BARBIE, NO TODO ES COLOR DE ROSA… Por Daniel García

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En estos días circuló una información dando cuenta de resultados obtenidos en estudiantes de nivel universitario, donde algunas evidencias parecen alertar que tenemos un gran problema.

Al mismo tiempo, unas pruebas de ingreso en la policía arrojaron resultados similares en cuanto al nivel de los postulantes, que dejaron preocupación también en otro nivel educativo, ratificación del problema.

Hace varios años que esto genera alarma en las diferentes autoridades, lo que llevó al actual gobierno a introducir una reforma educativa, que tratará de cambiar el rumbo y los resultados en una materia relacionada al futuro nacional.

Los que tenemos algunos años, añoramos los niveles educativos que pudimos alcanzar décadas atrás, cuando no existía una diferencia sustancial con la educación privada, salvo, tal vez, el aprender otro idioma que podía ser un plus.

La llamada “ideología de género” ha invadido casi todos los ambientes, siendo la educación un campo preferido desde donde imponer visiones y estereotipos que buscan modificar pensamientos, ideas, con propósitos bien definidos.

El concepto de que el sexo depende de la auto percepción ha modificado los parámetros sobre una materia compleja de la realidad del ser humano, pero que se ha transformado en un terreno en disputa.

Vemos hoy, una batalla que libran los medios de comunicación y agentes culturales, donde nos abruman con una publicidad sobre las supuestas bondades de calidad cinematográfica y producción de la película Barbie.

La conocida muñeca que ha sido típico juguete se tantas niñas, tomó vida en los cines y se ha transformado en un claro estandarte de esta ideología.

Si bien no hemos visto dicha película, tomamos la crítica realizada por algunos analistas de nuestra confianza, así como pudimos apreciar, algunas escenas ilustrativas de la misma.

Siguiendo la línea de esta nueva agenda de orden “progresista”, el problema a denunciar es el famoso y denostado patriarcado, una especie de gran culpable de todo lo malo que les pasa a las mujeres, una gran conspiración de los hombres que aplastan al sexo opuesto.

Otro especial mensaje que deja Barbie, es que las mujeres, representadas por los diferentes modelos de la muñeca, en sus diversas versiones de posibles oficios y profesiones, han dejado atrás el prototipo de muñecos con los que jugaron las niñas por siempre, o sea los bebés, una alusión al espíritu maternal.

La sugerencia de que la maternidad no es algo deseable, pasa a formar parte del mensaje, que además hoy es promovido por tantas formas, ya casi convertido en un ideal o modelo adaptado por las nuevas generaciones, la película lo define sin vueltas, cuando la Barbie embarazada está fuera del juego y aislada, clarito.

Las aspiraciones de determinadas élites o agendas, hoy de orden mundial, no ocultan sus claros propósitos y objetivos de reducción de la población mundial, en clara alineación con quienes nos dicen, que hasta nuestro ganado es culpable porque contamina con emanaciones de gas metano, cada vez que sus organismos cumplen su función digestiva y de deshechos.

Nuestro país viene mostrando en los últimos años una clara tendencia a la baja en la natalidad, lo que se convierte en un problema serio en un futuro próximo, al que no se le brinda debida atención, si no se consideran sus consecuencias.

No vamos a profundizar en el análisis del filme, ya que no es el propósito de nuestra nota, pero si tomar sus partes medulares para que podamos entender que nos envuelven determinados mensajes, que son alentados para que se lleven a cabo por intereses poderosos y con cuantiosos recursos para ejecutarlos.

El cúmulo de acciones que buscan inducir conductas, costumbres, ideas, inciden claramente en los sistemas educativos, que con planes que contienen estas visiones filosóficas generan ciudadanos con determinadas posturas.

Con esto, queremos volver al inicio, para significar, que los cambios en esos programas educativos, que contengan estas visiones, están llamados al fracaso, darán un panorama sesgado de la realidad, al introducir arbitrariamente un dogmatismo ideológico con pena de sanción si no se acata o si se pretende cuestionar la ideología de género.

Lamentablemente, se comprueba que el gobierno actual, por lo menos a nivel de blancos, colorados e independientes, se alinea con el discurso que la hegemonía cultural de izquierda propone en estos asuntos, sin que existan propuestas diferentes, más bien comparten esa visión. 

Un día sí y otro también algún frenteamplista proclama alborozado el eco que sus propuestas tienen en el gobierno, un gobierno que vino para cambiar y sobre todo lograr un cambio en educación, entre las áreas prioritarias y que poco ha hecho a un año y medio de su entrega.

Muchos intelectuales y agentes culturales han seguido enquistados en los órganos de decisión y eso no es menor.

Consecuencia inmediata, no obtendrán un solo voto a su favor con este comportamiento, ya que estas posturas son típicas de la izquierda y el votante de partidos tradicionales, espera otro tipo de discursos o propuestas. Con esta postura crecen los indecisos y los desencantados de la política que pueden llegar a pagar la multa o votar en blanco o anulado en 2024.

Señores, existe un gran espacio de orden conservador, que pretende mantener tradiciones culturales y que condena claramente este tipo de filosofías o posturas ideológicas, aunque a muchos los seduzcan otras opciones, casi siempre fogueadas por los grupos políticamente correctos.

Esto no es entre “el pueblo o la oligarquía”, viejo eslogan marxista con criterios de división, de envidia. Se trata en cambio de mantener vigentes los valores y principios de nuestra civilización, hoy puesta bajo un ataque demoledor de su principal sustento que es la familia

¿Alguien cree que exageramos, que somos conspiranoicos, para usar un término actual?

Bueno, basta leer los programas de estudio donde se alienta y promueve la agenda de género, sustituto actual de la lucha de clases, donde todos hemos visto videos de cómo se intenta adoctrinar a los más pequeños para que tomen roles del sexo opuesto, se le introduzca a un mundo de temas sexuales ajenos aún a su madurez sicológica.

A que, en seriales, películas, etc., siempre tenga que haber personajes con características de homosexualidad o el llamado transgénero, en un intento de darle características de modelos a seguir o imitar.

A dar amplia difusión y cobertura a marchas y actos donde se exaltan estas orientaciones sexuales, que deberían quedar en reserva para el mundo íntimo de quienes gustan o son afines a los mismos y no ser noticias de primer orden que acaparan la atención de informativos, programas periodísticos y tantos agentes culturales.

Pensamos que el sistema educativo, si pretende generar otro tipo de resultados de los que obtiene hoy, tendría que explorar y dar prioridad a otros contenidos culturales y de valor, en el intento de formación de ciudadanos.

Parece que vivimos en un mundo donde solo valen o tienen trascendencia los derechos, sin que se haga hincapié que también existen deberes y obligaciones, que no es un mundo color de rosa en el que vivimos, que estudiar y trabajar duro es la clave para progresar y buscar oportunidades.  

Buscar oportunidades significa, lo que han obtenido recientemente, estudiantes de liceo a nivel de química, con galardones a nivel mundial, o estudiantes de un liceo de zonas conflictivas, de experimentar con pronósticos meteorológicos a grandes alturas .

Barbie propone un mundo patético de antivalores, que va derecho a la destrucción de lo conocido y del ser humano en particular, al promover modelos de enfrentamiento que siguen una agenda global que nos ha invadido casi sin percibirlo.

Es necesario estar alertas a estas ideas que se han deslizado entre nosotros, se han impuesto por todos los medios y son permanentemente promovidas para ser aceptadas, a cuenta de ser condenados y excluidos si no somos dóciles a su imposición.

No exageramos con esto, las pruebas son abrumadoras, basta saber que aquellos que decimos lo contrario, no gozamos de la necesaria publicidad de hacer sentir la otra campana, piense amigo lector, en cuantos medios escucha hablar o denunciar de lo que aquí decimos.

Si la sociedad y la escuela enseñan antivalores serán los padres y hermanos mayores, los tíos y primos, los que darán la batalla por la sobrevivencia de la familia y por tanto de la civilización liberal republicana que ha sido la perla de la corona en la historia de occidente.

Hay todo un trabajo de prevención para hacer, es necesario estar alertas, sobre todo con los más pequeños, para evitar que sean atrapados por visiones de mundos artificiales, valores no productivos, que les hagan creer que el mundo Barbie es un ideal, sin comprender que no todo es color de rosa. 

Daniel García  

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