“Del dicho al hecho hay un gran trecho”.
Una promesa (de campaña) es eso, sólo una promesa, no significa certeza de nada, es una expresión de deseo. Pero también es jugar con los sentimientos, por lo tanto, tiene un dejo de perversidad.
Perverso es hacer promesas (en campaña política) sabiendo, ya de antemano, que es imposible o muy difícil cumplirlas.
Y es así que vemos como navegan a la deriva muchas políticas de gobierno, como las de Vivienda y Erradicación de Asentamientos, que fueron anunciadas de Norte a Sur y de Este a Oeste. Y lo más triste es que la gente les creyó.
De 50.000 a 0 hay una gran diferencia, digamos que algo así como un 100 % de no cumplimiento, pero eso sí, se cortan muchas cintas de obras iniciadas en el anterior gobierno.
Recordemos que en la Ley Presupuestal 2020 – 2025, se creó un fideicomiso en la esfera del Ministerio de Vivienda que se iba a llamar “Entre Todos”, pero con el tiempo derivó en llamarse “Entre Todos, Sueños en Obra”, para ser más acorde a la realidad, convirtiéndose en un verdadero “Sueño”.
Aunque todavía queda la esperanza que esas 50.000 viviendas se conviertan en 4.000 soluciones habitacionales que serán bienvenidas cuando se corten las cintas correspondientes.
De “Asentamiento Cero” mejor no hablar, porque si contamos bien, talvez en estos últimos años sean más de los heredados de la tan denostada administración anterior, aunque por la Ley de Urgente Consideración (LUC) se creó la Dirección Nacional de Integración Social y Urbana (DINISU), con el objeto de regularizar y erradicar los asentamientos, y crearse otro fideicomiso, lo único que se ha hecho son convenios con las Intendencias para trabajar en conjunto.
El lanzamiento de este programa se hizo en la Torre Ejecutiva en el mes de Mayo, y a este plan se le dio el nombre de “Avanzar”, que incluye el esfuerzo de todo el Estado para responder a la situación de los asentamientos.
Por lo visto hasta el momento, o por lo hecho hasta el momento, todavía no arrancó el avance anunciado con bombos y platillo.
Por favor, menos lanzamientos y más obras; a pesar de que la Rendición de Cuentas no asigne los recursos necesarios. Promesas son promesas.
Convengamos que no hay santos en esta procesión, porque las elecciones no las ganan los partidos de la oposición, sino que las pierden los gobiernos de turno, que se desgastan por incumplir sus exageradas promesas.
