CON BAJA SEGURIDAD LA LIBERTAD ES RELATIVA: El Crimen Organizado Trasnacional y el Uruguay. Por Antonio Romanelli

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En un reciente artículo nos referimos al fenómeno preocupante que denominamos “convergencia criminal”, en la que organizaciones operan varias modalidades de crimen organizado trasnacional, de lo que Uruguay no está ajeno.  Estamos hablando de organizaciones que inicialmente se dedicaron al trafico de drogas cuya continuidad les ha agregado otras líneas de negocios legales e ilegales. Esto significa una evolución y empoderamiento, generando una urdimbre con ramificaciones difíciles de combatir para los Estados. Pero siempre está presente en mayor o menor medida la violencia en todos los eslabones de su cadena de valor. A menudo, esta violencia se ha visto asociada al accionar del narcotráfico, especialmente de la cocaína. Sin embargo, la consolidación de este tráfico ha dado lugar a una situación donde organizaciones criminales han consolidado redes de contacto y alianzas con otras organizaciones, provocando que las rutas de tráfico y contrabando se superpongan, así como habilitando la aparición de enclaves desgobernados que actúan como facilitadores y potenciadores del crimen organizado. Existen ejemplos claros en nuestro país.

Frecuentemente, muchas rutas del tráfico de cocaína coinciden con aquellas del tráfico de madera ilegal, de armas y municiones, de vehículos hurtados, de cigarrillos, tráfico de personas y contrabando. Las organizaciones criminales tejen alianzas entre sí, de corto y largo plazo, tanto a nivel local como internacional, incluyendo organizaciones terroristas de las que se ha documentado una clara presencia en la región. Este escenario representa un nuevo desafío para los Estados de la región que deberán implementar cambios para enfrentarse con éxito a este fenómeno. Esto implica para el Uruguay, una fuerte transformación de esquemas, estructuras y estrategias para enfrentar este fenómeno. ¿Estamos preparados?  

Cuando hablamos de crimen organizado trasnacional nos  referimos al “conjunto de actividades que llevan a cabo estructuras organizacionales que actúan con el propósito de cometer delitos y lucrar. Las organizaciones criminales pueden ser locales o transnacionales y se pueden entremezclar distintos niveles de organización”.

Las definiciones sobre Crimen Organizado Transnacional (COT) adoptadas por organismos multilaterales como Naciones Unidas y la Unión Europea, coinciden en describir al fenómeno como el trabajo “de un grupo estructurado, que existe por un periodo de tiempo y que actúa concertado, con el objeto de cometer crímenes en busca de obtener beneficios financieros u otros beneficios materiales”. En Uruguay están presentes y existe  más de una organización de este tipo desde hace mucho tiempo basadas en nuestra posición geográfica atlántica de salida de la Hidrovía. Con al alcance fluvial, aéreo y terrestre de las principales áreas de producción de cocaína y marihuana. Ofrece una ubicación ideal para el acopio y proyección de la producción hacia Europa, África y otros mercados, jugando un rol apetecido en la cadena logística del crimen organizado. A esto debemos sumarle las dificultades de controles integrados en fronteras y rutas para moderar la porosidad de nuestros límites configurando un conjunto de vulnerabilidades a las que sumamos la existencia de ciudades limítrofes integradas como Rivera y Chuy, en las que las dificultades de control de los tráficos resultan evidentes. Estas últimas presentan escenarios de cobertura ideal para basar las operaciones criminales organizadas, similares a la Triple Frontera y Pedro Juan Caballero – Ponta Porá (Brasil – Paraguay)

Entonces ¿De qué debemos estar preocupados en nuestro país? ¿Podemos enfrentar a todas estas organizaciones y derrotarlas?

El primer interrogante nos lleva a pensar como podemos prepararnos para enfrentar de la mejor manera posible esta amenaza dinámica, cambiante y continua.

La segunda es una respuesta negativa, aunque como Estado, no podemos renunciar a proteger a nuestra población. La protección es un deber y lo mas sensato, con los medios humanos y materiales de que disponemos. Una opción posible y que proponemos, es generar distintas instancias de resistencia a su operativa desalentando su expansión y desarrollo. Que encuentren en nuestro país un obstáculo costoso que los lleve a desviarse y optar por otras rutas. Eso nos quitaría algo de peso y tendría repercusión en la cadena logística al interior de nuestro territorio y particularmente en las ventanillas finales y sus financiadores.

El Reporte Global sobre la Cocaína de 2023 de la Oficina de Naciones Unidas sobre las Drogas y el Crimen, UNODC por sus siglas en inglés, señala los nuevos Centros Emergentes y en su página 20 lo expresa claramente de esta forma: “El papel dominante de Colombia con sus puertos como punto de partida parecen estar disminuyendo, los traficantes cada vez más aumentan el tráfico de sus productos a través de Centroamérica y otros países de Sudamérica. La Cocaína procedente de Bolivia, país sin litoral, y de Perú es cada vez más transportada a través de la llamada Ruta del Cono Sur por Paraguay y la Hidrovía Paraná-Paraguay. Grupos criminales, a menudo de Brasil, utilizan aviones para cruzar la frontera y luego barcos a lo largo del río hasta el Atlántico.”

Esta es una constatación internacional que se condice con lo que se está constatando desde hace tiempo en nuestro país. En realidad, no teníamos contramedidas apropiadas, porque no tuvimos esta amenaza durante mucho tiempo, pero esto ha cambiado radicalmente y las demoras en articular medidas para su abordaje, nos está costando socialmente, económicamente, en términos de inseguridad y de no tomar medidas rápidas, en corto plazo en las preferencias de inversión y turísticas.

A este problema, hemos propuesto desde Cabildo Abierto una estrategia que ha dado resultados en otros países y a nuestro juicio es la mas alcanzable e idónea. El Objetivo Estratégico es recuperar la seguridad de nuestra sociedad, la protección de sus activos humanos y materiales, restableciendo la convivencia en todos los rincones del país y la percepción de seguridad de nuestra gente y la reputación internacional.

El objetivo operacional es la recuperación del dominio territorial, desarrollando tres capas de seguridad amobladas con medios humanos y materiales. Hablamos de fortalecer y blindar nuestros espacios.

La primer capa es el área de fronteras, donde se requiere desarrollar un Sistema de Gestión de Fronteras integral, que permita alertar, identificar y realizar seguimiento de cargas, vehículos y personas, implementando los controles exhaustivos que permitan proteger el ingreso al país.

La segunda, es en las rutas y vías de tránsito de vehículos, cargas y personas, con controles de verificación de la legalidad y normalidad de la circulación, integrados con los controles de fronteras.

La tercera es la urbana, generando control territorial a través de la Unidades Básicas Operativas, la información obtenida de los medios de gobierno local y de la presencia en el territorio de Unidades Móviles con centralización de operaciones y coordinación local.

En todas, deben existir las Unidades Especiales de Búsqueda antinarcóticos, las que deben tener componentes en rutas, en todos los Departamentos y especialmente en Montevideo, donde debe existir no menos de cuatro, en Canelones, Maldonado y Colonia con no menos de dos en cada Jefatura. No menor debe ser el despliegue tecnológico, implementando al menos cuatro Centros de Operaciones en la Capital, incrementando cámaras, redes neuronales para detectar disparos, Unidades de Drones de alta capacidad diurna y nocturna para orientar las operaciones terrestres. También el empleo de anillos digitales en los ingresos a Montevideo y principales ciudades, en todos los ingresos de fronteras y en puntos críticos de circulación reconociendo matrículas y vehículos con gestión centralizada.

El conjunto de las tres capas de seguridad, una Inteligencia mas desarrollada coordinada regionalmente y el despliegue de mayor tecnología permitirá ejercer una presión importante sobre el crimen trasnacional coadyuvando al objetivo estratégico.

La experiencia actual observando varias acciones y errores, nos ha permitido refinar nuestra propuesta, al tiempo que la hemos puesto a disposición de los tres Ministros por escrito a fin de cooperar con la gestión de la Coalición Republicana en forma responsable. Es nuestra aspiración lograr una reacción oportuna que ayude a mitigar la causa raíz de la mayoría de los delitos y percepción de inseguridad actual.

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