LA CRUELDAD, DIRECTA Y SUBLIME. Por Joise Manuel Morillo

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Los dos ejemplos en la gráfica anexa representan la miseria de los caídos en desgracia política. Principalmente donde el método de mando es el despotismo, ej.: “El ilustrado” y otros de espíritu totalitario que padecen algunos pueblos en la actualidad; donde, el eslogan o consigna de los mandatarios, contrarios a la política del príncipe de Maquiavelo, es:

“Todo para el pueblo, pero, sin el pueblo”

En los sistemas totalitarios, la miseria que padece el pueblo es solapada con la estrategia del pan y circo denunciada en las Sátiras de Juvenal

Descartando las apariencias, los ejemplos de los gráficos están en situación de miseria de formas distintas pero simultaneas, explico:

Mientras a uno le dan orine -por agua- en la celda de una cárcel, al otro lo mantienen con el suministro vital en una supuesta libertad controlada. Así funciona el poder ante los súbditos. Principalmente en regímenes de mucho interés monetario, ej.: en oligarquías o tiranías. El de la izquierda contra el líder opositor. El de la derecha   contra el ciudadano común -aún con apariencia deseable- es un sometido y conformista.

Ambos luchan por la sobrevivencia, el primero víctima de la tortura, el encierro y el hambre cuyo resultado final casi seguro es la muerte. El segundo cuya lucha es acompañada por la angustia, deriva en la ansiedad, el desconsuelo y defraude por las limitaciones para conseguir medios de subsistencia, cae en depresión o estrés, su felicidad se limita a la esperanza en que se cumplan los racionamientos con puntualidad. Los más fuertes agobiados y desesperados por su situación, huyen de tales regímenes o luchan. De escoger esto último y no triunfar caen en la situación de los primeros. Los más débiles padecerán de locura senil o precoz o también estarán proclives al suicidio. Los omisos, desprevenidos y victimizados por el discurso del mandatario y sus secuaces, cancerberos y nepotes son los miserables.

Estos últimos serán los tontos útiles de las dictaduras o los «manejables* de los regímenes populistas.

Al de la izquierda le dan orine como agua en abundancia que quizá no sea de un solo proveedor y, que acepta para mitigar su sed o desprecia hasta morir. El de la derecha  adquiere el agua y goza de servicios públicos a cuenta gotas para mantener una apariencia surrealista y muy lejos de lo que compete a la felicidad.

Ambos ejemplos permanecen sufriendo tratos crueles, directo el primero y sublime el segundo.

En el caso del opresor el poder es  obtenido: o con violencia o con dinero en el sistema oligarca. Y en el segundo sistema político el poder es obtenido por violencia o anuencia electoral. Sin lugar a dudas en ambos casos persiste una complicidad popular las más de las veces con intereses mezquinos propios del servilismo indulgente.

Simón Bolívar decía:

«Huid del país donde el poder yace en las manos de un solo hombre por mucho tiempo, ¡es un país de esclavos!»

Ante este episodio siniestro el peor castigo para el pueblo sometido por semejantes teatros políticos es  la privación de libertad de expresarse, si no se obedece al mutismo inducido por el gobierno, el castigo es: con sudor, lágrimas y hambre o cárcel y muerte.

El pueblo -la chusma según Juvenal- se conforma con “Pan y circo” y eso lo aplican los tiranos al estilo de “Nerón* -para su época- los tiranos actuales. Juvenal sugiere “panem et circenses” como las únicas preocupaciones de una población “cualquiera” que ha renunciado a su derecho de nacimiento a la libertad política.

José Morillo

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