LA MISERIA, LA MALDAD Y LA ESTUPIDEZ . Por Joise Manuel Morillo

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Recientemente leí un excelente artículo de un autor venezolano, Valmore Muñoz Arteaga, donde afirma respecto a la historia contemporánea lo siguiente:

“Una visión cerrada al misterio. Una visión que se forja con corazones de piedra. Una visión tejida arbitrariamente por nuestra maldad banal y nuestra estupidez infinita. Bajo esta perspectiva, quiero recordar a Hannah Arendt y a Dietrich Bonhoeffer, particularmente, dos ideas por ellos desarrolladas que tienen absoluta vigencia, al menos, desde mi perspectiva: la banalidad del mal y la estupidez humana (…) Eichmann en Jerusalén (1963). Durante el desarrollo del juicio contra el nazi, Arendt se preguntó cómo una persona absolutamente normal, consciente de lo que ha hecho, nunca lo niega, pero que tampoco ve nada intrínsecamente malo en los actos que ha realizado. El sostén de su justificación fue: cumplía órdenes lo cual, para sorpresa de muchos, lo hacía un buen ciudadano, es decir, al cumplir esas órdenes, sin cuestionar ninguna, evidenciaba que tan solo se trataba de una demostración de virtudes ciudadanas. A esta conducta, Arendt la encapsula en el concepto de banalidad del mal.”

El espíritu de su reflexión contempla lo que representa la miseria manipulada por la maldad, Hannh Arendt señala en «los orígenes del totalitarismo» algo que identifica la banalidad de Marx como álter ego de los despotismos de Izquierda representados por líderes narcisistas dañinos del calibre de Fidel Castro en Cuba, Kim Jong Un en Nor Corea y otros anteriores como Estalin y, en Venezuela como lo fue el difunto Chávez  -Maduro es parte de la estupidez  siendo títere del Castro comunismo- quienes con un discurso manipulante han enajenado a las masas de Ortega y Gasset bautizadas  «populacho» por Arendt. 

Masas arrastradas por una idea de fraternidad y solidaridad gratuita cuya inspiración es el chauvinismo de la revolución francesa y el sacrificio de la carne de cañón jacobina y, cuyo método es la demagogia sazonada con  sofismas y eufemismos ante un público victimizado, al que luego Ilich Ulianov llamó  tontos útiles y J.D. Perón los descamisados.

Así trabaja la maldad ante la parte miserable -Victor Hugo- de las Naciones.

Lo de Eichmann en el juicio anti Nazi que le fue incoado por el “holocausto” , donde plantea que el “solo cumplía órdenes”, no es la Ética del militar que acaba al enemigo para no mantenerlo de alimentos como lo plantea Napoleón como justificación de la masacre de prisioneros turcos en Gaza, sino la incapacidad de diferenciar la maldad de la bondad blindada por la inconsciencia traducida en estupidez. Para Arendt Eichmann carecía de pensamiento.

Valmore Muñoz respecto un analisis del teólogo, pastor Dietrich Bonhoeffer acerca de la actividad Nazi contra los judíos alemanes (la noche de los cristales rotos de 1938) plantea lo siguiente, cito: 

“La respuesta no la encontró en la malicia, como afirma Arendt, pero sí en la falta de pensamiento, pero que él resaltó como estupidez. La estupidez es el enemigo más peligroso de toda sociedad. No hay manera de combatirla, pues toda razón cae en oídos sordos concluyendo en que, para el estúpido, lo verdaderamente importante resulta intrascendente. Bonhoeffer no alcanzó a ver el desarrollo de las redes sociales, pero sin duda, en gran medida, el funcionamiento de estas son un caldo de cultivo para el incremento de la estupidez.”

La estupidez está representada por el títere del malo dionisíaco y banal. La masa es la parte víctima y victimizada desde dos polaridades, por su propia ignorancia y por el discurso falaz.

Simón Bolívar decía que un pueblo ignorante es un instrumento ciego de su propia destrucción (Angostura 1819)

Platón afirmaba que el sistema político más perfecto era el democrático, pero también el más débil; pues, la excesiva libertad que existe puede llevar al poder -por injerencia de holgazanes de oficio- a un estúpido, quien luego por tal instigación usurpa los poderes y se combierte en tirano.

Joise Morillo 

[email protected] 

Venezuela

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