Por: Francisco Berchesi.
Días atrás se promocionó y televisó un programa acerca de algunas lamentables infracciones del Senador de la República Oscar Andrade. Aún más lamentable fue todo el cotillón que lo rodeó.
La previa y los días posteriores fueron de una bajezaa la cual nos tiene acostumbrados la coalición de izquierda y sus neo-representantes.
Al salir a la luz dicha programación, “grandes” compañeros del Senador convocaron a no ver el programa. ¿El resultado? El programa más visto del año para Santo y Seña.
El mismo, trataba sobre una casa que construyó el protagonista en el balneario de San Luis, por la que no ha regularizado los planos y que además mantiene deudas de contribución.
Que una fuerza política se una en esfuerzos públicamente para actuar en contra de un medio de comunicación de forma organizada, me genera algo bastante más pesado que alerta. Fue una reacción y un método bastante comunista, en una coalición con representantes de otras corrientes. Otra prueba de que los sectores moderados han perdido incidencia en el Frente Amplio.
¿Las repercusiones? Obviamente, bajezas y ataques. Lo increíble es que hace unos meses estaban llamando a sala al Director de la OPP por algo que jamás fue una infracción o falta, y por supuesto de un monto menor. Andrade exponiendo verborrágicamente sus motivos, mientras no pagaba los aportes de su casa en un balneario del Este.
Como consecuencia tenemos también las defensas del propio Senador de la República, tras expresar en medios de comunicación: “mis ingresos van a seguir siendo los de un albañil”, faltándole el respeto a todos quienes ejercen tan noble profesión, no por lo que gana un Senador, sino por el engaño y la victimización. También expresó: “no me digan que se va a fundir la intendencia por unos pesos”, como si ese fuera el mayor problema de fondo.
El desprestigio de la política y los políticos frente a la sociedad, que es de larga data con ejemplos en todos los partidos, se alimenta de gente como Oscar Andrade. No entienden, que son representantes del pueblo y también símbolos.
Como Senador, es uno de nada más que treinta en todo nuestro sistema político, de ahí lo simbólico… son una institución. Por tanto, deben ser antes que nada ejemplo. Después veremos su asistencia a la Cámara y Comisiones, los proyectos presentados y votados. Antes que nada, la casa en orden.
Parece ser la mayor virtud de la oposición, otrora oficialismo: actuar impunemente, faltos de consecuencias y sobre todo condena social. Nada los afecta.