En la arena política, pocos temas son tan controvertidos como las teorías sobre conspiraciones globales y el supuesto establecimiento de un «Nuevo Orden Mundial». En este marco, Salles se ha convertido en una figura polarizante, utilizando su plataforma para denunciar un plan internacional que, según él, busca destruir la soberanía nacional y las libertades individuales. Sin embargo, detrás de sus denuncias apocalípticas, surge una pregunta inevitable: ¿qué soluciones ofrece realmente?
Un discurso vacío de propuestas
Salles ha sido señalado como un «terrorista discursivo», alguien que utiliza el miedo y la crítica constante para ganar relevancia política, pero que no aporta alternativas claras ni viables. Su retórica se centra en:
Acusar a organismos internacionales de conspirar contra las naciones soberanas.
Promover el miedo hacia las políticas climáticas, migratorias o de salud global.
Señalar a una supuesta élite global como responsable de los problemas económicos y sociales actuales.
Sin embargo, al analizar su discurso, queda claro que carece de un plan estructurado para enfrentar los desafíos que denuncia. Su narrativa se queda en la crítica, sin ofrecer respuestas prácticas ni propuestas concretas para mejorar la calidad de vida de los ciudadanos.
¿Terrorismo discursivo o estrategia política?
La estrategia de Salles parece diseñada para dividir, polarizar y captar a quienes se sienten defraudados por las instituciones actuales. No obstante, su enfoque basado únicamente en señalar culpables es peligroso. Al etiquetarlo como «terrorista discursivo», sus detractores destacan que:
Genera paranoia colectiva sin fundamentos sólidos.
Erosiona la confianza en las instituciones democráticas y los procesos multilaterales.
Desvía la atención de problemas reales y urgentes que requieren soluciones prácticas.
El peligro de la crítica sin acción
Salles ha sabido capitalizar el descontento social, pero su falta de propuestas lo convierte en un político reactivo, no constructivo. Mientras otros trabajan en políticas concretas para mejorar la economía, fortalecer la producción nacional o enfrentar el cambio climático, él se limita a señalar errores sin presentar alternativas.
La verdadera amenaza para el futuro
Más allá de sus teorías, la verdadera amenaza no es un supuesto «Nuevo Orden Mundial», sino la proliferación de discursos como el de Salles, que buscan deslegitimar todo lo que no encaja en su narrativa sin ofrecer soluciones tangibles.
En un mundo donde los desafíos son cada vez más complejos, los ciudadanos necesitan líderes que inspiren confianza con propuestas claras, no figuras que se refugien en el miedo y la confrontación para esconder su falta de visión.
Conclusión
Salles se presenta como un defensor de las libertades, pero su retórica demuestra lo contrario: promueve la división, la desconfianza y el estancamiento. En lugar de liderar un cambio positivo, parece más interesado en alimentar el caos para mantenerse relevante. ¿Hasta cuándo los ciudadanos aceptarán discursos vacíos? Es momento de exigir ideas concretas y abandonar a quienes solo buscan criticar sin construir.
Roberto Alfonso Azcona
