Por: Raúl Blanco.
Es una falta de respeto a la ciudadanía, a sus votantes, y al Poder Legislativo como Institución de las Leyes.
Vergüenza le debería dar Señor Representante Nacional por defender lo indefendible, hasta hacer el ridículo.
Ya tuvo sus 15 minutos de fama, y salió del oscurantismo de su propia cuasi inexistencia en el Palacio de las Leyes.
Lo menos que puede hacer, si quiere trascender, es leer e informarse un poquito en fuentes serias y reconocidas como tales, antes de armar un circo en el Parlamento.
¿Vale la pena deslucir su investidura por un minuto de fama?
Y sus colegas, ¿cómo reaccionaron?, ¿no le avisaron que estaba haciendo el ridículo?, ¿o directamente lo ignoraron encerrados en sus propios temas sin escucharlo?, ¿o lo dejaron tropezar en aras de la libertad de expresión?
No es la primera vez que un Representante Nacional hace el ridículo frente a la ciudadanía.
Como observador externo no tengo más que darle la razón al extinto General Liber Seregni cuando expresaba “Es la falta de Grandeur”.
Sí señores, “Es falta de Grandeza”.
El Palacio Legislativo, no es un boliche, es el Palacio de las Leyes, y se supone que ahí trabajan los mejores representantes del pueblo.
A veces pienso si ahí está representando, crudamente, cómo somos los representados. Quiero pensar que no.
Si es verdad este Gral Castella hace que todos pensemos que en las FFAA son todos iguales.