Por: Mario A. Menyou.
Factor Social.
El aspecto social fue muy atendido por el Gral. José Artigas, acorde a lo que se tiene conocimiento sobre su vida, pero lo que nos interesa destacar,es su atención sobre este factor, durante el período de la Revolución Oriental contra la opresión de los poderes extranjeros sobre estos territorios, en el período en que bregó por la autonomía de las provincias del cono sur americano, por ser republicano y federal la forma del Estado Nacional y disfrutar los pueblos de libertad.
Desde su primer momento en suelo oriental, luego de incorporarse a la revolución iniciada en Buenos Aires por la Junta de Mayo, da a conocer cuáles son sus intenciones para con su pueblo y así lo manifiesta en la Proclama de Mercedes, que con fecha 11 de abril de 1811, expone en la entonces villa homónima.
Atendiendo al factor social, tomamos algunos párrafos de esta manifestación de patriotismo en la que denota el conocimiento de la situación por la que estaban pasando sus compatriotas:
“…exterminéis a esos genios díscolos opresores de vuestro suelo y refractarios de los derechos de vuestra respetable sociedad”, les dice, con relación a las acciones que venía desarrollando el gobierno español sobre toda la población, aumentando impuestos para encarar la lucha contra la Junta de Buenos Aires.
Con relación a su participación en la lucha contra los opresores, con apoyo de recursos humanos y materiales de la citada Junta, explica el objetivo que se pretende con la presencia de estos combatientes en nuestro suelo:
“…a sacar a sus hermanos de la opresión en que gimen, bajo la tiranía de su despótico gobierno”.
Y culminando su arenga a todos los paisanos que acudieron a escucharlo, lanza al viento la amenaza que se materializará por casi 10 años sobre esta tierra, sin importar imperio o poder contra el cual luchar, siempre que quieran ultrajar la libertad en la que deben vivir los pueblos y en este caso el suyo:
“…tiemblen, tiemblen esos tiranos de haber excitado vuestro enojo, sin advertir que los americanos del sud, están dispuestos a defender su patria; y a morir antes con honor, que vivir con ignominia en afrentoso cautiverio”.
Vaya si hizo temblar a los enemigos de su patria mientras estuvo personalmente al frente de los patriotas y no solo mientras fue el Jefe de los Orientales, sino que su ideario, mantenido en alto por sus tenientes en 1825, al impulso del lema “Libertad o Muerte”, que coincide con los conceptos finales de la Proclama de Mercedes, se conquistó la libertad e independencia que merecía nuestro suelo.
Continuando con el derrotero de Artigas durante el período que consideramos, veremos que a pesar de luchar por los objetivos que la guerra le imponía, no desatendía los aspectos concernientes a las condiciones de vida de sus conciudadanos y así es que, triunfando en la Batalla de las Piedras y poniendo sitio a la ciudad amurallada de Montevideo, intima la rendición de la misma en lugar de atacarla, para evitar el derramamiento de sangre de hermanos, ya que tanto entre los sitiadores como en los sitiados, había gente de mismas familias criollas.
Entre las acciones principales que se darán, con la presencia de Artigas al frente de los Orientales, ya nombrado Jefe en el Congreso desarrollado en la Quinta de la Paraguaya, se producirá en el mes de octubre de 1811, a partir de la marcha del Ejército Artiguista desde San José hasta el Ayuí, en busca de una posición ventajosa para volver a la lucha por liberar su tierra, donde se conformará la mayor expresión de nacionalidad de nuestros antecesores: el Éxodo del Pueblo Oriental.
Artigas, consciente de las dificultades militares y logísticas en seguridad y mantenimiento de condiciones de vida, de todos esos compatriotas que se movilizaban, procuró que no lo acompañaran, pero su gente prefirió “…morir con honor, que vivir en afrentoso cautiverio”.Se dice por parte de muchos historiadores, a los cuales doy mi humilde asentimiento, que en este hecho nació la Nación Oriental.
Transformándose de conductor militar a líder de una nación, Artigas dispone prontamente una medida capital como estadista, la realización de un censo de la gente que lo acompaña. Poco o nada útil puede disponerse para mantener y controlar una masa social, si no se sabe quiénes y cuántos la integran. Procurará por tanto, con datos objetivos, lograr el sustento y sobrevivencia de todo ese pueblo en marcha.
Salteando momentos cruciales por los cuales tuvo que pasar el Jefe y su pueblo, miremos ahora a los Orientales de nuevo en su suelo y consideremos las acciones y disposiciones del Congreso de Abril de 1813. Evidentemente, máxima expresión política del período artiguista y por tanto con directa repercusión en los aspectos sociales del desarrollo inmediato posterior de la Provincia Oriental como ente político autónomo.
Tal como lo hicimos con otros Factores del Poder, analicemos brevemente, algunos artículos de las llamadas Instrucciones del Año XIII, a la luz del Factor Social:
- Artículo 3º: Promoverá la libertad civil y religiosa en toda su extensión imaginable, lo que generalmente se conoce como Libertad de Cultos. (Cap.III, art. 5º de nuestra actual Constitución).
- Artículo 20º: La Constitución garantizará a las Provincias Unidas una forma de gobierno republicana, y que asegure a cada una de ellas de las violencias domésticas, usurpación de sus derechos, libertad y seguridad de su soberanía, que con la fuerza armada intente algunas de ellas sofocar los principios proclamados. Y así mismo protestará toda su atención, honor, fidelidad y religiosidad, a todo cuanto crea, o juzgue, necesario para preservar a esta Provincia las ventajas de la libertad y mantener un gobierno libre, de piedad, justicia, moderación e industria.
Si bien las Provincias Unidas no se hicieron eco de estas proposiciones, ya que los delegados de la Provincia Oriental no fueron aceptados en la Asamblea General Constituyente que se había establecido en Buenos Aires, en la conocida como la Liga Federal, en realidad la Liga o Unión de los Pueblos Libres, si se practicarán estos postulados, así como otros más que iremos mencionando.
Los objetivos de libertad, autonomía y federación, serán conquistados parcialmente y brevemente en un lapso entre 1815 y 1817;de estos tiempos son documentos de gran repercusión en la sociedad de aquellos tiempos y hasta en tiempos posteriores. Entre ellos el llamado “Reglamento de Tierras”, que en realidad se denominó “Reglamento Provisorio de la Provincia Oriental para el Fomento de la Campaña y Seguridad de sus Hacendados”.
En términos modernos, en parte este Reglamento es una Reforma Agraria, porque se establece una forma y autoridad encargada para distribuir terrenos. Pero en sus disposiciones no se queda solo en el dar sino que plantea exigencias para acceder a este beneficio. Plantea “…a fomentar con brazos útiles la población de la campaña”; “…revisará cada uno en sus respectivas jurisdicciones los terrenos disponibles, y los sujetos dignos de esta gracia; con prevención que, los más infelices sean los más privilegiados…”; y continúa estableciendo en aquella época, aspectos que hoy parece que se están descubriendo y deben ser reiteradamente legislados y difundidos entre la población. “En consecuencia los negros libres, los zambos de esta clase, los indios, y los criollos pobres, todos podrán ser agraciados en suerte de estancia si con su trabajo y hombría de bien propenden a su felicidad y de la Provincia”, “Serán igualmente agraciadas las viudas pobres…”.
Todo a favor de los más desposeídos, pero les establece: “Después de la posesión, serán obligados los agraciados por el Señor Alcalde Provincial o demás subalternos, a formar rancho y dos corrales en el término preciso de dos meses, los que cumplidos, si se advierte omisión se les reconvendrá para que lo efectúen en un mes más, el cual cumplido, si se advierte negligencia, será aquel terreno donado a otro vecino más laborioso y benéfico a la Provincia”.
Se puede apreciar la existencia de un contrato social, por el cual el Estado daba los medios, pero a quienes tenían hábitos de trabajo. Dice Mitre en sus años jóvenes, antes de hacerse enemigo del Federalismo y por tanto también de la memoria de General: “Artigas era verdaderamente un hombre de hierro. Cuando concebía un proyecto no había nada que lo detuviera en su ejecución, su voluntad poderosa era del temple de su alma y el que posea esa palanca puede reposar tranquilo sobre el logro de sus empresas. Original en sus pensamientos como en sus maneras, su individualidad marcada hería de un modo profundo la mente del Pueblo. Activo pero silencioso, hablaba muy poco y sus órdenes más terminantes se expresaban por el lenguaje mudo que pedía la vida o la muerte de los gladiadores. Sereno y fecundo en arbitrios, siempre se mostró superior al peligro”.
Respecto al trato con su gente, en testimonios de los hermanos Robertson, ante la visita de uno de ellos en 1815 para presentar un reclamo al General, que luego de conocerlo y convivir un día con él en su campamento de Purificación, desistió de su demanda y nos refiere lo siguiente: “…y su Excelencia el Protector sentado en una cabeza de vaca, fumando, comiendo, bebiendo, dictando, hablando, despachaba sucesivamente los varios asuntos de que se le noticiaban, con tranquila o deliberada, pero imperturbable indiferencia que me reveló muy prácticamente la exactitud del axioma “espera un poco que estoy de prisa”. Creo que si los asuntos del mundo hubieran estado a su cargo, no hubiera procedido de otro modo. Parecía un hombre incapaz de atropellamiento era, bajo este único aspecto (permítaseme la alusión), semejante al Jefe más grande de la época”.
Y agrega: “…todos se llamaban por su nombre de pila, sin el Capitán o Don, excepto que todos al dirigirse a Artigas, lo hacían con la evidente cariñosa y a la vez familiar expresión de “mí General”.Se necesitarían ríos de tinta para seguir escribiendo sobre nuestro Prócer; Francisco Bauzá escribía el 4 de noviembre de 1870 en el periódico “El Siglo”: “…Artigas no era el General de un Ejército. Era el Jefe de un Pueblo”.