En estos días se realizaron actos desde todas las banderías recordando el 27 de junio de 1973, día en que el presidente democráticamente electo y en funciones, disuelve el parlamento. Tal disolución estuvo basada en que el parlamento rechazó el pedido de levantamiento de los fueros de un representante, Enrique Erro, para ser sometido a la justicia Militar por sus vinculaciones al MLN Tupamaros. Es causa de controversia si el hecho estaba entre sus facultades del momento de excepción institucional autorizado, aunque hoy hay una mayoría que lo considera ilegítimo[i]. Este parlamento así disuelto no había votado el desafuero de Erro, quién era, a criterio del Poder Ejecutivo, un probado colaborador de la guerrilla que asesinaba y robaba, secuestraba y lastimaba, decenas de personas un día sí y otro también, desde hacía ya más de diez años en Uruguay. Hay quien sostiene que fue un pretexto, vea usted, piense y decida que creer.
Ese mismo parlamento había votado por mayoría especial de más de dos tercios, el Estado de Guerra Interno, un año antes, más exactamente el 15 de abril, pero de 1972, al otro día de los ataques y muertes del Profesor Armando Acosta y Lara, subsecretario de Educación, del Capitán de Corbeta Ernesto Moto, a la salida de su casa cuando iba a trabajar uniformado, del Comisario Oscar Delega y Agente Carlos Leites, cuando se trasladaban en un auto policial a cumplir sus funciones. Cuatro de las más de ochenta muertes adjudicables al MLN Tupamaros. Héroes olvidados de una república malagradecida con su sacrificio, muchas veces involuntario e incluso, algunas veces, completamente inocente y ajeno a los hechos.
Ejecuciones por error, cuando no decretadas por tribunales revolucionarios sumarios, ilegales, ilegítimos e ineptos a esos fines. Hoy se enseña en los liceos una verdad a medias, deformada y malintencionada. Aquí todos tuvimos una cuota de responsabilidad. Veamos que hablamos.
Nací en los cincuenta y tantos. Por tanto, fui un joven testigo de estos hechos y quiero testimoniar mi opinión ciudadana, como la del que no pertenece a bando alguno. Pienso que es mi derecho. Lo haré investigando, por boca de otros que eran más grandes en edad y estaban más cerca de donde surgían las decisiones, agregando si corresponde, mi opinión fundada como ciudadano y testigo desde esa óptica histórica, los niños también oímos y nos asombramos y los recuerdos quedan incrustados en nuestras almas. Juntando parches, entendiendo pedazos como de un espejo roto, que eso es la historia de esa época para mí. Ver la imagen como se ve hoy, no como fue, eso también ocurre, es natural que así sea. Nunca más será posible, ni como eslogan ni como hecho, saber la totalidad, solo intentaremos comprenderlo, aprender de nuestros errores. Y lo abordo desde todos los ángulos, buscando hacer un aporte a la memoria y porqué no a la historia, que ya es hora de que entre en escena. Bienvenida ilustre Señora, cuanto la hemos extrañado. Esté cómoda entre nosotros. La estamos honrando.
Desde Setiembre de 1971 se había encargado a las Fuerzas Armadas la conducción de la lucha contra la guerrilla tupamara. En diciembre de ese año se creó la ¨Junta de comandantes en jefe¨ y ¨El Estado Mayor Conjunto¨ de manera experimental que sería confirmado por decreto de diciembre de 1973. En 6 de septiembre de 1971 se había producido la fuga de 106 tupamaros de la cárcel de Punta Carretas, junto a cinco presos comunes. La dirigencia completa del MLN quedó libre y fortalecida por la atrevida operación, concretada con ayuda de los propios carceleros. Queda claro que, frente a la escalada tupamara, el poder ejecutivo y el parlamento intentaban reaccionar para frenar las acciones cruentas y violentas que asombraban a un pueblo pacífico que deseaba disfrutar su libertad bien ganada.
Abril del 72 fue un mes bisagra, Uruguay despertó de su letargo y entendió por fin, que el futuro de la democracia estaba en riesgo. El país ya no volvió a ser el mismo, la sociedad idílica donde el que hacía bien las cosas vivía bien y el que quebrantaba la ley iba preso, desaparecía y desaparecía también la esperanza de volverla a construir. Surgía la grieta. La tacita de plata se quebraba para siempre, al menos esa era la sensación que prevalecía. La Suiza de América se volvía una segunda Soweto llena de odio, angustia y dolor. La prédica castro comunista impulsada desde La Habana, había hecho carne en algunos cuantos jóvenes y muchos socialistas se sumaban al descontento que nos estaba ganando desde 20 años antes, cuando Europa destruida por la guerra era nuestro mejor destino de exportación. La caída de las ventas de nuestros principales productos generaba una debacle en una economía altamente dependiente de tres productos, carnes , cueros y lanas, que nos empobrecía. Estados Unidos y la URSS estaban en su Guerra Fría, caracterizada por conflictos de guerrillas provocados y financiados por ambas superpotencias, fuera de sus fronteras, con el fin de aumentar su poder geopolítico y estratégico global. [ii]
Hubo cuatro muertos aquel 14 de abril de 1972, y muchos heridos en los atentados, entre ellos la esposa y la hija de Acosta y Lara. Unos días después mueren los cuatro soldados del batallón 13 de Infantería, el 18 mayo de 1972. La república era herida de muerte y agonizaría un largo año más aún. Las fuerzas armadas hacían su parte, pero faltaba una acción conjunta de los representantes políticos. Para fines de mes de diciembre de 1972, los principales dirigentes de la guerrilla tupamara estaban presos nuevamente. El MLN descabezado, sin sus líderes, cometió los peores errores estratégicos y tácticos de esta guerra, conocida como guerra sucia. La inteligencia Conjunta de policías y militares de las tres fuerzas descubre conexiones del Frente amplio con los tupamaros. Las fuerzas del orden piden el desafuero del sospechoso, Enrique Erro. Blanco, reclutado por el partido comunista, a Erro no se le levantan los fueros, por falta de pruebas firmes, según declaró Ferreira Aldunate en esos días. El parlamento, con esa acción, le ató las manos a su presidente y puso en riesgo la conducción de la lucha subversiva toda. Los blancos pedían pruebas que no se podían dar, por ser parte de la necesaria reserva que la producción de inteligencia requería. El presidente decide disolver las cámaras legislativas, y convocar un consejo asesor, denominado ¨consejo de estado¨. Dos años más tarde Bordaberry quiere disolver los partidos políticos y es destituido por los comandantes militares, iniciando un período a cargo del Dr. Demichelli y el Dr. Aparicio Méndez y a la postre el Tte. Gral. Gregorio Álvarez, como los cuatro titulares del Poder Ejecutivo en esos casi doce años.
Los Militares llamaron a este período el ¨proceso cívico militar¨ y fue un período con aspiraciones refundacionales, con mucha obra pública y de infraestructura edilicia, con la idea que se estaba construyendo un nuevo Uruguay, sin corruptos y con más justicia social. Cuando se quiso lograr el aval de la población, el pueblo ejerciendo su soberanía habló. Sesenta de cada cien votantes rechazaron el plebiscito constitucional planteado por el gobierno de facto. El gobierno reconoció el rechazo de las urnas y la salida se dio finalmente en 1985, con la restauración democrática bajo la presidencia del Dr. Julio María Sanguinetti.
¿Qué dijeron de este aniversario 50 los expresidentes y que dijo en su momento Wilson Ferreira, que sin ser expresidente fue uno de los constructores de la paz que gozamos y de las guerras que sufrimos, respecto de lo ocurrido? Rescato sus dichos como lo que son y fueron, representantes elegidos que hicieron su parte y nos trajeron acá, para bien o para mal. A Ferreira lo traigo porque renunció a ser la mecha de una nueva guerra y se erigió por ese hecho, en un héroe de la Paz del 85, a mi criterio, y tuvo la grandeza de no sacar partido de la situación creada, cerrando su vida con un liberalismo patriota, a ultranza, desprendido y grande, que lo caracterizará por siempre.
En aquella sesión última, previa a la disolución, la suerte estaba echada. No hubo cuórum, pero hubo sesión, en una caricatura de la desobediencia civil que nos inundaba. Ferreira empieza suave su última intervención y arde luego en un grito de viva el Partido Nacional[iii]. Hubo varios que vivaron a sus partidos ese día. No fue un viva la Patria, todavía no, no podía ser, era ya un exiliado, todavía debía ir a las Galias y luego cruzar el Rubicón.
Decía Wilson, aquel 27 de junio de 1973, en la madrugada, palabras más o menos:
¨Si este proceso de golpe llegara a culminar, a Bordaberry y a sus cómplices los juzgará la historia y esto es verdad, pero debe agregarse que antes, éste nuestro pueblo oriental de hoy va a exigir su responsabilidad y hacerla efectiva, contra los culpables del atentado y sus cómplices. Si ello llegara a confirmarse, nuestro Partido Nacional se considerará en Guerra contra el Señor Juan María Bordaberry, enemigo de su pueblo.¨
Antes, esa misma tarde del 26, Ferreira hizo uso de la palabra en la coordinadora del cerrito, donde habló largamente. Tomo ahora solo algunos extractos y dejo la referencia completa del discurso[iv]:
En un momento dice que es difícil creer que haya gente capaz de jugar los destinos del país a la suerte del Señor Erro y que, si hay acreedores en la relación con el señor Erro, este es el Partido Nacional.(minuto cinco del video referenciado), aclara que fue la deserción de Erro la que privó de su victoria al Partido Nacional en las elecciones del 71. Me pregunto yo, qué hubiera pasado si hubiera ganado Wilson las elecciones, aunque mi pregunta no tenga validez histórica.
En otro momento habla de que Bordaberry quiere destruir a los partidos, aludiendo a la idea conocida de Bordaberry de iniciar una nueva era política sin los partidos tradicionales, que fue, a la postre, la causa de su destitución en 1976. Ferreira sostenía que el Uruguay se había quedado sin partido colorado por el accionar de Bordaberry. En otro momento expresa: ¨El tupa, es un Pacheco que milita en otras filas, es una expresión de auténtica falta de fe. ¨ (min.14). Demasiado profundo para una columna, lo dejo para su reflexión, querido lector.
Refiriéndose a las Fuerzas Armadas dice Ferreira que, si los militares no saben defender la gloria de las armas de la patria, ellos , el partido nacional, se las van a defender, porque al fin de cuentas las fuerzas armadas son la imagen de la historia de los orientales. (min.16). Agrego yo aquí y ahora, que la inmensa mayoría de los integrantes del Ejército han sabido cumplir sus juramentos en estos cincuenta años. Solo una veintena de detenidos desaparecidos, son el triste saldo de una guerra sucia donde los Tupamaros y sus grupos afines, asesinaron a más de ochenta uruguayos, varios absolutamente inocentes. Los presos militares han aceptado su pena, no como los tupamaros que escaparon varias veces de los penales donde se hallaban recluidos vía operación abuso u operación paloma. Los tupamaros no solo no aceptaron su castigo, sino que mucho negaron y aún niegan sus culpas y cobran pensiones todos los meses por lo que hicieron y su ética les permite que la cobren sus hijos y nietos, por una decisión tomada por Vázquez a quince días del cambio de mando, en 2020. Vergüenza ajena.
Aceptar la pena es también un deber militar y no implica estar de acuerdo con la condena, es parte de una ética profesional castrense. En espera de una decisión institucional y legítima que los libere y ponga la balanza en el fiel, de una vez y le ponga la venda a la otra ilustre dama. En honor a Ferreira habría que hacerlo. Mujica así lo ha expresado más de una vez, también. En los verdaderos protagonistas hay conciencia de que las culpas fueron repartidas entre todos. Ese es el origen de la amnistía del 85, que tanto persiguió y que logró aquel primer gobierno, pero quedó renga la amnistía y se nota, hay una generación de jóvenes abrevados en odio que no entienden la cuota de culpa que les cupo a sus abuelos.
Ahora copio textualmente a Ferreira porque el texto que sigue es de una claridad y de una capacidad premonitoria digna de un dirigente que conocía muy bien la mentalidad uruguaya y dominaba su tiempo:
¨…Y por otro lado , esta tarea está hoy facilitada por una pérdida de fe de quienes les salieron a llenar los oídos de los militares con consejas y admoniciones, proclamándose únicos depositarios de la lucha por la justicia social. Al fin de cuentas ustedes saben bien que estamos al borde de un Golpe de Estado, a horas, a minutos de la Instauración de una dictadura militar y que, si no quisiera el partido comunista y la CNT, aquí no habría dictadura militar¨
Ferreira se volvió a referir al peligro de un sindicalismo politizado e infiltrado por el comunismo, a la vuelta de su exilio, en 1984. En su discurso en la explanada en junio de ese año, sabiendo ya que no podría participar en las elecciones nacionales, decía:[v]
¨Nosotros queremos que nuestro partido esté presente en todos los aspectos de la vida social. Nosotros no vamos a permanecer ajenos a la vida sindical, permitiendo que otros, que otra gente controle políticamente los sindicatos. Nosotros nos opondremos terminantemente al afán de producir compañeros políticos nuestros en la vida sindical, cuando no puedan invocar otro título que el de militantes políticos. (“A 30 años de Wilson en la Explanada Municipal, luego de ser liberado de …”,Sitio web del Partido nacional) Porque al sindicato no se entra ni de blanco, ni de colorado, ni de comunista, ni de frenteamplista. Al Sindicato se entra de ladrillero, de obrero de la construcción…¨
Efectivamente hubo en el partido comunista un grupo de dirigentes y dentro de ellos dirigentes gremiales y sindicales, que estaban esperanzados que el advenimiento de los militares les permitiría disfrutar una cuota de poder que, se les antojaba imposible de otra forma. Se les llamo los peruanistas. Pero el peruanismo en Uruguay solo vivió en la mente de algunos tupamaros y comunistas.
Trajimos a Ferreira a esta columna, porque nadie pinta con más claridad, se me ocurre, ni más autoridad el perfil anticomunista del partido nacional, ni nadie subraya de mejor manera los daños que producen al sistema democrático los desbordes del poder sindical. El lugar del sindicalismo es el ámbito del trabajo, como el lugar del militar es la defensa de la soberanía nacional, bajo el mando superior del poder político.
La próxima semana abordaremos los cincuenta años del Golpe desde la perspectiva de todos los expresidentes, incluyendo los que ya no están. Finalmente daremos algunas ideas fuerza a manera de conclusión.
Pluma Blanca
[i] https://blancoscoronilla2020.blogspot.com/2023/06/50-anos.html
[ii] https://www.youtube.com/watch?v=XywiQq_kZwk&ab_channel=canal7santiago
[iii] https://www.youtube.com/watch?v=2mo6oC5KGlk&ab_channel=defog%C3%B3nenfog%C3%B3n
[iv]https://www.youtube.com/watch?v=oy72rksIqD0&ab_channel=SergioArias-Moreira%28SergioAmore%29
[v] https://www.youtube.com/watch?v=eyJiJNPOfzw&ab_channel=FundacionWFA