PORNOPOLÍTICA… Por Nelson Jorge Mosco Castellano

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Decía Antoine de Saint-Exupéry: “lo esencial es invisible a los ojos”. Algunos

personajes trágicos han remasterizado esa expresión de sensibilidad en: “si es

invisible, corrompamos lo esencial”. Así ocultan viejas banderas inhumanas de

luchas de clases fracasadas y promueven otras más sutiles, igualmente perversas,

disolventes de la armonía social.

De tanto fracasar, exponen que los supuestos valores altruistas de igualación de

derechos encubren la utilización mafiosa del poder para formar, una vez más, una

casta.

Sus consignas son siempre divisorias y violentas: políticas de género

confrontativas, exigencias violentas de eliminar la pobreza que multiplican,

creación de organizaciones sin fines de lucro que lucran y no hacen. Disfrazan sus

reclamos de nuevos derechos sociales mientras entierran los derechos naturales

que solidariamente nos debemos todos. Dividen a la sociedad entre ellos y todos

los demás.

El hipócrita «acting» político queda expuesto cuando la mafia es sorprendida por la

alternancia en el gobierno. Además de acumular inevitables fracasos económicos y

sociales, multiplican la corrupción de arriba abajo, asolando con una pauperización

sin precedentes. En casos extremos, para ocultarla, forman una organización

policíaca que, agotada la economía, pasa de la corrupción común a la

especializada: el narco, la venta de armamento y la entrega al extranjero.

En la Argentina fundida, la organización mafiosa corrompió íntegramente los

valores morales y éticos que sustentaron a un país riquísimo, exponiendo al rey

desnudo. La transformación del gobierno en un lupanar. Ese país, fantástico en

recursos naturales, iba camino a Argenzuela.

El binomio del presidente Fernández, designado por su vicepresidente Fernández,

produjo el mayor estado de corrupción jamás visto. Además de exponer sin pudor

la pauperización del 50% de un país que produce alimentos para 500 millones, el

impúdico abusador registró en los sitios de gobierno su prostíbulo personal.

Un cabaret cuyos servicios sexuales pagó con cargos y dinero público:

especializaciones truchas, community manager de su perro Dylan “Fernández”.

Pornopolítica: creación de ministerios como el de género, que gastaba millones

para reducir los femicidios multiplicados. Evitar castigos físicos machistas que el

propio Fernández propinaba a su mujer embarazada mientras denunciaba al

patriarcado. Silencio cómplice de la ministra del feminismo cuando la abusada

pidió socorro.La liberación femenina ideológicamente selectiva calla frente a estos hechos

deleznables de su presidente. También silencia los abusos que sufren en Venezuela

María Corina Machado y todas las mujeres que dejan su cuerpo en la cárcel por

oponerse a un régimen dictatorial comunista “solidario”.

Cuantiosos millones para la lucha por reivindicar a la mujer golpeada o asesinada,

destinados al reparto de penes de madera, cremas para el coito, ediciones sobre el

respeto a la diversidad, geles femeninos y tampones. Lujosas viviendas y

automóviles requisados al narco, adjudicados para festicholas de ninfas

presidenciales.

Fernández no solamente fue un simulador de sensibilidad de izquierda, fue un

explotador que repartía millones con la pauperización de su pueblo. Abrió a Putin

la puerta de nuestro continente pocos días antes de que invadiera Ucrania. Integró

la internacional de la “izquierda latinoamericana”, el Foro de San Pablo. Festejó a

Maduro hasta que lo defenestró por inservible. Dio cobijo diplomático a las

vejaciones de la dictadura cubana. Visitó a Lula encarcelado por corrupción. Violó

escrupulosamente el principio de no injerencia en los asuntos de otros países,

salvo cuando sus servicios eran requeridos por dictadores y corruptos. Para él,

como para tantos personajes de la izquierda vernácula, la soberanía es importante

únicamente cuando les afecta a ellos.

Además, Alberto está siendo indagado por desfalco al Estado. Un sistema

prebendario para monopolizar los agentes de seguros. Este delito ha afectado los

préstamos a pasivos con una comisión superior a la del Banco Nación. Millones de

dólares fueron a parar al marido de su secretaria. Se analiza el retorno por esos

“favores”. Su expareja, además de denunciarlo por violencia doméstica, le reclama

una abultada indemnización que no resulta de su declaración de bienes. El blanco

no le cierra.

En Argentina, todos los días es noticia un nuevo hecho de corrupción de arriba a

abajo. Del presidente amoral a los “gerentes” de la pobreza y a los sindicalistas.

Intermediarios porosos entre los indigentes y el Estado. Una mordida de león a

costa de la pública necesidad.

El falso progresismo se ha apoderado de causas nobles, llevándolas al extremo de

confrontación para usarlas como herramientas para dividir a la sociedad. De

aquella división entre pobres y ricos que usó para construir holocaustos a esta otra

forma de extorsión a los que tienen recursos para su beneficio y promiscuidad.

Persisten en usar a los pobres, una inevitable condición de base que toca a

cualquiera, como carne de cañón y público objetivo electoral.

Pornopolítica y mentiras de igualarnos para estar siempre ellos arriba y todos los

demás abajo.

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