Indudablemente hay una buena parte de nuestra sociedad que no puede dejar de pensar y hurgar en el pasado más complicado y triste del país.
El llamado “pasado reciente”, aunque hablamos ya de más de cincuenta años, sigue golpeando las puertas del presente, incidiendo y afectando de distintas formas el quehacer de los uruguayos.
Nadie puede predecir hasta cuando seguiremos discutiendo, convocando tertulias y programas, escribiendo libros, haciendo marchas, llevando personas ancianas detenidas, unos defendiendo las actuaciones de la fiscalía y otros criticando duramente las mismas.
Es obvio que el país, o una parte por lo menos, no quiere o no puede evitar referirse a este tema que sigue arriba de la mesa, interpelando lo que cada uno piensa, cree o defiende.
Nos hemos referido a este asunto en otras columnas intentando, desde nuestra óptica, dar nuestra visión y opinión, la que se puede compartir o no.
Grupos guerrilleros aparecen en los primeros años de la década del sesenta, organizándose en un movimiento clandestino cuyo objetivo era tomar el poder a través de la lucha armada como ha quedado establecido en diferentes libros y documentos emitidos por los propios insurgentes.
Por el accionar que desbordó a la policía y ante una serie de hechos de sangre nunca vistos en el país, el parlamento de la época declaró el Estado de Guerra Interno.
Por el mismo, se le dio el cometido a las FFAA para intervenir y tomar a cargo las operaciones militares necesarias para desarticular ese movimiento.
Las FFAA existen y se preparan para ser las custodias de la soberanía nacional e intervenir en la defensa ante una agresión de fuerzas ajenas.
Su preparación comprende lo que se conoce como “Guerra Convencional”, o sea aquella que nos pone de cara contra un enemigo claramente definido con un país, con su uniforme y demás identificaciones.
Las llamadas “Guerras Irregulares”, escapan a esa forma convencional, cuando a quien se combate es parte de la población civil, llevando una vida aparentemente normal, pero que, escudándose en esa normalidad, se dedica a llevar a cabo acciones clandestinas de toda índole, caso de nuestro MLN.
Las legítimas autoridades elegidas en elecciones democráticas, fueron quienes entendieron de la necesidad de recurrir a una medida tan extrema, que hoy muchas generaciones no pueden llegar a calibrar en su dimensión.
Porque desconocen seguramente, cuál era el clima de caos que el país vivía, con ocupaciones de centros de enseñanza, quema de ómnibus, atentados con bombas, secuestros de embajadores extranjeros y autoridades nacionales, robos a bancos, atentados con asesinatos por la espalda de servidores públicos.
No haber hecho nada, hubiera significado hundirnos en una masacre interminable de consecuencias no medibles y la asignación de responsabilidades criminales a quienes tenían la tarea de gobernar, si no hubieran actuado.
Las guerras siempre, además del caos que generan, provocan víctimas, heridos, mutilados, muertos, de un lado y del otro.
Ahora bien, quiero dejar bien en claro, que el estado como tal, cuenta con sus instituciones, dentro de las cuales sus FFAA son una base principal de sustento y garantía para que la Nación funcione.
Por lo tanto, en un régimen democrático, aquellas autoridades electas o designadas para gobernar, tienen obligación de cuidar y respetar esas instituciones que son garantes de la República.
Sin embargo, hace muchos años que vemos a casi todo el espectro político y otros actores públicos, referirse a la actuación de sus FFAA con el término “terrorismo de estado”.
Término inventado por la izquierda, que ha logrado imponerse como una verdad indiscutida quien nadie se atreve a cuestionar.
La realidad es exactamente la contraria, el estado con las acciones que detallamos anteriormente, se tuvo que defender de una agresión de carácter armado, financiada, entrenada y pertrechada por potencias extranjeras.
Acciones armadas que requerían de la obtención de información urgente, que permitieran anticipar, igual que desarticular, a esos grupos terroristas dispuestos a cometer todo tipo de crímenes.
Que la izquierda y su relato pretenda justificar las acciones que los grupos clandestinos llevaban a cabo, se entiende, ya que los integrantes de estos, todos son parte del Frente Amplio o sus aliados.
Hace cincuenta años defienden el accionar que tuvieron esos grupos, los que cometieron todo tipo de delitos han sido bautizados como “presos políticos”, una falacia total que ha pretendido ocultar sus actos criminales.
Lo que no se entiende, es la actitud complaciente y cobarde de representantes de partidos políticos tradicionales, que buscando congraciarse y ser seguramente, políticamente correctos, se han puesto del lado equivocado del mostrador.
En estos días han aparecido restos óseos en un predio militar, que pasarán a ser analizados para determinar a quien pertenecían.
Es un hecho trágico sin dudas, pero son parte de las consecuencias que los conflictos armados nos dejan, cuando como sucedió en el país, un grupo de “iluminados” creyó que tenían la tarea mesiánica de liberarnos y construir otro país diferente a través de la violencia.
Vasta difusión por todos los medios ha ocupado el hecho, las cámaras han mostrado y han entrevistado a diferentes personas, algunas de las cuales han manifestado su dolor, indignación y sus lágrimas.
El ministro de Defensa Nacional, presurosamente ante la noticia, fue al lugar de los hechos junto a familiares de los desaparecidos, en un acercamiento oficial al suceso tan terrible.
Podemos comprender la solidaridad desde el punto de vista humano como institucional del ministro, lo que no debería estar en discusión.
Pero, como siempre hay un, pero, tengo el derecho de hacer la siguiente reflexión, que inclusive es extensible al resto del espectro político, también a los medios de comunicación.
Dijimos que las FFAA son parte de la institucionalidad, como del propio estado, el que le da en custodia el poder de fuego para su defensa, por lo que los hechos del pasado comprendidos en una guerra interna de defensa, no debería generar dudas de a quien se debería brindar el respaldo en su actuación.
Del otro lado, un grupo terrorista, al que pertenecían de una u otra forma, esas personas que hoy están desaparecidos, por su acción directa, colaboración u otras actividades ligadas.
Actividades ligadas a actos terroristas, cuando hay secuestros, robos, atentados y asesinatos planificados o se colocan bombas para hacer daño y sembrar el terror, lo que se debe confrontar con quienes sostienen que solo eran personas que pensaban distinto.
Sin embargo, en una inversión histórica de los hechos, las valoraciones y tantas consideraciones, por relatos interminables tergiversados, por desconocer las características de este tipo de guerras, o por ignorancia, quienes representan las instituciones terminan en el banquillo de los acusados.
Algunos igualmente sostienen, que no había necesidad de utilizar métodos tan inhumanos, argumento que se debe responder de dos formas, aunque las autoridades en su momento admitieron la pérdida de referencias en ese combate.
Una es el desconocimiento de cómo operan los movimientos terroristas, en células, con alias y en forma compartimentada, por lo que muchas veces el apremio es la forma de obtener información vital, aunque esto pueda resultar chocante para muchos, pero el mundo real del combate al terrorismo funciona así.
Segundo, que hay mucha fantasía y mentiras, cuando hoy sabemos la cantidad de confesiones y colaboración en forma voluntaria, que tantos detenidos brindaron y que nos alerta del porque la izquierda teme y tiene reparos sobre la información de los archivos que se están por hacer públicos.
Entonces, las FFAA cada año en el 18 de mayo, recuerdan no solo la Batalla de las Piedras, sino también que es el día del Soldado, pero además ese día también se recuerda con dolor el asesinato de cuatro humildes servidores en un acto salvaje y criminal.
El 14 de abril desde hace cincuenta años, también se recuerda ese día de luto cuando cuatro compatriotas fueron asesinados en atentados planificados por el MLN Tupamaros.
La ausencia del ministro, como la de tantas autoridades de gobierno y políticos, no esperaría nunca que fueran los del Frente Amplio, obviamente, solo me llama a reflexión, de cómo la reivindicación y el recuerdo de los defensores de la institucionalidad puede quedar por debajo y en un olvido total, de todos los tributos que se dispensan a los eternos enemigos de la patria.
Enemigos porque responden a intereses internacionales, porque responden a las estrategias de venganza del partido comunista y sus grupos afines, porque siguen y son obsecuentes a las líneas impuestas por organismos transnacionales que obedecen a poderes al servicio de la revolución.
¿Cree que exageramos? Solo vea el estado de situación.
¿Quiénes son los que vienen imponiendo sus líneas de pensamiento en todos los campos, de qué lado está el sistema político, cuando no es capaz de percibir, que ayer, hoy o mañana ante cualquier peligro deberán recurrir a sus fieles FFAA, que siempre están?
Sin embargo, las acosan, acorralan, desprestigian, ponen presos a los viejos soldados, que antes llamaron para defender las instituciones, perdonan y, además, les retribuyen con millonarias sumas de dinero a quienes quisieron estrangular la Nación, los que nunca buscarán ninguna reconciliación, ni arrepentimiento por sus acciones.
Cuando el ministro aún era legislador, lo vimos con la Constitución en la mano, exigir la aplicación y respeto de esta, en ocasión en la que el Frente Amplio votó una ley interpretativa de la Ley de Caducidad, violando así dos consultas populares favorables a la ley.
Hoy nos dice, que no hay presos políticos en el Uruguay y aquel viejo ejemplar de la Constitución parece que se lo llevó un tornado.
Tampoco ha concurrido a homenajear a los Caídos en Defensa de las Instituciones, ni al recuerdo de los Cuatro Soldados salvajemente asesinados, habiendo sido éstos, nada más ni nada menos, que integrantes del Ejército Nacional, hoy bajo su mando ministerial.
En fin, hasta hubo que suspender la votación de una ley, que pretende resarcir en algo, a las familias de quienes fueron víctimas de esta violencia irracional desatada por estos terroristas, motivada por la aparición de los restos recientemente.
Solo cincuenta años de dolor, de olvido, tal vez por la humildad de quienes fueron las víctimas, que como no fueron iluminados al no haber pasado por la Universidad, sus familias deben seguir llorando en silencio, mientras, los que debieran defenderlos, lagrimean con el enemigo.
Lo que he aprendido de la vida es que la verdad es solo una pero varía según el testigo que se dice fácil declarante…y juro que la izquierda tiene un grupo de mentiroso hábiles en eso!!…un saludo grande al escritor que nos deleita con sus letras!;
Muchas gracias Claudia. Mentir es parte de ese sentir casi mesiánico que los inspira. «El deber de todo revolucionario es hacer la revolucion». Con eso salvan todas sus acciones, como cuando nos dicen que si es de izquierda no es corrupto…
Cordial saludo!
Muchas gracias Alberto por el comentario. Parecería que el nivel de nuestros políticos ha descendido en todo sentido, como están preparados, como hablan, escriben y hasta se visten.
Creo que en definitiva son un reflejo de la propia sociedad porque en definitiva salen de ahí. Sin duda que hay excepciones, tal vez como el que nombra. Por algo cuando habla todos atienden sobre lo que habla y como lo dice. Hay algunos más, pero no abundan, el sillón y su minuto de gloria parece que puede más que todo.
Cordial saludo
Excelente artículo que refleja con claridad no solamente la verdad del pasado sino también la triste realidad del presente. Y no se menciona aquí, como el Poder Judicial dice impartir Justicia a través de Fiscales que presentan testigos y pruebas falsas, en connivencia con Jueces que dirigidos por su ideologia, hacen temblar la seguridad de estar en un Estado de Derecho. Pero todo forma parte de este gran libreto que la izquierda logra imponer con la triste postura de varios integrantes de los PPTT, basta ver los ejemplos del Ministro de Defensa.
Muchas gracias Sr. Daniel. Es tal cual usted comenta, lo del ministro es todo un mensaje representativo de nuestros políticos. Gritan en la pulpería y callan en la comisaría.
Cordial saludo