Tanto dirigentes del PIT como del FA en las últimas horas han intentado transformar una derrota en Victoria. La estrategia utilizada ha sido argumentar la paridad de los resultados entre los votos por el No y los votos por el Si. Expresan que el margen por el que en definitiva se mantiene la LUC en su integridad es tan menor que el gobierno tendrá que tener en cuenta la impopularidad de esta ley.
El resultado no fue en mitades. Solo un 39% expresamente quiso la derogación.
Lo de tener en cuenta la mitad más uno de los votos válidos, es una solución legal para saber si se deroga o no la ley.
Pero la realidad política es que los ciudadanos consultados si querían la derogación o no, eran 2.684.131, de los cuales solamente 1.065.001 expresaron su voluntad de derogar. O sea el 39 %.
Hubo más de un 60% de personas que, pudiendo votar por la derogación, prefirieron no hacerlo, ya sea directamente apoyando el NO, indirectamente a través del voto en Blanco, eligiendo una opción neutral al anular su voto o simplemente no se interesaron, no concurriendo a votar.
El PIT-FA, solo pudo convencer de la conveniencia de la derogación a un escaso 39%, o sea igual porcentaje que el que obtuvo en octubre del 19, obteniendo menos voluntades que en el propio balotage de noviembre de dicho año.
Todo esto a pesar del desgaste sufrido por el gobierno en estos dos años de crisis y mintiéndole a la gente durante toda la campaña.
En resumen, una tremenda derrota para los que aconsejaron al pueblo que el 27 de marzo fueran a derogar los 135 artículos de la LUC.
Al decir del viejo dicho: «no se puede tapar el sol con un dedo de la mano»