DE LA SOCIEDAD. Por Joise Manuel Morillo

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Hay un sencillo concepto que determina como principio, lo que es sociedad, cito: 

 “La Sociedad tiene como objeto principal de la especie humana, juntarse para vivir mejor” (Pedro Barboza de la torre, Venezuela 1917-202, profesor de sociología, abogado. Or masónico)

Para que la sociedad de una nación prospere, su ciudadanía debe ser bien educada de lo contrario será un espectro de la retrogradación y el caos.

Hannah Arendt (Alemania 1906-1975), filósofa, escritora, afirma que en política el poder del gobierno no radica ni en la posesión, ni en manejo de la fuerza mediante las armas –eso es fuerza- sino en la comunión y el apoyo del soberano (el pueblo).  

En relación a esto señalado por la autora alemana tenemos de Ortega y Gasset (España, 1883-1955), ensayista, escritor, de su libro “la rebelión de las masas” lo siguiente: 

“El equilibrio o balanza de poderes es una realidad que consiste esencialmente en la existencia de una pluralidad. Si esta pluralidad se pierde, aquella unidad dinámica se desvanecerá”  

Para el ensayista español (EE) escribir sobre a la humanidad; Urbi et orbi, sea  “a todo el mundo y a nadie”, Hablar de quien no se conoce, es la forma más sublime y más despreciable de la demagogia que fue adoptada por intelectuales descarriados de los años 1750, quienes ignoraban sus propios límites y el espíritu del “Logos” por tanto sin respeto ni precaución utilizaron casi como blasfemia el verbo y en sus discursos olvidaron o descartaron que la palabra es un sacramento.

Considerando lo anterior en función de concebir por conocimiento y propiedad lo que era el mundo europeo emite un concepto de sociedad que relaciona como impronta lo que Europa es. Y dice:

“Sociedad es lo que se produce automáticamente por el simple hecho de convivencia”

Luego admite, que los intelectuales postmodernos olvidaron que un espacio histórico común – en este caso de occidente-  es donde toda la gente se siente como en su casa, y es de su peculio el que la geografía llama Europa.

No obstante, ha sucedido que no solo ha sido Europa la afectada por ese discurso dogmático y alienante que desarrollaron la pléyade intelectual “Descarriada” como la llama el EE, sino también de los “revolucionarios de la desesperación” como le decía “Proudhon a Bakunin y a Marx”. También ha minado la paz de muchos países en diferentes latitudes. Desde finales del siglo XIX y principios del XX ha invadido mediante la propaganda un discurso sofista y demagogo a América mediante literatura y por ideólogos -turistas- que tuvieron acceso a la literatura de tales “alquimistas de ideas” afectando en proporciones considerables la del sur.

En este teatro histórico se ha venido tergiversando un concepto hermoso por su espíritu de convivencia como le plantea EE; de modo que; a lo que se plantea como sociedad se le ha agregado un efecto motor que no comulga con la idea, ni la semántica de convivencia sino como un intento de crear un efecto -político- que no tiene cabida en el espíritu de sociedad, sino que la sociedad le puede utilizar como una herramienta para organizar, ordenar y mantener disciplina en el pueblo o nación a la que pertenece. A este efecto motor le han denominado de principio “Socialismo” el cual es un bodrio creado por estos que llamó alquimistas de ideologías y no de ideas fundamentales que tengan como objeto el bien común de las naciones. Teniendo como particular principio, el desprecio a la propiedad privada y al espíritu de la justicia, en contra del deseo de progreso que tiene una especie de gente cuyo motivo es la voluntad y la iniciativa de producir en función de la evolución de las civilizaciones y de mantener la esencia de sus culturas. 

Estos patrones de sociedad que conciben Barboza de la torre y el de convivencia de Ortega y Gasset, y no el que sugieren o promulgan estos desesperados de las revoluciones del siglo XVIII y XIX, contiene una esfera ontológica que determina unión y concibe un deseo único que a través de la historia ha sido el deseo genuino de la especie humana, principalmente quienes han tenido como consciencia el bien de la convivencia, este deseo es la paz. Tanto dentro de la propia nación como con las de otras naciones, etnias y culturas.   

El motivo del fracaso ideológico de estos intelectuales descarriados, aunque ha persistido como un objeto romántico y de solución política para mantener gobiernos de corte dictatorial y tiránico entre muchas naciones de diferentes latitudes de la tierra ha sido, precisamente, lo que (EE) califica como  “pérdida de pluralidad”. Lo cual no ha sido de espontánea incidencia sino creada mediante mecanismos de coercion y terrorismo de estados adoptados por estos gobiernos para mantener dictaduras. Dicho de otro modo, en los gobiernos de índole socialistas la pluralidad social no existe pues la clase media desaparece  y la pluralidad política también, solo queda la élite que gobierna y los súbditos. Las dictaduras que tienen la inspiración de líderes de esta índole de descarriados o desesperados por poder, como es el caso de adoptar “Dictaduras del Proletariado” no son nada cónsonas con el poder del soberano como lo plantea  Arendt y si; más bien, con el de elites que se apropian de cosas y almas como los patriarcas de la Etruria.

Para estos déspotas mantener sus gobiernos han adoptado tener a sus pueblos sumergidos en la ignorancia, al punto de que la educación que le imparten a la masa proletaria que tanto dicen defender tiene como objeto rendir culto a la instauración de un régimen y sus líderes, sazonada con la instrucción de disciplinas mediocres y obsoletas al estilo del la ilustración de Catalina de Rusia y otros reyes de Europa en el siglo XVIII. En otras palabras “el despotismo Ilustrado” donde se concibe: “todo para el pueblo pero sin el pueblo”.  Contrario al espíritu del triste episodio de la revolución francesa que tenía como eslogan jacobino “Tout pour le peuple, rien par le peuple” todo por el pueblo y para el pueblo, donde nada de esto ocurrió. Nada de solidaridad, libertad y fraternidad tuvo efecto en su efímero desarrollo después del advenimiento del poder de sus líderes.

Ante esta actitud política en contra del desarrollo de las sociedades de las naciones, Maximilien Robespierre  (Francia 1758-1794) uno de los principales líderes de la Revolución francesa (1789), irónicamente, pero con mucha certeza dice:

“El secreto de la libertad radica en educar a las personas, mientras que el secreto de la tiranía está en mantenerlas ignorantes.” 

Joise Morillo

[email protected]

Venezuela

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