AFGANISTAN Y LA PERMANENTE AMENAZA YIHADISTA.

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Afganistán y los Talibán ya no figuran en los medios de prensa occidentales, a no ser por algún hecho puntual, pero los gobiernos no deben descuidar lo que allí ocurre o pueda suceder en el futuro inmediato.

   El analista internacional Fernando Reinares (Real Instituto Elcano) plantea un escenario en el cuál, con los Talibán gobernando en Kabul, el mando central de al-Qaeda como estructura yihadista global, dispone entre Afganistán y Paquistán de un espacio mucho más permisivo para volver a planificar atentados en el mundo occidental.

   Reinares plantea una apreciación de situación de aristas precisas e interesantes. Desde 1990, los Talibán afganos los Talibán paquistaníes han mantenido una “estrecha y estable” relación con al –Qaeda, cuyo mando central se encuentra en las “zonas tribales de Paquistán adyacentes con Afganistán” y protegidos por los Talibán paquistaníes.

     Con los Talibán afganos en el poder, según Reinares, “es previsible que al-Qaeda y sus entidades afines (no menciona cuáles) vayan a disponer entre Afganistán y Paquistán de un espacio mucho más permisivo para planificar atentados fuera de la región”. Reinares apunta específicamente a Europa Occidental.

También anota: “Al-Qaeda y varias organizaciones asociadas con base en el sur de Asia han estado ya implicadas en la planificación y preparación de atentados en Europa Occidental, pero no tanto en Estados Unidos.

    La base de su análisis se remite a las dos décadas de ocupación por parte de la coalición liderada por Estados Unidos, Gran Bretaña y Canadá. En su opinión, “existen razones fundadas para prever que el epicentro del yihadismo global regrese al escenario de Paquistán y Afganistán, donde ya estuvo situado tras los atentados del 11S”.

   Agrega: “También existen razones para pronosticar “una promoción generalizada de procesos de radicalización y reclutamiento yihadista sustentada en el éxito de los Talibán al tomar el gobierno de Afganistán”. Al respecto, me decía el afgano Sakhi Mohamnad en 2005: “Los nuevos lideres Talibán han vivido en esas zonas desde niños, migrantes de Afganistán, su propio país al cuál ni siquiera conocen. Los lideres de mayor edad se lamentan de la “escasa preparación de esos jóvenes” que “ni siquiera estudian árabe ni conocen como es debido el Corán”. En mi opinión, eso puede dificultar el manejo que de sus asuntos internos hagan los Talibán, pero no tanto en lo externo, al adquirir experiencia en política exterior.

   Reinares afirma: “Hay razones fundadas para prever que el epicentro del yihadismo global regrese al escenario de Afganistán y Paquistán, donde ya estuvo situado tras los atentados del 11 de septiembre de 2001 y hasta 2011, después de haberse desplazado a Siria e Irak entre 2012 y 2020”. De ser así, se vuelve a los orígenes de algo ya sabido, pero sin ser apreciado en su debida forma por los analistas. En 2005, cuando viví en Afganistán, los expertos incluso habían creado, en términos de inteligencia, una región llamada “Pak Afg”, un hirviente caldero tribal, santuario Talibán en la zona fronteriza Paquistán – Afganistán, riesgo no resuelto en su debida forma.

     Reinares expone siete razones, la primera de ellas atada a lo étnico, elemento clave, pero poco estudiado, para entender el fenómeno Talibán. “A lo largo de los últimos veinte años, dice el autor, los Talibán mantuvieron una permanente relación con al –Qaeda, quién sostuvo a subversión talib”. Pero lo más importante, el apoyo ha estado basado en “fuertes vínculos de diversa naturaleza que, al subsistir ya una generación entera, han pasado de padres comprometidos con el islamismo radical a hijos socializados en esa misma ideología que justifica religiosamente (el subrayado es mío)

la violencia y en concreto el terrorismo”.

    La segunda razón se fundamenta en lo geográfico. Afirma el autor:

“el mando central de al –Qaeda se encuentra desde 2002 en las zonas tribales de Paquistán adyacentes con Afganistán y protegido por los Talibán paquistaníes.

    Tal situación no es producto de la casualidad, sino a un hecho étnico y más aún geográfico. Visité las ciudades de Gardez y Ghost en 2005.

Ghost está a pocos kilómetros de la frontera con Paquistán, en la región llamada “santuario Talibán”, donde la organización recibe apoyo del vecino país. Afganos y paquistaníes son allí de la misma etnia, la pashtun, predominante en Afganistán desde hace trescientos años. La Línea Durand, una frontera artificial marcada por Gran Bretaña, separó en los mapas el territorio afgano del paquistaní, pero no separó a los pashtun, predominantes en la región.

Quedaron doce millones del lado afgano y diecisiete millones del lado paquistaní, pero eso no separa sus creencias religiosas, sus hábitos de vida y sus costumbres tribales.

   Las llamadas “zonas tribales” han sido un dolor de cabeza para los

conquistadores. Desde 2007, miles de talibán paquistaníes se organizaron en el “Terik-e-Taliban Paquistán” ( TTP) y contribuyeron desde entonces a la insurgencia Talibán. Y por otro lado, el mando central de al-Qaeda ha permanecido operando dentro de territorio paquistani,” en el marco de la desconcertante cooperación táctica que las autoridades de Teherán han mantenido con al-Qaeda”, según el autor.

       La tercera razón se encuadra en lo internacional. Afirma el autor:

“Además de su relación con al-Qaeda, los Talibán afganos han mantenido vínculos con otras organizaciones yihadistas activas en el sur de Asia”. Cuando gobernaron por primera vez Afganistán, los Talibán ampararon a muchas organizaciones yihadistas asociadas con al-Qaeda. Algunas desaparecieron, otras se adaptaron y están activas en Siria, en la Península Arábiga, en el Cuerno de África, en el Magreb y en el Sahel. Aparte de la citada TTP, otra red que ha persistido es la Red Haqqani, sujeto estratégico de la insurgencia afgana y que actúa como enlace entre los Talibán y el mando central de al-Qaeda.

    Por otro lado, ha seguido operando el Movimiento Islámico de Uzbequistán (MIU) y el Movimiento Islámico del Turquestán Oriental (MITO). Ya desde 2005, se sabía del accionar del MIU y así figuraba en los repartidos de información de Naciones Unidas. En mayo de ese año, un “señor de la guerra” de nombre Guli Pahlawan se había establecido en el norte de Afganistán. No se encontraron evidencias de peso, pero los expertos en seguridad hicieron notar “la intención de Guli de actuar recibiendo fondos de Uzbequistán”. Hasta se mencionaba la suma recibida en el inicio: doscientos mil dólares. El sábado dieciocho de mayo de 2005, inició sus acciones atacando la comisaria de Daulatabad, su pueblo de residencia. En los últimos días de mayo de 2005, el general Fateullah Khan, uno de los dirigentes de la “Alianza del Norte” y partidario del gobierno de Karzai, puso en acción su ejército de trescientos hombres, enfrentó a Guli y, sin llegar al empleo de las armas lo hizo retornar a su ciudad natal, Mazar –e-Shariff.

     La cuarta razón esgrimida por Reinares anota: “Es previsible que al-Qaeda disponga entre Afganistán y Pakistán de un espacio mucho más permisivo para planificar atentados fuera de la región”. El autor se remite a un ambiente internacional diferente en los actuales días, distinto al del primer gobierno Talibán, pero no aprecia razones de peso para enfrentar con éxito al movimiento Talibán, ni de la población afgana ni de su organización rival, Estado Islámico, con su actividad concentrada en Kabul y Jalalabad, por sus efectivos “entre 40 y 50 veces inferiores a los Talibán”.

      Tampoco hay indicios de ruptura entre los Talibán y al-Qaeda. Por el contrario, desde 2013, al-QAEDA intenta rearticularse como “estructura global descentralizada”, consolidando su influencia en zonas del mundo habitadas mayormente por musulmanes y donde la inestabilidad está presente.

       La quinta razón involucra a Europa Occidental. El autor afirma:

“Al-Qaeda y varias organizaciones asociadas con base en el sur de

Asia han estado ya implicadas en la planificación y preparación de atentados en Europa Occidental”. Cuando viví en Timor Oriental, en 2002 y 2003, recuerdo claramente la alerta de Naciones Unidas: Bin Laden planificaba establecer un emirato islámico en Timor Oriental, por ser un país recién establecido y permeable a las acciones yihadistas. El 12 de octubre de 2002 ocurrió un atentado en la cercana isla de Bali, en Indonesia. Y hubo continuidad en las acciones. Desde su santuario en Afganistán, Bin Laden estructuró tentativas de atentar en ciudades europeas y ejecutó los atentados del 11 de marzo de 2004 en Madrid y el 7 de julio de 2005 en Londres. De 2006 en adelante, planificó atentados contra aeronaves en vuelo desde Londres a distintos aeropuertos de Estados Unidos; en 2007 contra blancos civiles y militares en Alemania. En 2010, planificó realizar una cadena de atentados múltiples y simultáneos en ciudades de al menos tres países europeos. En su preparación colaboró la Red Haqqani, pero los servicios de inteligencia frustraron su ejecución.

    La sexta razón se apoya en un concepto de mayor radicalización del terrorismo: “El impacto sobre la radicalización y el reclutamiento terrorista de un renovado foco de amenaza yihadista en Afganistán será comparativamente mayor en Europa Occidental”.

   Tras la desaparición en 2019 del califato que el Estado Islámico había establecido en territorios de Siria e Irak, el acceso de los Talibán al poder es el hecho que vuelve a “galvanizar al yihadismo global, en particular al yihadismo alineado con al-Qaeda.

    El autor analiza en prospectiva y traza un escenario un tanto preocupante:” Es posible anticipar que al –Qaeda se beneficie a corto plazo de un trasvase de lealtades por parte de individuos ya radicalizados en el salafismo yihadista pero adheridos al Estado Islámico.

   Hay otro aspecto a destacar. En Europa Occidental, la movilización yihadista entre jóvenes musulmanes, en particular entre jóvenes descendientes de inmigrantes procedentes de países islámicos, revelan una elevada representación yihadista en Occidente.

    La séptima razón se fundamenta en la apreciación de plazos de tiempo a cumplirse y países donde se incrementará el yihadismo. Reinares expresa: “A corto y mediano plazo, los actos de terrorismo derivados de un renovado foco afgano de amenaza yihadista incidirán más sobre Europa Occidental que sobre Estados Unidos.

El autor es categórico:” Es cuestión de tiempo que algún país de Europa Occidental sea blanco de actos de terrorismo planificados en Afganistán o en la frontera Afganistán – Paquistán, dado que el comando de al-Qaeda, luego de nueve años de reorganizarse como estructura yihadista global, planifica extender sus ramas territoriales y a consolidar posiciones en África, Oriente Medio y ahora, en el sur de Asia.

Concluye que será Europa Occidental la futura zona de acción del yihadismo: “Europa Occidental está más cerca, sus fronteras son más porosas, carece de un efectivo sistema de intercambio de información entre servicios antiterroristas y sus mecanismos de respuesta militar específica son menos ágiles”.

Fuente: Fernando Reinares. Director del Programa sobre Radicalizaciòn Violenta y Terrorismo Global. (Real Instituto Elcano)

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