Hay temas espinosos y polémicos, terrenos que hoy en día parecería que no cualquiera puede tocar u opinar, a cuenta de pasar a ser un invasor indeseable.
La semana anterior incursionamos en un asunto, “Globalismo y la Famosa Letra E”, que comprendía al que nos referimos hoy, en el sentido que acontecen movimientos a nivel mundial, operados en simultáneo, que dejan la clara certeza de su ejecución planificada.
Desde mediados del siglo pasado, surgieron escritoras que comenzaron a esbozar algunas ideas relacionadas con nuestra sexualidad, presentando visiones revolucionarias, pero de carácter no científico en sus definiciones.
Ejemplo, Judith Butler, con el “El Género en Disputa”, se despachó con que no es posible distinguir entre sexo y género, frente a la tradicional visión que el sexo es natural y biológico, habiendo dos sexos, femenino y masculino.
En su obra, Butler defiende que no es posible distinguir entre sexo y género. La teoría que sostiene que el sexo biológico es natural, mientras que el género es un constructo social solamente nos permite pensar dentro de la lógica del binarismo de género, es decir, que solo existen dos géneros.
La idea de un sexo natural que se organiza en base a dos opciones opuestas y complementarias, masculino y femenino, perpetua el modelo heteronormativo que rige la sociedad.
El género se convierte para Butler en una actuación de acuerdo con las expectativas que la sociedad inscribe en los cuerpos al nacer, el género es algo que se hace.
En su opinión, los cuerpos no sexuados no pueden ser leídos sin un género, por lo que tanto sexo como género son una construcción social.
No es nada fácil poder comprender estas elucubraciones que provienen de un campo filosófico complejo, lo que hace que este tipo de razonamientos tenga adeptos en los ámbitos universitarios, donde intelectuales de gabinete elaboran y aceptan gustosamente este tipo de esnobismos.
Los seres humanos más comunes y mayoritarios, formamos nuestra familia y hemos aprendido y comprendido, que, de la natural unión entre un hombre y una mujer, es como nuestra especie se logra reproducir, en una interminable secuencia desde que hay vida en este planeta.
Hoy la tecnología, nos permite conocer con anterioridad y certeza, aquello que todos los padres desean saber con cierta expectativa y que ecógrafo mediante, nos anticipará el sexo de ese nuevo ser, será varón o mujer.
Decir, como pretenden hoy en día imponer, que el sexo es algo de autopercepción, por quienes avalan y promueven este tipo de teorías, es romper con algunas cosas comprobadas fehacientemente por la ciencia más avanzada que disponemos hoy en día.
En el mismo instante de la concepción queda impreso el sexo que ese ser tendrá, cada célula de su cuerpo delatará esta situación, por lo que no existe células o formaciones de índole biológico que puedan agregar categorías como homosexual, lesbiana, transgénero y otras decenas de opciones que hoy se presentan, que se podrán respetar como tales, pero que no es algo natural.
La biología es contundente en esta información, que no se puede modificar, solo realizar mutilaciones de órganos sexuales o implantes, inyectarse hormonas y tantas cosas más, pero que no son capaces de cambiar lo que la naturaleza biológica dispuso.
Tan así es esto, que un cadáver que exhumáramos y analizáramos sus restos, seguramente huesos, nos darían el sexó que poseía esa persona, ya que esa información está grabada en cada parte de su cuerpo.
El marxismo nos proponía, la lucha de clases como algo inevitable entre los obreros que deberían hacer la revolución para hacerse con los medios de producción en manos de quienes les explotaban.
El notorio fracaso en la práctica de esta teoría, la implosión del llamado socialismo real, llevó a que los laboratorios y usinas del pensamiento, buscaran alternativas para reciclar y hacer sobrevivir esta revolución ideológica.
Así es, que entra en acción el pensamiento de Gramsci, quien propone que la revolución se debe hacer tomando e invadiendo todos los aspectos culturales.
Estas feministas radicales, solo nombramos a Butler, pero son unas cuantas más, Simón de Beauvoir, Beatriz Preciado, etc., toman a la mujer como un ser explotado, haciendo un paralelismo con la teoría marxista, cuyos medios de producción a conquistar son los de la reproducción impresas en su cuerpo.
De ahí todo lo relativo al aborto, la reproducción in vitro que se introducen en todo aquello conocido como ideología de género.
No estamos en contra de quienes quieran percibirse en una forma diferente a la que su naturaleza biológica indica, eso no está en discusión.
Lo que se cuestiona, nos pone en alerta y nos preocupa, es toda la legislación, financiación, lo que se pretende a nivel educativo, como políticas de estado que pretenden imponer esta visión en todos lados.
Medios de comunicación y periodistas todos con un mismo discurso, vemos como preceptos de nuestra Constitución en cuanto a la igualdad ante la ley, es claramente burlada por diferencias basadas en el sexo.
Se pretenden imponer cuotas en el orden político basado en el sexo y no en los méritos o capacidad de las personas, se asignan recursos en la apertura de oficinas relacionadas con el género.
Se introducen a nivel educativo consignas relacionadas con esta visión, peligrosamente, niños de corta edad, lejos de comprender aspectos de la sexualidad, son sometidos a “experimentos” que no serían convenientes, haciéndolos “vivir o sentir” con roles del sexo opuesto.
Que necesidad de influir en mentes en plena formación, que requieren comprender otras realidades y no tan tempranamente el sexo y sus complejas particularidades en el desarrollo del ser humano.
Autores que han desarrollado todo lo relativo a la ideología de género, son referentes de esto que se enseña hoy en día y que todos promueven además, sus gustos pedófilos, los que presentan edulcorados y justificados.
Beatríz Preciado se cuestiona, “¿Acaso no es el miedo a reconocer los deseos pedófilos colectivos que se codifican y territorializan a través de la institución de la familia lo que nos hace ver e inventar al pedófilo como figura de lo abyecto?”
¿Más claro aún?
Dice Foucault, un conocido ícono de estas corrientes, quien nos hace saber su posición, “es muy difícil establecer barreras a la edad del consentimiento sexual”, porque “puede suceder que sea el menor, con su propia sexualidad, el que desee al adulto”.
¿Los que promueven, financian, defienden, marchan, gritan e intentan contaminar los programas educativos para niños, están al tanto de lo que piensan los autores de referencia?
¿Quién se cuestiona actualmente estas cosas?
Vimos, hace unos días, dar una alerta al Senador Manini, que se opone a esta nueva moda, para que apareciesen los “lobos rapaces” de una censura y crítica que pocas veces se aprecia ante otros asuntos.
Esto asegura, la seguridad del silencio temeroso, de tantos que no quieren ser señalados como intolerantes, acusados de anti derechos, homofóbicos y demás adjetivos que el arsenal de los “políticamente correctos” siempre tienen listo.
Ese silencio, además nos hace creer que todo el mundo, o la mayoría por lo menos, está de acuerdo con esas nuevas corrientes, ya que como nadie las cuestiona, una mayoría silenciosa parece estar dominando la escena.
Alguna simbología que identifica a los pedófilos según sus gustos o preferencias, que se distinguen, por quienes prefieren niños pequeños, niñas o cualquiera de los dos sexos sin distinción.
Esto lo pueden exhibir en anillos u otras piezas de joyería y es una forma que tienen para reconocerse entre ellos.
Presentamos esto a modo informativo, está en internet y se puede ahondar más en la información, por aquellos que gusten investigar sobre el asunto.
Pretendemos adentrarnos en algunas informaciones, de las cuales vemos la superficie, o las declaraciones de buenas intenciones que les pueden alentar, pero cuando profundizamos un poco, se descubren otros propósitos e intenciones, que generalmente se ocultan o camuflan, para que el gran público no las detecte.
Decimos, como advertimos con el tema de la Globalización y su Agenda 2030, que la ideología de género trabaja, ha logrado inmiscuirse en hogares, instituciones, libros y medios de comunicación.
Cuenta con millonarios recursos financieros, una infraestructura humana y de medios incalculable, responden a los más altos intereses mundiales, decididos a imponer sus objetivos a “sangre y fuego”.
Un artículo, que debe ser de una cierta extensión no puede comprender y decir todos los detalles que se podrían mencionar para transparentar los fines de esta coordinada agenda mundial, que aquí también ha llegado y trabaja.
Han determinado, que, a través de nenas y varones, ¡pusieron a la biología bajo ataque!
Brillante e inobjetable análisis de una realidad que se quiere imponer con apariencia de derechos y es lesiva para los valores de los pequeños y la familia.