Saludos cordiales a todos, Feliz año nuevo, deseo compartir mi idea de la razón con un poco de la ilustración de J. Habermas acerca de lo racional al margen de lo evidente. Este supuesto es porque lo racional compete en relación a la ecología y a lo diacrónico, pues, cada época posee su propio espíritu. Ahora bien, descartemos lo magistral de la metempsicosis estagirita, cualquier filiación religiosa y muchos dogmas existentes para centrarnos en pensamiento genuino y filosófico para concebir razón al tanto del mundo que le toca vivir al individuo.
Sin embargo, para concebir razón válida y viable por ende; objetiva, se debe tener en cuenta la historia y sus avatares.
He ahí el cientifismo del postmodernismo, cuyo espíritu investigativo tiene como impronta el mismo amor a conocer que el filósofo. Por ende, Habermas descarta lo evidente y condiciona la razón a la historia y el concepto ecológico sin nombrarlo. Eso mismo es el fundamento de la estética trascendental de Kant. No basta la intuición hay que vivir el experimento cuyo propósito es conocer mejor la cosa descartando los errores del pasado. Ergo, conocerlos, y evitarlos; por ello, concebir razón de acuerdo al éxito del resultado y lo probable de lo que se conoce. Entonces cito:
“La razón, entendida desde un horizonte más comprensivo, incluye y depende de un orden práctico, que, a su vez, es principio trascendental para el conocer humano y de un
mundo que ahora se dice, precisamente, ´racional´” (J. Habermas: la crítica de la razón interesada)
Pongamos por caso un ejemplo:
La felicidad, ¿qué sabemos de ella?
La felicidad es efímera, hay muchas formas de mantenerse feliz, pero, no es eterna. La misma, es producto de deseos logrados. Sin embargo, para lograrlo debe haber un proceso efectivo. Ese mismo proceso es el que hace feliz a la gente; basado, en la esperanza de obtener lo deseado. En la comunión del deseo, el esfuerzo y el éxito, estriba la felicidad.
No obstante, en ese proceso prima poseer conocimientos previos acerca de lo deseado, en función de no errar en la praxis de su obtención. O sea, tener conocimientos previos para tener éxito. Esto implica confrontar avatares, salvarlos o evitarlos. En este axioma se constituye una razón válida y probable, una verdad, no una suposición, ni una evidencia real. En otras palabras se procesa un axioma en base a una razón práctica
Con respecto a ¿por qué somos? Y considerando al estagirita. Lejos de la evidencia. Con la única anuencia que se podría discutir a potencia y acto de Aristóteles, digo:
¡Nada dejó de ser y, en su ausencia se creó todo lo que existe!
A ese creador, llamémoslo: Dios. No importa como sea, ni como lo ha hecho, pues, la historia no existía al momento, ni la inquietud del hombre, ni con ciencia, ni filosofía y menos religión. Esa inquietud solo atañe a lo que nos interesa, a nuestra inteligencia, producto -precisamente- de una voluntad que no hemos podido descifrar, ni conocer su impronta. Lo cual, compete, solamente a lo que vivimos, el mundo y a lo que conocemos, la Tierra, la Galaxia, la nebulosa etc. Porque antes, el Universo ya existía en ausencia de Nada y contenido de todo.
Advierto, esto no es omisión de causa, es una reflexión que alivia la polémica, no es simpleza, es cauterizar una herida profunda del sentir cotidiano y espiritual acerca de lo que pretendemos saber que somos. Es un poco más dionisíaco pero de carácter lógico.
Es más bien catarsis, lejos muy lejos del dogma. Es razón práctica en el campo de la consciencia y su estudio científico. O sea, que creemos y porque en el campo de la filosofía.
“El truco más poderoso de la evidencia es el sofisma.”
Lcdo. Joise Morillo
Venezuela – USA