La selección de los candidatos para ocupar los cargos del Consejo Directivo de la INDDHH ha dado que hablar y bastante en estos días.
La gran promotora del revoltijo: la Vicepresidente Argimón. Nada a lo que ya no nos tenga acostumbrados. Es que pareciera que anda por ahí buscando y ejerciendo a su gusto y sus pocos modos, que cada tema en el que le toque estar, se complique.
A la Vicepresidente, no le gusta que haya una nómina de 25 postulantes. Y aprovechó no solo objetar el tema, sino a armar discusión dentro de las filas del Partido Nacional. No sin antes hacer su gesta yoísta, y recordar que ella fue UNA de los miembros fundadores de la Institución, allá por el 2008.
Es decir, ya había diferencias entre el oficialismo y el FA por la elección de la integración de la Institución Nacional de Derechos Humanos y Defensoría del Pueblo. Entra Argimón con su peso de “Reina”, retrasa la elección, la votación y desarma el acuerdo de su propio Partido Político.
La declaración de Argimón es que para ella tiene que apostarse a la excelencia y a lo técnico de los integrantes. Con su arrogancia a cuestas, una mujer que no ha estado a la altura de su investidura, por tanto no ha hecho un trabajo de excelencia.
Es así que el secretario general de la asociación Toda la Verdad, Diego Burgueño, hijo de un civil asesinado en Pando, decide retirarse de la postulación por sentir el menosprecio y por mantener su dignidad.
Otro mal resultado de la Vicepresidente; la misma que no estuvo a la altura por su viaje a Ucrania durante una entrevista con Aldo Silva.
La vicepresidente ha dejado mucho que desear con su actitud, creo que ese fue un gran error del Presidente haberla elegido para que lo acompañará, es una piedra en el zapato lo que resultó, ese instituto a mi entender lo único que hace es defender gente de izquierda y delincuentes nunca al ciudadano que trabaja y paga sus impuestos, en una palabra es un organismo que no debería existir.