Balotaje, Vox Populi y el ¿avaSALLE? de un contrapoder soberano. Por Vanesa Brener

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Pasado el balotaje la ciudadanía volvíó a lo suyo, esperando un cambio de Administración nacional y confiando en que todo acontecer vinculado a esto transcurra con la normalidad propia de Uruguay. La nota la dieron algunos dirigentes políticos de la Coalición Republicana que se culparon entre ellos por perder la elección nacional y algún otro líder que demasiado rápido se puso a disposición del ganador, dejando de lado que en su terruño se vienen las elecciones departamentales.

Ahora se viene un período para atender todo lo vinculado a la tradición en Uruguay de políticas de entendimiento o trato nacional. Se viene una Administración nacional de negociación, más que de coaliciones, de gobernabilidad. De hecho, Uruguay tiene práctica; hemos visto coparticipaciones que, por comisión o por omisión, habilitaron políticas de Estado.

La realidad de hoy es que genera dudas qué podrá hacer el gobierno con la correlación de fuerzas que se dan en el Parlamento. Nadie tiene mayorías.

En los hechos, con la información disponible, por ejemplo, en Diputados, la Coalición

Republicana necesitaría convencer a un legislador del Frente Amplio o de Identidad Soberana para alcanzar la mayoría absoluta, mientras la coalición de izquierda debería conseguir dos votos.

La Administración Lacalle Pou necesitó de una coalición para cumplir sus metas; ahora iríamos hacia un espacio de gobernabilidad, por lo menos para el primer período de gobierno, que es cuando se impulsan modificaciones fundamentales o las leyes básicas del proyecto País, como la Ley de Presupuesto Quinquenal. Un detalle no menor es que para construir gobernabilidad se necesita actitud y cultura política.

Definirán las disociaciones o las asociaciones de la izquierda y la derecha, una con un énfasis más social y la otra con más vehemencia en lo económico, ya que hay asuntos para acordar y negociar prioridades. Esto sin desmedro de que el diálogo siempre debería transcurrir con base en la fortaleza de las instituciones más que de la agenda política.

Para la coalición de gobierno los tiempos de pactos políticos y electorales han sido

sustanciosos pero insuficientes, lo que desembocó no sólo en perder la elección nacional sino también en la inscripción del lema Coalición Republicana y en pensar en aplicar, en breve, un frente político con una estructura para su funcionamiento.

El Frente Amplio propone un día y al otro también que llamará a dialogar, con el plus del voto incógnita de Identidad Soberana y Cabildo Abierto, éste último fuertemente crítico con el Presidente Lacalle Pou, al mismo tiempo que el Presidente del Frente Amplio, Fernando Pereira.

Lo que parece claro es que hoy ese «contrapoder» enfrenta contradicciones, resultantes de las distintas concepciones políticas acerca de cómo resolver los problemas nacionales y de la discrepancia al interior del grupo de intelectuales, técnicos y profesionales asociados.

Una cuestión a observar es cuánta importancia se le dará a la voz del pueblo porque el Frente Amplio no ha recordado precisamente que Vox Populi, vox Dei.

En un escenario complejo podría tomar más relevancia Identidad Soberana, liderado por el Diputado electo Dr. Gustavo Salle, pero su comportamiento en las votaciones parece incierto.

El partido «antisistema», que no se reconoce como tal aunque quizás pueda optar por métodos antisistémicos, no encontraría resistencia en el resto del espectro político ante su necesidad.

La incógnita está en sí se comportará como Cabildo Abierto, con quien tiene alguna similitud, inédito pero al fin disruptor. ¿Veremos un avaSALLE en sala en base a sus ejes programáticos?

¿O veremos un Dr. Salle que votaría con sesgo hacia a la ideología que dice mantener y que lo llevó a militar en el M26M un tiempo? Quizás se consolide como un actor de derecha radical, buscando combinar el socialismo y el nacionalismo, para definir un proyecto soberanista e identitario.

En fin, se viene una etapa difícil donde lo fundamental sigue siendo la defensa de la Constitución pero hay desasosiego porque con un Frente Amplio con Bases Programáticas que su propio Presidente electo casi ni menciona y con acuerdos y gobernabilidad a negociar, no se sabe muy bien a dónde va Uruguay y se cumple la máxima, «no hay viento favorable para barco que no sabe a dónde va».

4 COMENTARIOS

  1. Muy buen análisis.
    La opinión de Brener siempre es un diferencial; antes de la veda escribió sobre «una batalla cultural siniestra».
    Esperaré por más artículos.

  2. Buena columna.

    Habitualmente leo lo que escribe y postea Vanesa; tiene un «background» interesante y opiniones contundentes.

    Por suerte, después de un tiempo, empezó a escribir de nuevo, Enhorabuena.

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