Deriva de αἴσθησις, sensación
Ferrater Mora citando a Kant afirma:
“En la ‘Estética trascendental» así entendida, considera Kant, en primer lugar, la sensibilidad separada del entendimiento y, en segundo término, separa de la intuición todo lo que pertenece a la sensación, «con el fin de quedamos sólo con la intuición pura y con la forma del fenómeno, que es lo único que la sensibilidad puede dar a priori’”
La estética tiene como característica un poder enorme de llamar la atención de quien tiene alguna clase de contacto con el objeto abordado. Es el poder de las cosas de impactar la sensibilidad del individuo de cualquier especie animal. De lo cual, la especie humana ha hecho con la fortaleza de la ciencia y el poder de la filosofía un objeto de análisis.
El medio impactante es el estímulo, el cual puede ser visual, táctil o sonoro o la combinación o mezcla de todos y, de lo cual no se debe descartar otras sensaciones producidas por agentes de otras índoles, materiales y no materiales. O sea, físicas o metafísicas. Hay quienes sujetos a audacias producen estéticas que parecen etéreas siendo las más de las veces truculentas.
Este inmenso impacto contempla sensaciones tanto de admiración como de repudio, de desprecio, asombro, curiosidad, suspicacia y una gama numerosa de sensaciones ligadas al carácter o temperamento del individuo, educación y vínculos con su entorno como: piedad, solidaridad, misericordia.
A esto se unen elementos característicos de la mentalidad del individuo teniendo como fundamento principal condiciones especiales del estudio de la psicología donde intervienen casos de atención como la estética que se desarrolla por efecto de impactos traumáticos los cuales producen sensaciones que al individuo sano no le producen.
Sin embargo, el poder de la estética no es discriminante derivado de la intensidad del estímulo, mientras más fuerte mayor será el impacto. Esto quiere decir que la estética es directamente proporcional al estímulo, cualquier individuo puede ser afectado positiva o negativamente por un poderoso estímulo sensitivo.
Con objeto de la investigación filosófica tenemos de principio la admiración que producen los conceptos emitidos en obras como el Banquete, donde incluso pensadores como los amigos de Sócrates se sorprenden con la conclusión o concepción del amor emitida por el sabio. De la misma forma nos aborda una sensación de sorpresa al definir en la República o el Estado el conocimiento sensible y el inteligible. Por ende, se debe aceptar un aporte estético de enorme calidad y sin lo fútil de lo inservible y más bien con fundamento válido por la calidad del discurso.
Para él la estética de lo bello es aquello que genera una idea de orden y armonía, pues, los seres que la constituyen, producen con sus praxis el bien y lo bueno. No tiene alternativa como otras sensaciones, ni cualidad, ni cantidad, es original, siempre es bello. La sabiduría es bella, la estética de la ignorancia es el mal que produce
Más reciente relacionado con el conocimiento válido, tenemos la concepción de aprendizaje que postula Bertrand Russell, su magnitud y poder radica precisamente en algo que de inmediato se percibe como sencillo, su poder radica en la certeza de que se aprende por lo que se lee, se observa y se escucha. No es para menos tener en cuenta el estímulo que tuvo Albert Einstein por parte de su tío Pietro cuando le demostró lo importante de la regla de tres en matemáticas.
De intermedio tenemos la experiencia que trasciende en el pensamiento de Kant. O sea, no basta con el poder de la intuición pura que produce un discurso probable, es necesario observar la evolución del experimento (empirismo) y obtener el mejor de los resultados para poder emitir un concepto que trascienda. En la medida de su certeza y validez está su trascendencia estética. De otra forma, o sea no sentida -digamos en carne propia- lo que no produzca sensibilidad su legado queda en algo menos que en la duda.
En otras palabras, al no haber ni siquiera duda o curiosidad no hay estímulo. Por ende,
No hay estética.
Pongamos por caso la sensación que le producía Wagner a Nietzsche antes del impacto musical que deterioró su amistad ¿no fue más fuerte el impacto de la lírica que la sensación que le producía la música?
Entre ellos no valió ni el vínculo ni la amistad que les unía para que la idea acerca de sus preferencias políticas y teológicas no surtieron el efecto que deterioró su relación de amigos. Pero si la estética del discurso emitido por la pompa nacionalista en la lírica poética de sus composición titulada Richard Wagner en Bayreuth.
Actualmente el éxito que han tenido artistas pop como los que interpretan: Reguetón, rap, Hip hop y otros como kpop, no es la cadencia, ni la armonía, ni la síncopa de su música ¡es lo burdo y lo grotesco en algunos casos y lo cómodo de interpretar de sus líricas, de modo que ha impactado en la preferencia de algunos sectores de la sociedad. Ese mismo poder de su estética; sin embargo, ha ocasionado un gran repudio en otros sectores con diferentes preferencias.
La escogencia del miss y Mr. Universo anual ha tomado la iniciativa de un creciente demográfico que determina valores cuya estética es la capacidad de los concursantes de interpretar y proponer soluciones ante los avatares de la vida cotidiana, el impacto de sus respuestas forman parte de las medidas que dan mérito al ganador.
En política el más elevado valor estético lo disfruta o determina la democracia basado en la comunión de su impronta y el mérito de su praxis -poder del pueblo- significa la mayor intensidad de voluntad para decidir el destino político de una nación. La estética de la tiranía contempla la decisión de un solo ente la prosperidad o el fracaso de un Estado.
En última instancia compete a las cosas no muebles, la belleza de la arquitectura, de la escultura, del arte de la pintura, de los aparatos de la industria y doméstico, de los automóviles etc.
Del hombre y de lo que este produce.
Joise Morillo
Venezuela.
