GRITO DE ASENCIO -La Admirable Alarma-

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1811 – 28 de febrero – 2025. Por Mario A. Menyou.

El tiempo transcurre implacable para las cosas vivas. Vegetal, animal, vertebrado o invertebrado, unicelular o multicelular, todo está condenado hacia su fin; pero lo rescatable de todo tiempo vivido es lo que cada cosa deja tras su paso, madera y leña los árboles, cuero y alimento los animales, experiencia y civilización los humanos.

Y así hoy, a más de 200 años que un puñado de patriotas se congregaran para gritar ante sus parroquianos y todo el que pusiera oídos a sus propuestas, esas ondas sonoras siguen recorriendo el éter, anunciando al mundo que un Pueblo oprimido estaba por lograr su libertad.

De hecho, historiadores nos han dejado testimonios donde se identifican sus principales promotores: Venancio Benavidez y José Pedro Viera; donde se produjo, a orillas del arroyo Asencio en el actual Departamento de Soriano. Pero es nuestro Prócer el primero en aquilatar el alcance que tendrá esa manifestación de libertad, al definir en su Proclama de Mercedes, apenas a un mes de producida, denominándola como “La Admirable Alarma”. Ahí el grito se transforma en letras y el papel lo difundirá por todos los lugares y por todos los tiempos.

Al decir de Teresa de Cepeda y Ahumada, más conocida como Santa Teresa de Jesús, “Vivir la vida de tal suerte, que viva quede en la muerte” y vaya si aquellos Orientales que nos precedieron lo lograron. Hoy todos nosotros, pocos como fueron ellos, o muchos cuando se nos necesita, recordamos su patriotismo y somos conscientes que debemos mantener encendida la llama que en Asencio se encendió, para conservar lo que tanta “sangre, sudor y lágrimas” nos ha costado.

Los hechos acaecidos que hoy rememoramos se encuentran en el acervo personal de casi todos los Orientales, dado que se integran a los conocimientos que recibimos desde temprana edad escolar y son objeto de homenaje anual por parte de la Asociación Patriótica del Uruguay, Asociaciones Civiles, Fuerzas Militares y ciudadanos agradecidos con nuestros héroes, los más mencionados como los mencionados y los que aunque poco citados, también tuvieron participación primordial de estos esfuerzos por legarnos la libertad, como lo fueron los Alféreces de Blandengues Justo Correa y Ramón Fernández.

Ante el ardor de las ansias de libertad incontenibles del gauchaje oriental, unos trescientos hombres se congregaron en los últimos días de febrero de 1811 a las orillas del Arroyo Asencio y al grito de “Guerra al Godo” se lanzan a la conquista de Mercedes y Santo Domingo de Soriano, dando inicio a la etapa conocida en nuestra historia como de Emancipación Oriental.

“Un puñado de orientales, cansados ya de humillaciones, había decretado su libertad en la villa de Mercedes (…) y la primera voz de los vecinos orientales que llegó a Buenos Aires fue acompañada de la victoria del 28 de febrero de 1811: día memorable que había señalado la Providencia para sellar los primeros pasos de la libertad en este territorio, y día que no podrá recordarse sin emoción, cualquiera que sea nuestra suerte”. Esto escribió el General don José Artigas desde su Cuartel General en el Daymán, un 7 de diciembre de 1811, informando por Oficio a la Junta del Paraguay sobre la marcha de la Revolución en la Banda Oriental.

Al decir del cantautor y Docente de Música Ricardo Fernández

Más en su canto al Grito de Asencio:

“Junto a Viera y Benavidez

Cruzó la Banda Oriental

Levantando polvareda

Un tropel de libertad”.

Gestado el movimiento, solo faltó en el momento la figura que consolidara todos los esfuerzos tras la meta definida y como las limaduras de hierro atraídas por el imán, fueron impulsadas las partidas criollas ante la presencia de Artigas. Encabezados “por los sujetos más caracterizados” de cada pago, como él mismo lo definiera, lo fueron rodeando y la figura del Blandengue heroico creció junto con un sentir nacional, que en un principio obedeció a la Patria Grande que soñaban, pero la propia idiosincrasia que los caracterizaba llevó a que lucharan por una autonomía provincial confundida en el lenguaje con la independencia.

Hoy somos independientes, debemos sentirnos así y defender lo qué, quienes sucedieron a los héroes que hemos mencionado y que son también homenajeados en otras fechas de nuestra épica Historia Nacional nos legaron un Estado que se define como:

“Artículo 1º. El Estado Oriental del Uruguay es la asociación política de todos los ciudadanos comprendidos en los nueve departamentos actuales de su territorio.

Artículo 2º. El es y será para siempre libre, é independiente de todo poder extranjero.

Artículo 3º. Jamás será el patrimonio de persona, ni de familia alguna”.

Esto se estableció un 28 de junio de 1830 y se juró el siguiente 18 de julio. La Constitución actual, producto del intelecto de quienes prosiguieron la lucha con la pluma en lugar de la lanza, solo cambia el nombre de Estado por el de República, la cantidad de departamentos por territorio y el término ciudadanos por el de habitantes.

Recordemos esto, pues los que esforzaron sus gargantas para lanzar al viento su grito de libertad, nos deben servir de ejemplo para guitar nosotros también a los cuatro vientos, que seguimos siendo libres e independientes y ya no somos Provincia de nadie.

No pretendemos ser más, ni menos que otros Estados, pero defendemos nuestro derecho de autodeterminación y no debemos someter ni nuestra actual soberanía, ni la posición geopolíticamente privilegiada que la naturaleza nos dio, ni los recursos naturales estratégicos que aún poseemos, por conveniencias políticas e ideológicas del momento.

Esto no lo gritaron los gauchos de Asencio, pero ante las placas que homenajean este hecho, revivo una de las sabias y patrióticas máximas, rememorando a quien vivió de tal suerte su vida, que aún vive entre nosotros:

“No venderé el rico patrimonio de los Orientales, al bajo precio de la necesidad”.