LOS ALFAREROS DE MISERIA. Por Joise Morillo

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Bachaqueo: argot venezolano que determina acaparamiento de rubros de consumo con anuencia de quienes controlan la producción. Acaparar comprando barato en grandes volúmenes y vender caro al detal y al mayor.
El título se constituye de dos conceptos emblemáticos; el primero, tiene un significado que deriva del arte de trabajar la arcilla cuya textura es elástica; por lo cual, se elaboran piezas de cerámica usados como utensilios, instrumentos, adornos, etc. El segundo contiene un fundamento paupérrimo que determina una severa privación de recursos para sostener con optimalidad la vida propia y la de los que dependen del individuo misero. En otras palabras, pobreza extrema.
En su genio literario; el libertador, Simón Bolívar, se concebía, por su labor libertaria: «alfarero de repúblicas» En una carta dirigida a su homólogo Francisco de Paula Santander (1824) respecto a su dedicación emancipadoras le afirma, cito:
«Yo me he metido a alfarero de repúblicas, oficio de no poco trabajo, pero al mismo tiempo glorioso.»
Jeremías: 18.6. (la Biblia)
«Sabed que lo que es el barro en manos del alfarero, eso sois vosotros en mi mano.»
En la literatura del romanticismo del siglo XIX, se tiene una obra cumbre; «Los Miserables», de Víctor Hugo. En su narrativa se desarrolla la combinación del drama y la tragedia que sufren sus personajes relevantes y la participación morbosa de otros en menor cuantía. Los más de los primeros son los miserables (M), quienes representan el dolor, la miseria y el hambre que produce el embate de otros, los segundos, a los cuales les he catalogado como los alfareros de Miseria (AM), son -aun sin saberlo- los que de muchas formas crean miseria. Félix Tholomyès es uno de estos.
Félix Tholomyès, es un chico rico de cuna, estudiante universitario fanatizado por el socialismo y protagonista de revueltas callejeras posteriores a la caída de Napoleón, es quien conduce a la miseria – AF- a Fantines, una chica de origen humilde (obrera) -M- a quien embaraza y luego, 2 años después, las abandona, a ella y a Cosette, su hija, dejándola en completa -M-, por lo cual Fantines tiene que dejar su hija en manutención de los posaderos Thenardier otros -AF- quienes continuaron haciendo la vida de Cossette una completa miseria de ambiente y hambre.
En el «supuesto» del destino, es probable que éste, tenga marcada la suerte a cierto tipo de gente, principalmente al crédulo, al ingenuo, al ignorante, a quienes no tienen suspicacia, al honesto e incauto y a  los benévolos. Es el caso de Jean ValJean -M-, un desafortunado hombre, condenado a 19 años de prisión por haber tomado unas manzanas -pan para mitigar el hambre- de unas ramas que pasaban sobre una cerca hacia una calle para alimentar a sus sobrinos. Por obra de la fortuna logra escapar de la cárcel. Luego desarrolla varios oficios durante su desempeño cotidiano. Su miseria vivencial continua en la medida que un oficial policiaco llamado Javert, hacedor y víctima a la vez de miseria, se obsesiona en perseguirlo luego de haberlo -sin certeza- parcialmente, descubierto.
Jean ValJean, y Cossette son perseguidos implacablemente por Javert luego qué Cossette es rescatada de las manos de los Thenardier, es un cuento de nunca acabar que muestra la astucia del miserable o vil de Pitágoras y el fanatismo obsesivo y caótico que J.Paul Sartre representa con Eróstrato en «el Muro» quien,  manifiesta odio a la humanidad basado en el desprecio a la prostitución y la corrupción. En este caso, el fanatismo y la obsesión por hacer un supuesto cumplimiento de la ley se representa por Javert.
Hugo, menciona en su obra las peripecias de sus personajes incluyéndolos de la infancia abandonada como el pilluelo de París (Gavroche); quien, no se encontraba en ninguna parte tan bien como en la calle.
Sus padres lo habían arrojado al mundo de un puntapié. Se hizo, por esa condición, totalmente autónomo. Era un muchacho pálido, listo, despierto, burlón, ágil, vivaz. Iba y venía, cantaba, robaba para comer de vez en cuando, como los gatos y los pájaros, alegremente; se reía cuando lo llamaban tunante, y se molestaba cuando lo llamaban
granuja. No tenía casa, ni pan, ni lumbre, ni amor, pero estaba contento porque era libre.
Ese es el espíritu del miserable, condicionado por causas y circunstancias muchas veces ajenas a la voluntad del ser, lo cual le hace vulnerable. Sin embargo, aunque vil, no perverso y, menos cruel en la medida de su inocencia.
Hugo narra en su obra las diferentes formas de miserabilidad y deja tácita la causa de sus miserias. Estos dos ejemplos son solo fragmentos de su extensa obra.
En nuestros tiempos principalmente en Latinoamérica se ha venido desarrollando a causa de ese espíritu que desató la revolución Francesa previa a Víctor Hugo una suerte de revolución -marxista- cuya musa inspira en seres alfareros de miseria, algunos sin saberlo, como Tholomyès, para crear con sus desmanes; el hambre, la desolación, la vileza. Sin embargo, hay una diferencia caracterizada por la maldad de los alfareros actuales, actúan a conciencia de la maldad que producen, de la miseria que le crean a sus víctimas, que son ciudadanía, pueblos y naciones completas; a las cuales, involucran en procesos políticos apoyados en el desconocimiento de civismo y política que existe en estos. Por ende, «miserables» luego habiendo logrado su objeto coactivo vuelcan contra ellos toda su vileza y odio solapada con propagandas de amor, mecenazgo y protección ante catástrofes y enemigos que no existen, pero los crean con doctrinas enajenantes. Así nace el despotismo, el nepotismo; la tiranía y, con esto, la fundación de la miseria. Se debe tomar en cuenta que este tipo de alfareros de miseria no sólo se dirige a las clases desposeídas para mantenerlos sometidos y dependientes. Su objetivo es eliminar la clase media, el método principal, además de lo económico y el terror es la desmoralización.
De la vida cotidiana y presente, tenemos el caso de la familia Fuenmayor, Sergio y Trina, eran una familia de orfebres en Maracaibo Venezuela. Tenían un taller de construcción de prendas y fundición de oro próspero. Antes del advenimiento del gobierno chavista en Venezuela, prestaban servicio de orfebrería tanto a joyerías grandes como medianas y a clientes particulares. Era una pareja feliz con seis hijos, fuertes y sanos, cinco varones y una hembra. Todo transcurrió bien hasta mediados del 2007, cuando las expropiaciones, la devaluación de la moneda y las regulaciones al desenvolvimiento comercial privado se hicieron insoportables. Ellos habían creído en la solidez del Bolívar, nunca tuvieron la precaución de manejar divisas como el dólar ni el euro. Ese fue su más grande error, por ende, fueron víctimas del sistema y se convirtieron en miserables.
La restricción a la comercialización de oro se hizo insoportable para ellos, aunado a esto, la proliferación de un nuevo modo de hacer mercado negro -apareció el bachaqueo- tanto de la acaparación de comestibles como la compra de oro roto callejero, volvió el negocio un completo infierno. La producción bajó un 90% de modo que la conducta y la salud hicieron mella en la tranquilidad del hogar, con el 20% los gastos de la incipiente producción, la subsistencia se hizo cada vez más ásperas, precaria.Sergio enfermó y murió de un infarto, para colmo dos de los chicos adquirieron cáncer y los tratamientos diezmaron lo poco que quedaba del taller de producción; como pudo, Sergio el hijo mayor sostuvo algunos enceres para trabajar con las uñas y darle algo que comer a la madre y su familia, los otros hermanos, pasaron de orfebres a obreros de tercera. Los hermanos con cáncer murieron, con ellos el fruto de años de trabajo previos al chavismo.
Otro ejemplo es de mi compañero de trabajo en EEUU, Williams, un prominente economista venezolano, ex-manager en la economía de varias empresas de la construcción y su padre empresario en la rama de la alimentación. De futuro y desenvolvimientos prósperos. Vio decaer su actividad en la gerencia de la construcción desde que se inició la expropiación de las cementeras y el manejo estatal de la administración de las empresas de Sidor -un emporio de la construcción de productos férreos como la cabilla (líneas y vigas para hacer encofrados)-. De principio tuvo que acudir a los servicios del bachaqueo para sufragar los compromisos adquiridos, al final la corrupción generada por el manejo de influencias, las restricciones en la comercialización del cemento y la cabilla hicieron de su manejo con honestidad un calvario dantesco, como buen economista de ética impoluta decidió retirarse del manejo gerencial y gracias a sus ahorros pudo emigrar -decentemente- a EEUU. De no haber sido de este modo, su miseria hubiese sido inminente. Su padre quedó, salvando complejos instrumentos regulatorios impuestos por el gobierno ej: «El SADA». Derivado a que el alimento es un rubro sumamente comercial por necesidad natural,  siguió  manejando, sus negocios con más sacrificio que antes pero con honestidad.
El control por parte del estado de todo el aparato productivo y de los servicios públicos de las naciones que han caído en las garras del socialismo aparte del deterioro de la dignidad, del crecimiento de la dependencia, del terror de estado y el hambre, es la herramienta idónea de los alfareros de miseria que han desarrollado los nómadas del nominalismo comunista.
Los alfareros de miseria son todo lo contrario al genio del libertador «Alfarero de repúblicas».  Sin embargo, tienen el tupé de profanar su apología y catalogar su bodrio tiránico calificándolo en Venezuela de ¿Inspiración bolivariana?
En Cuba Fidel Castro se decía Martiniano y su régimen tirano era de corte soviético estalinista. Mientras el positivismo poético de Martí confesaba que la enfermedad que sufría Cuba no la curaban; ni Marlo, ni Marx, ni Bakunin. Todos los mencionados comunistas.
Parte de los alfareros de miseria actual a nivel global; radicales y potenciales son: Kim Jong Un, Miguel Diaz Canel, Nicolás Maduro, Daniel Ortega (…) Andrés López Obrador, Gustavo Petro, Gabriel Boric (Chile) y Alberto Fernández (Argentina Kircheriana); respectivamente.
Javier Milei, llama a los alfareros de miseria, «enfermos del alma»

Joise MORILLO
[email protected]
Venezuela -USA

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