En un vídeo de tik tok una influencer colombiana emite una visión del amor que -supuestamente- profesaba Jenny Westphalen a su marido Karl Marx. Lo que resulta ser una enfocada apología donde se hace énfasis de haber sido una mártir revolucionaria, incluso sufrir exilio por él. Además, como apología, pretende solapar la tolerancia miserable que ésta mujer presentaba por su idolatrado marido.
Si, es cierto que vivió exiliada -voluntaria-, junto a Marx durante mucho tiempo compartiendo su devoción y la ideología que comulgaba con Marx como teóricos revolucionarios socialistas en inglaterra.
No obstante, como resentidos sociales envidiaban la posición de las clases altas y privilegiadas del gobierno de su país, incluso la de sus propios padres, fueron el ejemplo clásico aristotélico de una de las causas de las revoluciones en “Política”, la envidia. O sea, eran unos parricidas, odiaban todo lo que olía a iniciativa privada; ambos, ella y él nunca trabajaron, vivían de sus padres y estudiaron en los colegios más caros de Prusia, Marx usufructo de su madre hasta los 35 años que se tuvo que hacer cargo de Jenny von Westphalen a quien su padre, el rico industrial Barón Ludwing Von Westphalen desheredó porque pretendían casarse e irse vivir en su casa como sanguijuelas.
Luego de esto, un amigo le ofreció un cargo de profesor a Karl en una escuela a dos casas de la vivienda que ocupaban y lo despreció porque -supuestamente no le permitía el tiempo para desarrollar su bodrio literario -Das Kapital-. Eran unos holgazanes completos, los apresaron a ambos por revoltosos tira piedras. Como no los aceptaban en los periódicos izquierdistas y menos lo de la derecha de Prusia por mordaces y embusteros contra el reich (gobierno). Huyeron del país, nunca fueron exiliados; se hicieron apátridas por voluntad propia, vivieron en Inglaterra donde pasaron sus últimos años -mantenidos como parásitos- del mecenazgo de Frederich Engels, un sifrino, hijo de otro industrial inglés quien no hallaba qué hacer con el dinero que manejaba y su devoción filosófica se fundaba en conseguir fama y gloria, objetivo que le floreció al apologizar y mantener al zángano platónico, Karl Marx y su familia.
Igualmente nombran la mujer de otro resentido pródigo, Wladimir Ulianov Ilich (apodado el Lenin) de la cual no habla pero si dice que fue una fiel seguidora de este holgazán igual que Marx, que vivió de la pensión de su madre por treinta años y, a quien incluso mediante cartas presionaba cuando se tardaba en enviarle el dinero que le tenía asignado.
Aparte, del espíritu socialista, otro vanidoso narcisista dañino de la índole de estos holgazanes de oficio, que nunca recogió un huevo de la finca del padre y vivió de él como pródigo hasta que secuestró a su pueblo y se adueñó de su país, fue Fidel Castro. Convertía en esclavas a sus parejas.
Jenny participó como asesora en el bodrio literario de Marx, Das Kapital. Cuyo contenido es un plagio ideológico derivado de los postulados filosóficos de Hegel y Ludwing Feuerbach condimentado con la interpretación tergiversada de las economías de mercado de Adam Smith y David Ricardo.
Autores que tuvieron su representación de la época que fueron a Manchester a refutar los postulados económicos de la obra del prusio renano.
Por otro lado, Marx tuvo el tupé de llamar: Engreído, canalla, pequeño burgués a Bolívar nuestro libertador latinoamericano, comparándolo con un déspota haitiano llamado Soulouque. ¡Marx hablaba mal hasta de su madre!
Los líderes comunistas tienen el mismo patrón. Se sabe que el líder de por sí, tiene el don de dirigir masas. El problema con estos comunistas es que son todos narcisistas dañinos. Zánganos con aguijón según Sócrates en «La República o el Estado» de Platón libro XIX. Su sistema de liderazgo es el del Déspota, tirano. Siendo los postmodernos luego de la revolución francesa inspirados -que curioso- precisamente por el manifiesto comunista de Marx y Engels de 1847-48 que invita a fundar el despotismo de proletariado igual que La ilustración de Voltaire -tergiversada- por Catalina la Grande quien asesorada y mecenas de François-Marie Arouet (Voltaire), decía todo para el pueblo pero sin el pueblo. ¿Qué les parece?
Lo que no dicen es que por su idolatría en vez de por amor, estas mujeres toleraban toda clase de desmanes y miserias de sus maridos.
Joise Morillo
Venezuela