Desempeñó cargos administrativos dentro del gobierno de la Corona Española como Alcalde de la Santa Hermandad del Cabildo de Montevideo y Juez Comisionado para el poblado de Durazno y alrededores. También contaba en su patrimonio, con saladeros y pulperías.
Su madre era Andrea Toscano Velásquez, oriunda de Buenos Aires.
El nacimiento de Rivera, que en realidad se llamaba José Fructuoso, lo fijan diferentes historiadores y son los datos más aceptados, como que nació el día 27 de octubre de 1784. En atención a cartas en las que se menciona su cumpleaños (como una de su esposa Bernardina) se ha tomado ese día, aunque por otras investigaciones se entiende que nació el 17 de ese mismo mes y año, pero hay quienes lo dan naciendo en 1788 u 89. La fecha del año 1784 que tomamos, es producto de las investigaciones llevadas a cabo por don Plácido Abad, quién no habiendo encontrado partida de nacimiento ni fe de bautismo, y en la partida de defunción tampoco aparece, se basó para realizar esta afirmación, en diferentes documentos y cartas.
El lugar está más difuso, pero algunos lo señalan en el Paraje Chamizo (zona al noroeste del Dpto. de Florida y al sureste de Flores), donde su padre ejerció como Juez. Hay quienes también lo ubican en la Estancia de Arroyo de La Virgen, próximo al Paraje Villa Vieja, (entre los departamentos de San José y Florida). También encontramos autores que lo dan nacido en la quinta que sus padres tenían en la Villa de Peñarol, actual barrio homónimo de la capital de nuestro país. Nos afiliamos, en base a las diferentes investigaciones consultadas, a la idea de que nació en el departamento de Florida, muy probablemente en la Estancia del Arroyo de la Virgen, muy cerca del paraje hoy conocido como Villa Vieja, que fue el primer asentamiento de lo que hoy es la ciudad de Florida. El propio Rivera en una fe de bautismo de una niña que reconoce en la capilla de Durazno, se identifica como natural de la Florida.
Su familia, además de sus padres, la componían siete hermanos, a saber: Julián, Teodora, Agustina, Ignacia, Félix José, Francisca y María Luisa. También el héroe consideraba como su “hermano”, a un hijo de su hermana María Luisa, fruto de una relación en 1794 con el portugués Alejandro Duval, que no reconoció al niño. Para evitar el deshonor de madre soltera, el matrimonio Perafán-Toscano inscribió al niño que en realidad se llamaba Juan Esteban, pero como fue bautizado el día en que el santoral marca a San Bernabé, ese nombre le quedó como mote y por tal pasó a la historia como Bernabé Rivera.
El padre de don Fructuoso, intentó que su hijo recibiera una educación formal en aquella época y habiendo sido instruido básicamente por el maestro José Bonilla, dada la desahogada situación económica con que vivían, pretendió mandarlo a Europa para tener una mejor educación, pero la tendencia del joven Rivera era la vida rural, dedicarse a las tareas campestres, y así lo hizo.
Se destacaba entre sus pares y peones, por sus destrezas al montar a caballo, el conocimiento del territorio y el trato afable con toda la gente que lo rodeaba.
Nos quedaríamuy incompleta la biografía del héroe, si no mencionamos a quién fue su compañera de toda la vida, Doña Bernardina Fragoso Laredo, montevideana nacida el 20 de marzo de 1796.
Hija del español Don Pedro Fragoso y de la argentina Doña Narcisa Laredo, se crió en la ciudad de San José, donde su padre tenía una pulpería. Radicada en Montevideo, en el año 1816 contrae enlace con don Fructuoso y el matrimonio tendrá una sola descendencia, Juan José, que fallecerá siendo niño.
Sobre Bernardina, nos remitiremos en variadas oportunidades de estos textos, dada la importancia e injerencia que tuvo en las acciones que llevó a cabo nuestro General, los hechos en que participó y en general sobre toda su vida. Una síntesis de la importancia de esta mujer sobre su esposo, bien la describió el escritor y periodista arrachán don Juan Silva Vila en su poesía “Dónde se halle”, que transcribiremos en uno de los capítulos de este trabajo.
Generalidades:
Tal cual lo pinta don Juan Manuel Besnes e Irigoyen en el cuadro que se presenta al inicio de este escrito, y que se encuentra datado en 1838, la popularidad de Rivera era algo muy reconocido en aquellas épocas, y en todos los escritos de sus contemporáneos como los que estudiaron su vida durante el siglo XIX, son contestes en que tenía un arraigo muy popular. Solo el Gral. José Artigas, antes que él, podía aglutinar inmensas masas de voluntades tras de sí. Después de Rivera, ninguno más. A Artigas se lo seguía por sus ideas, a Rivera por su persona, dado que las ideas eran similares a las de su antiguo Jefe.
“… id y preguntad, desde Canelones hasta Tacuarembó, quien es el mejor jinete de la República, quien el mejor baqueano, quien el de más sangre fría en la pelea; quien el mejor amigo de los paisanos; quien el más generoso de todos; quien en fin el mejor patriota, a su modo de entender la patria y os responderán todos, el General Rivera”.Esto tiene destaque, pues lo escribió don Manuel Herrera y Obes, quién bien lo conoció, puesto que en su juventud se vinculó al Señor General y militó en el Partido Colorado que aquel fundó; pero en épocas de la Guerra Grande, disintió con él y participó en su detención y expulsión del territorio oriental, así que vale decir era enemigo político del Gral. Rivera. No por ello le dejó de reconocer sus virtudes.
Si fuésemos a transcribir todos los elogios que se han escrito sobre el triunfador de las determinantes batallas de Guayabos en 1815, de Rincón en 1825 y Cagancha en 1839, y conquistador de las Misiones en 1828, gastaríamos hojas y hojas solo en ello. De todas formas, algunas frases mencionaremos, pues ilustran al héroe en su faz humanitaria, en su coraje, intuición, audacia y en general, como lo vemos en el cuadro de Besnes e Irigoyen, siendo atento con sus compatriotas, fuesen citadinos o paisanos, doctores, gauchos o indios, ricos hacendados o gente en situación de pobreza.
Concluiremos este primer capítulo de la semblanza del Gran Caudillo Oriental, Brigadier General don Fructuoso Rivera, con unas letras escritas por el insigne maestro, filósofo, educador, político siempre bien recordado, pero poco estudiado en la actualidad, nuestro ilustre Oriental don José Enrique Rodó, quién a modo de Plegaria le dedicaba estas palabras al héroe:
“Plegaria a Rivera
¡Patriarca de los tiempos viejos, caudillo de nuestros mayores, grande y generoso Rivera!
¡Levanta eternamente sobre nuestro horizonte tu sombra tutelar, agigantada como en un inmenso espejismo, cabalgando en lapos de aire, a la manera de Santiago en las leyendas y con el mismo irresistible impulso, con el mismo aliento de huracán con que condujiste a los jinetes en tus cargas heroicas a doblar las huestes enemigas, condúcenos a nosotros, conduce a tu pueblo en la infinita sucesión de los tiempos, a la realización de la justicia, de la fortaleza y de la gloria!”
JOSE ENRIQUE RODÓ.-
Felicitaciones al Autor !!
Con la humildad de los verdaderamente grandes ,Mario nos sorprende con un relato ameno y motivador , aparte de sorprendente por los entre telones que revelan.
Ojalá sea el primero de una larga serie de trabajos de un apasionado de la Verdadera Historia !!
Grande Mario!!!