CERO KILÓMETROS, PITÁGORAS, ECONOMÍA, CUENTAS Y CUENTOS… Por Daniel García

Recientemente, una información periodística dio cuenta, que, en el año finalizado de 2024, en Uruguay se vendieron 66.000 vehículos 0 kilómetro, una cifra significativa, que podemos constatar al andar en las calles y carreteras de todo el país, algo que nos puede ayudar a entender como marcha la economía en general.

Es obvio que actualmente, existen muchas facilidades desde el aspecto económico, para la adquisición de un vehículo nuevo, basta observar nuestro parque automotor y comprobar, la cantidad de vehículos de alta gama, la variedad de modelos y prestaciones.

Detalle no menor, que los vehículos en nuestro país, además, llevan una alta carga impositiva cuando lo adquirimos, más su mantenimiento, aseguramiento y los tributos de patente, todo lo que no hace, a priori, fácil contar con uno.

Sin embargo y pese a todo, nuestro parque automotor crece y mucho, resultados estos, que el gobierno ha intentado usar, o tal vez razonar, como síntomas de salud económica, la cual debería o podría, emparentarse con una tendencia electoral, en dirección a aprobar la gestión gubernamental como buena.

La macroeconomía, medida en déficit fiscal, inflación, generación de empleos, poder adquisitivo y demás indicadores que la ciencia económica puede desarrollar, han mostrado resultados, que también podríamos asociar con una tendencia positiva.

El gobierno de Coalición, trató de resaltar e insistir en todos esos datos favorables en el transcurso de la campaña electoral, en contraste, un discurso de la oposición que decía todo lo contrario, “el gobierno fracasó”, “aumentó la desigualdad”, “la infantilización de la pobreza”, “no resuelven la seguridad”, “hay más narcotráfico y corrupción”, etc, etc.

¿Y quién ganó? Todos sabemos, que finalmente ganó el Frente Amplio, imponiéndose por una ventaja apreciable, quedando la Coalición en principio, tratando de encontrar razones, explicaciones, errores, estrategias, candidatos, discursos, propuestas, etc., que dieran respuesta al fracaso, algo inesperado por muchos, pero muy real.

Tal vez, en esas consideraciones anteriores, puede haber algunas de las explicaciones, pero, si nadie se cuestiona o pregunta, que, pese a tantos buenos indicadores económicos, igual hoy existen, 1.200.000 uruguayos que votan a la izquierda, con candidatos de pobre desempeño y relevancia, entonces el fracaso tiene asegurado el bis.

Deben existir, razones de índole más profunda, que arrojen luz, para poder entender las decisiones ciudadanas, que contradicen lo que parecía tan obvio para el sentido común.

Entonces, recurrimos al viejo y conocido Pitágoras, que tanto nos ha hecho sufrir en los años de estudio, cuando encontramos la idea principal que animó a este buen señor.

“La idea central del pensamiento pitagórico era, que los números eran la esencia de todas las cosas, de ahí que la escuela se centrara en el estudio de las matemáticas y la geometría”.  

Podemos deducir, que esa idea, de que solo los números favorables que detallan los indicadores, automáticamente harán que los ciudadanos nos confíen su voto, parece quedar sepultada por una realidad en sentido contrario, de ahí que invoquemos a Pitágoras.

Realidad, que de no ser acompañada, por aspectos culturales, educativos, de valores, que defiendan ciertas convicciones, ligadas a historia, tradiciones, costumbres, dejarán áreas que alguien ocupará, cosa que ya sucedió, cuando se le han entregado a la izquierda, hace mucho tiempo, terrenos donde han implantado su hegemonía cultural.

Recurrir a economistas, que nos muestran gráficas, barras, comparaciones de consumo, no parecen ser, quiénes se hayan impuesto, al ejército de intelectuales de izquierda, que han copado las cátedras de historia, antropología, politólogos, sociólogos, artistas, periodistas, etc., que se han convertido en agentes que pautan las visiones a seguir.

Esto es la llamada “batalla cultural”, que como vemos en este caso, ha quedado opacada por la seducción de los números, que marean constantemente a ciertas fuerzas políticas, que en cuanto y en tanto, no entiendan, que deben dar un giro radical en sus políticas, volverán una y otra vez a reiterar sus errores, quedando fuera del poder.

Errores que además, groseramente, han insistido en querer copiar, el camino que siguen los expertos en fracasos, cuando en sus propuestas nos hablan de aumentar el estado, el gasto, el reparto, más ministerios, más funcionarios, más políticas de género o agendas del wokismo, que hoy nuevos gobiernos intentan demoler, como estamos viendo.

Pero el Uruguay, parece posicionarse contramano, de las reacciones a este mundo que se fue contaminando de explotar falsas oposiciones, de hombres y mujeres, ricos y pobres, negros y blancos y tantas diferencias de la propia sociedad.

La llegada de Trump, como de otros líderes mundiales, muestran, que finalmente, hay intenciones de comenzar a revertir esta perversa inversión de valores, que responde a los intereses de élites que buscan imponer visiones contrarias a nuestra Civilización.

La política debe reflexionar sobre lo que acontece, volver a nuestras raíces olvidadas, entender por dónde se debería regresar a las mismas, que implica embarcarse en esa “batalla cultural”, necesaria e imprescindible dar, o quedar varado en un circuito vicioso en el que la izquierda administra a gusto la agenda.

Alguien deberá asumir de una vez, que las ideas de la libertad, deben comenzar a estar presentes, revertir las tergiversaciones groseras de la historia, racionalizar el tamaño y funciones del estado, reestructurar y despolitizar la justicia, estimular la iniciativa privada, adecuar la enseñanza a los tiempos que corren, quitando las ideologías hegemónicas, etc.

En esta ensalada de ventas de 0 kilómetros, datos de la economía y el reinado de don Pitágoras, me afilio a la sentencia de Agustín Laje, quien sabiamente nos dice, “mientras la derecha se dedicó a hacer cuentas, la izquierda hizo cuentos y a la gente le gustan más los cuentos, que las cuentas”.

Daniel García