La reciente inundación en Montevideo producto de las lluvias vuelve a poner de manifiesto una realidad: la Intendencia no está cumpliendo con su función primordial de servir a los ciudadanos. En lugar de concentrarse en resolver problemas básicos como el drenaje pluvial, parece estar más enfocada en mantener a sus propios funcionarios y seguir las órdenes erráticas de una mujer que cada día cree más su papel de Faraona.
A pesar de la considerable recaudación de impuestos diaria, la falta de mantenimiento de infraestructuras básicas, como el sistema de drenaje pluvial, veredas, calles y recolección de basura resulta evidente, y con las lluvias las inundaciones dicen presente. Esta discrepancia entre los recursos financieros recaudados con impuestos y la incapacidad para abordar problemas cotidianos genera interrogantes sobre el destino real del dinero de los montevideanos.
Además, es imperativo destacar las promesas incumplidas por parte de la actual intendenta, Carolina Cosse, quien en campaña se comprometió a implementar soluciones innovadoras, como la aplicación de inteligencia artificial en la gestión de contenedores. Sin embargo, tras cuatro años de gobierno, lo único que tenemos son las papeleras fuera de las calles y espacios públicos en un intento de imitar a las ciudades europeas, quienes las quitan por otros motivos muy distintos a la basura.
Evidentemente los avances en esta área son escasos, lo que refleja una falta de compromiso con el progreso y el bienestar de la ciudadanía.
En este contexto, resulta preocupante la aspiración de la intendente Carolina Cosse a la presidencia de la República, ya que su historial de inoperancia es evidente. Siendo ministra de Industria defendía con uñas y dientes la Regasificadora, no debemos reiterar que todos ya sabemos. Siendo presidente de Antel fue la responsable del Antel Arena, y si bien el fallo la exime de responsabilidad, la frase «manejo dispendioso» deja en claro la incapacidad de los responsables de dicha obra para manejar los fondos que hicieron posible la misma. Ahora vemos nuevamente sus resultados, estando al frente de la Intendencia de la ciudad capital se hace evidente un nuevo manejo dispendioso de recursos en una ciclovía antiestética, proyectos «verdes» que se limitan a pintarlo todo de dicho color, conciertos millonarios para festejar aniversarios que se pelean con la historia de la ciudad mientras el casco, Ciudad Vieja, se cae a pedazos y eso es lo primero que ven los turistas que bajan de los cruceros en el Puerto de Montevideo. O sea, siempre circo, aún a costo de la imagen que deberíamos dar.
Ante esta realidad, es crucial que los ciudadanos exijan transparencia y responsabilidad por parte de las autoridades municipales. Se hace necesario un cambio de enfoque, donde las necesidades de la comunidad sean la prioridad y donde los recursos públicos se utilicen de manera eficiente y efectiva para mejorar la calidad de vida de todos los habitantes de Montevideo.
Carolina Cosse y su séquito deben recordar que son empleados públicos, o sea, primero son empleados y gracias al dinero de los contribuyentes tienen un sueldo que les permite vivir, por eso es su deber primordial trabajar en beneficio de los ciudadanos.