EL ARTE DE DEBATIR.( I ) Por Tilio Coronel Grillo

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Quien se interese por la Estrategia, ha de interesarse por la Oratoria, de forma de  expresar sus ideas y en articular llegado el caso, un debate.

El debate es la discusión en la que dos o más personas opinan acerca de uno o varios temas y en la que cada uno expone sus ideas y defiende sus opiniones e intereses.

En un debate, se debe visualizar  un punto básico: Los argumentos a favor son «pruebas» y los que están en contra son «objeciones.»

Por los primeros, se intenta demostrar la validez de las afirmaciones o argumentos de nuestra  parte.

Por los segundos, se  intenta mostrar  los errores de la contraparte.

Hacer triunfar los  argumentos propios y refutar los del adversario es   lo fundamental durante el evento.

Así entonces, se debe determinar primero las pruebas «en pro» y «en contra» y luego las objeciones «en pro» y «en contra», siguiendo el siguiente esquema:

1.-

Afirmar la misma cosa de diferentes maneras. Al censurar, buscar algo que aprobar y al  aprobar, buscar algo que censurar. Ceder en un punto de importancia secundaria. Admitir la proposición  y negar la consecuencia.

De cada veinte argumentos no hay ni uno solo que pruebe en absoluto, sin posibilidad de equivocarse, lo que debiera probar. Resaltar los inconvenientes del extremo contrario.

2.-

Distinguir las diferentes partes de un asunto,prescindir de lo que no conduzca al fin que perseguido. Para sacar conclusiones, hay que  apoyarse en los argumentos que tengan influencia sobre la cuestión en debate.

3.-

Cuando no se  tenga razón, emplear expresiones amplias y generales, porque son equívocas. Multiplicar las divisiones y distinciones lo más que se pueda.

4.-

Si no se encuentran argumento para poder refutar, hacer objeción a una palabra. No conceder nada por simples apariencias o por motivos sin contundencia, ni menos sin motivos.

5.-

Tener en cuenta al orador que oficia de contrincante, su temperamento, los oyentes a quienes se dirige, el discurso y las circunstancias de tiempo y lugar.

6.-

Cuando no se  pueda hacer frente al adversario en el terreno de la lógica, se debe recurrir al ingenio, a la imaginación a la sutileza y a la astucia.

7.-

Recordar siempre que la prueba más fuerte resulta del concurso de varios testimonios independientes e indiferentes, que no tengan motivos o intenciones semejantes.

8.- 

 Aprender a sacar consecuencias verdaderas de principios falsos.

9.-

Se debe recoger la afirmación del adversario en el debate. Considerar luego: si es verdadera, no cambia en nada la cuestión. Entonces se debe demostrar que es falsa.

10.-

Se debe examinar cual de las partes de nuestro  asunto se presta a la discusión firme, cual a la elocuencia y cual a la ironía. El sarcasmo es una herramienta muy útil en esta circunstancia.

Esta es una simple guía para un debate entre figuras políticas y seria muy interesante seguir una «pieza oratoria» de fuste, pero debemos ser realistas.

Ninguno de nuestros políticos, sea de «izquierda», sea de «derecha», se tomará tal trabajo de preparar un debate con esa fórmula dado que la misma es anacrónica y está fuera de época.

E incluso lo de la «pieza oratoria»  concebida como tal cayó  en desuso y nuestros políticos (así lo vimos en la última campaña) recurren más a despertar SENTIMIENTOS en los auditorios, antes que provocar  CONVICCIONES.

También por parte del votante el interés ha cambiado, ya que lo interesa es informarse sin esfuerzo.

Interesa más ver y escuchar y  no tanto comprender.

Y el político del siglo XXI  apunta a que el ciudadano, el votante, reciba la mayor cantidad de información posible, pero en forma de aluvión, de manera tal de no llegar a comprenderla.

De esa forma, es más fácil acceder al gobierno cada cinco años.

Y es más fácil gobernar.