De niños casi todos escuchamos o leímos el famoso cuento de Caperucita Roja y el Lobo Feroz, una pequeña niña que va a visitar a su abuela enferma, para llevarle dulces, que debe atravesar un bosque, previas advertencias de su madre, de que tenga cuidado, no se aparte del camino, se cuide de los extraños y un astuto lobo con hambre.
Caperucita en su periplo se encuentra con el temido lobo, quién con engaños la desafía a tomar caminos diferentes y ver quién llega antes a la casa de la abuela, cosa que el seductor animal logra, entra a la casa de la abuela, a quien se come, toma su lugar en la cama hasta que llega Caperucita, que pese a sus dudas sobre el aspecto de la abuela, es comida también.
Luego un leñador aparece, encuentra al lobo dormido, ve algo sospechoso, abre al lobo y rescata con vida a la abuela y a Caperucita y colorín colorado….
Solo un resumen de este centenario cuento infantil, como anuncio de que el columnista no cambió de rubro, sino que es una breve puesta en escena, que tomamos como punto de comparación, con nuestro acontecer nacional.
Podemos identificar y comparar a los personajes de la fábula, con algunas situaciones del panorama político, si nos adentramos en el bosque nacional, sus actores y hechos.
Venimos analizando, según interpretamos, varios episodios, declaraciones, planes, así como síntomas, que van describiendo la situación, cuando están por abrirse las puertas al nuevo gobierno nacional.
Como en el cuento, Caperucita advertida por su mamá de los peligros del bosque, así como de los extraños, no hizo caso de las mismas, tal vez seducida por esos típicos “cantos de sirena”, en donde el mayor enemigo y depredador, nos habla de “diálogo”, el conocido “talismán” usado por la izquierda para ganar tiempo, sumisión y confusión.
En estos días una empresa multinacional comunicó que se retiraba del país, trasladando sus operaciones a Paraguay y Argentina.
En sus motivaciones indicó que los altos costos, así como los constantes conflictos y paradas de actividades, colocaban a la empresa en riesgo de no cumplir sus compromisos, exponiéndose además, a quedar fuera de competencia en su rubro.
En forma inmediata, aparecieron varios dirigentes sindicales, que en diferentes programas comenzaron a deslindar responsabilidades, tanto como insultar y endilgar culpas a la empresa por su decisión y de paso, cañazo, criticar al gobierno y su política.
Solo en Uruguay, los dirigentes sindicales cuentan con un protagonismo permanente, por el cual declaran sueltos de cuerpo sobre todos los temas, operando como un partido político, son capaces de paralizar actividades, incluyendo esenciales, o estrangular empresas como el caso Yasaki, donde se han contabilizado por cientos los conflictos.
A tal punto, que un reciente testimonio periodístico, nos hizo saber que uno de esos conflictos, fue motivado porque no había mayonesa, un día que la comida eran milanesas, lo que nos inhibe de realizar más comentarios, solo pensar como no se fueron antes y cuando reaccionarán tantos trabajadores que una y otra vez son manipulados.
Pero este sindicalismo apátrida, representando al lobo de nuestro cuento, se sienta con las autoridades electas, para intentar imponer sus condiciones, cosa que seguramente pasará, ya que la propia connivencia, cercanía y afinidad ideológica, es la llave maestra del chantaje, cuya consecuencia es un país anclado, con un futuro como boca de lobo.
Chantaje sobre el partido político por asumir el gobierno, el que obviamente se somete gustosamente, es Caperucita hablando con el Lobo sobre el futuro de la Abuela, siendo en este caso la Abuela, el resto de la sociedad casi por pasar al estómago lobuno.
Yasaki vio venir a Castillo, al pitcnt y su idea maravillosa de pasar a 6 horas, pero seguir cobrando por 8 y desde Japón les dijeron, “nos vamos a Palaguay y Algentina, no quelemos sel la abuelita de Capelucita”.
Pero a nuestra Caperucita, bien roja por cierto, le gusta mucho el diálogo, término que utiliza para mostrarse, cuando no confundirse con el Lobo, el que hábil y seductor, quiere hablar de Seguridad Social, para insistir con la edad de jubilación a los 60 años, revisar el papel de las Afaps, el voto consular o la consolidación fiscal, que viene en la canastita de nuestra tierna niña y no con dulces precisamente.
La “banda” que integra el Lobo Feroz tiene muchos representantes, como el caso de Marcelo Abdala que preside la guarida, sobresale por su sapiencia en todos los temas, cuando nos habla de los presupuestos de ciencia y tecnología, de la industria automotriz, pero sobre todo, cuando insiste con el cambio en la matriz productiva del país.
Detrás de una definición tan significativa, en realidad se esconde un sueño del viejo “Lobo”, el que se ha alimentado del marxismo, con su centenaria consigna de que la famosa plusvalía es tomada por los patrones en perjuicio de los sacrificados obreros.
La cual tendrá una sola forma de ser solucionada, con aquella revolución que ponga en manos de los obreros los medios de producción, los soviets en acción, sueño pitcenetista.
¿Usted no cree, supone que exageramos?
Entonces, no lee ni escucha a estos dirigentes sindicales, que en cada acto lo dicen, en los 1° de Mayo lo explicitan y si le siguen las dudas, en estos actos invitan y hablan dirigentes “sindicales” cubanos, una forma obvia de tomar el pelo a la gente, de quiénes son “campeones del absurdo”.
“Viva Fidel y la Revolución Cubana” gritó Fernando Pereira, ¿se acuerda?
Abdala y el cambio de la matriz productiva, es implementar su socialismo marxista descarnado, el que en razón de su cercanía con la roja Caperucita, el respaldo que da ganar las elecciones y tantos otros lobos sentados en la mesa, dejan a la pobre abuela a merced, de ese con grandes orejas, dientes y boca, como vio la niña en el cuento.
Y repetimos en que se debe prestar atención, a esa insistencia permanente en boca de todos estos dirigentes, cuando hacen alusión al “diálogo social”, un talismán encantador, como hemos detallado en otras notas.
Un arma de la dialéctica marxista, que termina envolviendo a la contraparte, advertencia que la madre de Caperucita hizo a su hija antes de emprender el viaje a casa de su abuela, de que no hablara con extraños, cosa desobedecida por la pequeña y que ya sabemos donde terminó.
“Diálogo, trasbordo ideológico inadvertido”, es el título de un libro del Prof. Plinio Correa de Oliveira, ilustrativo cual manual para entender esta vieja estrategia marxista.
En este paralelismo entre el cuento de Caperucita y la realidad política que se está armando para los tiempos que vienen, encontramos muchas similitudes, las cuales nos hemos tomado la libertad de interpretar y analizar en este juego de adelantarnos a lo que vendrá.
Pero estimado lector, lo de esta empresa que se va, es un ejemplo solamente, ya que debemos comprender que estos actores estarán llevándonos por caminos y bosques difíciles de comprender tal vez, en esa lógica de disfrazarse, engañar y dialogar.
Caperucita, juega como Orsi y el Frente Amplio, en un cambio de roles permanente, el Lobo Feroz, es el Pitcnt y sus aliados, que también se mimetizan y disfrazan como Frente Amplio, pero también logra hacerlo como la Abuela, que representa al pueblo y la nueva oposición, cosa vista en el cuento en su destreza para ocupar diferentes roles.
Lo que vemos es, que Caperucita dialoga con el Lobo, intercambian, planean acciones en un intento de “salvar” a la Abuela, pero sabemos que el viejo Lobo gran estratega, seductor y con objetivos claros, termina comiéndose a la niña y a la abuela.
Tal vez la esperanza esté, en que aparezca el olvidado Leñador, que pondrá las cosas en su lugar. ¿Lo tendremos?…
Daniel García
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Es magistral la forma con la cual quien escribe la nota ,da una clara versión de la política ahora nefasta, ,que tendremos que fumarnos por una izquierda que nunca hizo pie ,en ningún país de los que tuvo el control. Es indudable que no miran x ningún pueblo, sol ellos se venfician de su patrimonio político, cultural y económico ,no es necesario decir como ni donde ,las redes sociales lo dicen por demás sus mentiras les preceden.