¿QUÉ NO HA HECHO EL DIABLO? Por Joise Morillo

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El mundo en general se ha viciado por la avaricia, la codicia desmedida, y la poca capacidad de entender la verdad de la naturaleza humana; que tiende, a emprender toda clase de inquietud en función de haberse de fama gloria y poder. No obstante, siempre habrá la denuncia en contra de esa vanidad por parte de un sector contemplativo en busca de la paz y la armonía. Goethe (Francia, 1749-1832), hace alusión en “El Fausto” de la vanidad humana, aunada a la querencia del bienestar común y el desconcierto antes planteado.
Por otro lado, el mundo común no ha aprendido que la causa de todos los males no es un agente externo ni celestial; es, el mundo mismo que no cuenta en su precaución con la historia, en los siglos XX-XXI se ha vivido las mismas calamidades y genocidios sostenidos por las huestes del terror de los ángeles de las revoluciones y sus protagonismos de siglos pasados. La diferencia entre las muertes ocasionadas por Pol Pot en Camboya, Por Mao Tse Dong en China, por Stalin en Rusia, por Ho Chi Minh en Vietnam y por Fidel castro en Cuba, es el número y no la causa respecto a las ocasionadas por Robespierre en Francia durante el reinado del terror. La envidia y la codicia que también denuncia Aristóteles (Grecia, 384-322 a. C) en “Política” ha sido una dupla fuerte que ha hecho la impronta de los revolucionarios de siempre y nada hay que diferencie entre los promotores de las luchas patricio-plebeyas y las pretensiones comunistas actuales.
En la canción de Mick Jaeger “simpatía por el diablo”, la diferencia de esta con la avaricia de los revolucionarios y la musa de “El fausto” es que en la obra se pone en juego una interrogante ¿cuál es esa? Y qué respuesta podemos deducir de la misma. La prosa de la canción se refiere a sucesos de la historia del siglo XX. Mick, es Belcebú, Mefistófeles, Lucifer, Satanás; es, sencillamente el diablo, y ¿cuáles fueron esos actos macabros que según tan intensa lírica representan actos endemoniados-perversos? No fueron acaso los asesinatos de personas, de la familia Romanov, niños y sirvientes, ataques a pueblos desguarnecidos, y el pago a sicarios para asesinar presidentes, promover sabotajes con bombas en aviones, etc. Y quienes hicieron estos actos pervertidos o siniestros en contra de la vida humana. ¿es acaso que, los siniestros no son los izquierdistas y estos no son los comunistas?
A mi entender, a eso se refiere Jaeger, el comunismo es el diablo, es el ente satánico que ha sacudido casi tres siglos de historia del mundo. Desde la revolución francesa hasta nuestros tiempos dando lugar a la improvisación política morbosa y mefistofélica basada en demagogia y mentira. Parafraseando al libertador Simón Bolívar:
“tal que ciego robusto que, basado en el poder de su físico, va dando tumbos derivando cada escollo sin nunca lograr algún destino promisorio”.
El infortunio para ellos es la triste celebridad y la miseria de los pueblos que caen en sus redes.
Goethe en sus obras también refleja la miseria humana y el vicio de la corrupción.
En el mundo del intelecto se sostiene, mediante la idea de los antiguos de nuestra herencia filosófica; que, la dualidad entre lo malo y lo bueno representa la impronta de hacer la voluntad de cada quien por efecto de la injerencia entre la buena y la mala conciencia que contiene la mente del individuo. El mayor postor de esa dualidad es Sócrates de Alopece  (Atenas 470-399 a. C.) en su idea se contempla la injerencia de dos genios –uno bueno y uno malo- colocados sobre los hombros del individuo que le soplan al oído los beneficios peculiares que otorgan hacer bien o mal, ambos colocados a la derecha e izquierda, respectivamente.
En el más del común del mundo, sencillamente se determina quien es bueno y quien es malo por efecto de la maldad o la bondad que se observa en la actividad de cada individuo. Bien sea que nace, es inmanente en el ser o se cultiva en la medida de su crecimiento –ámbito- social, familiar etc. Sin embargo, para J.J. Rousseau, Ginebra (1712-1778), el hombre nace bueno y la sociedad lo transforma.
Para Maquiavelo, Florencia (1469-1527) el hombre es malo por naturaleza y se comporta con benevolencia en la medida de su beneficio peculiar. O sea, por algún interés donde se observa un altruismo genuino muy lejos de la filantropía.  De esta última acepción, y derivado del conflicto político entre los Borgia y los Médicis de la Italia renacentista; quien sacó la peor parte respecto a la reputación fue Maquiavelo, producto de la propaganda del también político florentino llamado Girolamo Savonarola (1452-1498) quien lo tildó de diabólico, tal peroración le otorgó la macula de que todo lo diabólico supuestamente es maquiavélico.
A ciencia cierta, podríamos consentir en la idea de Wittgenstein, donde el mundo no son las cosas que lo contienen sino los hechos que han sido el motor de su existencia.
Considerando todo lo anterior, el mundo común, conoce la presencia de la maldad como propiedad de quien representa la musa que lo incita; El diablo, Belcebú, Satanás, Mefistófeles, en resumidas cuentas, el maligno. El asunto es, que si analizamos bien este aspecto –tópico- del pensamiento humano, podríamos observar que este Ángel rebelde – según la parábola judaico-cristiana- tiene una actividad que no comulga con el verdadero sentido de la semántica que lo envuelve. El objeto de mi observancia es lo siguiente:   pregunto, ¿a quienes castiga el diablo si es que el fuego eterno no es una recompensa, a los buenos o a los malos? Por supuesto, esta aseveración compete a la crítica de un sujeto compuesto de formas y fondos integrados de conductas perversas e indecorosas donde por lo contrario supone que la maldad es acosada, no por el diablo –o como lo queráis llamar- sino por una supuesta justicia diseñada por el hombre. Lo irónico es, que la imagen creada de la justicia es siega. Válgame, Dios. O sea, que si no existiera la inhibición de los jueces en los juicios incoados a personas parientes de estos. ¿Qué resultaría?
En nuestra América latina, el diablo, en vez de haber incidido en la voluntad y la conciencia de muchos mandatarios de los países, este, ha sido secuestrado por los adláteres y cancerberos de los mismos para hacer de sus pueblos un infierno de fieles inocentes e ignorantes de lo más elemental de la política. Además, estos agentes de la discordia y el caos cuentan con la ayuda de asesores acólitos que reciben ayuda crematística de estos mandatarios mecenas y pródigos quienes despilfarran los erarios de sus naciones para mantenerse en el poder mediante la compra de consciencias y secuestrar los demonios que utilizan para expandir el mal.
No es para menos saber que han hecho estos secuestradores del diablo.
La obra de Maduro en Venezuela es producto del secuestro de consciencia de este ser diabólico por la injerencia de otro genio más perverso y criminal, el difunto Fidel Castro, quien estuvo elaborando la miseria para su país (Cuba) durante más de 50 años, para luego dejar su obra como herencia al también nefasto secuestrador del diablo, Raúl Castro (el chino). Otro secuestrador de consciencia es el criminal de guerra Daniel Ortega en Nicaragua. Esa obra no cesa y los avernos están en Sao paulo (Brasil) en Puebla (México) etc. Las finanzas se manejan mediante el Alba, Petrocaribe, la estrategia conspirativa compete a las Brisas bolivarianas promovidas a todo pulmón por otro diablo, Diosdado Cabello (PSUV) de Venezuela. Otro que se perfila en la punta de esta carrera infernal es Gustavo Petro (terrorista, guerrillero del desaparecido M-19) Colombia.
Ejemplos de acólitos que disfrutan de la obra de este mecenazgo prodigioso, no del diablo sino de los secuestradores del diablo –denunciados por Patricia Poleo- son: Piedad Córdoba, Pablo Iglesias, Diego Zapatero etc., quienes han recibido incluso, licitaciones y propiedades de minas de metales y, paremos de contar. Empero, ese secuestro no se limita a nepotes y testaferros solamente, en este secuestro de diablos se involucran: ministros, empresarios, periodistas y toda clase de enajenado mental que se ha dejado llevar e hipnotizar por el canto de sirena de las hidras del averno (infierno), el socialismo-comunismo, ahora llamado progresismo, peyorado por los politólogos desapasionados como: “pobresismo”.
Lo que ha hecho el diablo en este caso es: castigar a los buenos, a los pueblos para que los malos disfruten de su narcisismo maligno sádico y opulente.

Joise MORILLO
Kaojoise @gmail.com
Venezuela USA

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