En su reciente libro «Cuba, de eso mejor ni hablar», el escritor uruguayo Carlos Liscano expone la falta de libertades en la Isla y la existencia de la dictadura del partido comunista durante más de sesenta años.
MADRID, España.- “Cuba es un país muy pobre y no a causa del bloqueo, sino porque no produce nada. En Cuba no hay libertades de ningún orden. Es la dictadura del partido comunista. Más concretamente: Es la dictadura de la familia de Fidel Castro y de un pequeño grupo de generales y de burócratas que durante seis décadas aceptaron y aplaudieron los delirios mesiánicos del jefe”, apunta el escritor izquierdista uruguayo Carlos Liscano en su libro Cuba, de eso mejor ni hablar.
En este sentido, Liscano abunda en la dependencia de Cuba hacia la URSS, “época en que no se produjo ni los alimentos básicos”.
“El resultado de las políticas de dependencia es que hoy Cuba no produce nada, ni azúcar. No tiene industrias, no tiene cultura empresarial. Su gente ha perdido los hábitos y habilidades de trabajo… Es el legado del Comandante en Jefe, un megalómano que tuvo al mundo por escenario”, señala el también dramaturgo y periodista.
El texto, recientemente publicado por la editorial Fin de Siglo, es la crónica del desencanto procesado por su autor, quien viajara a Cuba en varias ocasiones y se reuniera con el dictador Castro.
Liscano, quien fue director de la Biblioteca Nacional de Uruguay durante la presidencia de José Mujica, sobre una de estas visitas relata: “Entendí en La Habana que, si aquello era socialismo, yo no lo quería para Uruguay. Empecé a entender que la sociedad uruguaya tenía instituciones republicanas sólidas, creadas a lo largo de decenios por los partidos de derecha, y hábitos de convivencia que en Cuba no solo no se conocían; además, el Gobierno cubano no tenía ningún interés en fomentar algo similar en la Isla. Cuando preguntaba por qué no había cooperativas de producción me decían que eso era puro capitalismo. El Comandante en Jefe detestaba las cooperativas. ¿Por qué los cubanos no podían viajar al exterior, como cualquier latinoamericano? La respuesta, como para tantas preguntas, era el silencio, la cara de temor”.
El libro se refiere además a Fidel Castro, calificado por Liscano como “un dictador cruel, que solo dejó discursos”, y denuncia la represión a los intelectuales y a los homosexuales; violaciones que “la izquierda no reconoce”, como tampoco reconoce “el carácter fascista de la represión”.
“Hoy Cuba es un asunto que no se puede tratar con amigos de izquierda. He dedicado los últimos cuatro años a leer sobre Cuba, trabajos de prensa, libros, investigaciones académicas. Cuando intento decir algo, incluso gente que nunca estuvo en Cuba ni ha leído nada sobre la realidad cubana me dice que tengo una visión distorsionada, me hablan del bloqueo, etc. (…) Todavía hay entre nosotros quienes, como hace sesenta años hacíamos los jóvenes de izquierda, a quien se va de Cuba lo llaman gusano. En Cuba, además, como si el país fuera un gran cuartel, a los que se van les dicen desertores”, escribe Liscano.
Carlos Liscano ha publicado más de cuarenta títulos, entre ellos: La mansión del tirano (1992), El camino a Ítaca (1994), El furgón de los locos (2001), El escritor y el otro (2007), Oficio de ventriloquia. Relatos 1981-2011 (vol. 1 y 2) (2011), Escritor indolente (2014), Vida del cuervo blanco (2015) y Los orígenes (2019).
Recibió la orden de Caballero de las Artes y las Letras por el gobierno de Francia. Sus obras han sido traducidas a inglés, francés, portugués, catalán, italiano, árabe y sueco.
Fuente: CUBANET