CRÍTICA SIN PASIÓN SOBRE LA IDEOLOGÍA DE GÉNERO. Por Joise Manuel Morillo

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De principio se debe aclarar que el título está conformado por la conexión de dos conceptos de diferente índole y semántica. El primero, a la praxis de una idea y, compete al seguimiento o corriente de un pensamiento genuino que ha inspirado a alguien o a un sector intelectual, social o colectivo. El segundo compete a determinar algo prístino, originario del latín genus, que significa linaje, familia, tipo,​ correlacionado a su vez del griego γένος ‘genos’, que determina​ raza, estirpe, pariente. Al considerar esto anterior se debe concluir que ideología de género debería enfocar a lo que se piensa de la interpretación taxonómica de las especies, los linajes u otras características que contienen los seres, y en función del conocimiento biológico de origen natural y de lo que estudian sus mentores e investigadores.

Empero, derivado de una acepción social caracterizada por diferencias comportamientos y conductas del individuo humano, se han relacionado a la función genital o sexo de origen natural y, por lo cual, se ha concebido una definición inexacta del tópico o concepto, no como ente natural sino como ente psicológico o mental.

Auguste Comte (1798-1857) filósofo y pensador francés del siglo XIX. Padre de la “sociología”, junto a Henri de Saint-Simon (1760-1825) y otros pensadores clásicos planteaba que la idea es lo válido mientras que la opinión es interpretativa y sin valor cognoscitivo. Este concepto evolucionista de carácter social marcó el camino a seguir para las generaciones posteriores respecto al comportamiento social en derivación del ambiente, tanto cultural como ecológico aunados a otros aspectos del conocimiento. Para él, igual que Descartes, la idea debe ser propia y originaria, en este planteamiento se debe considerar tener conocimiento de la idea de otros sin ser alter ego de su ideario. En otras palabras, su influencia debe ser mínima e interpretativa. Comte defiende al método científico como la única forma de obtener un conocimiento válido.

De acuerdo con los estadios del pensamiento humano -la inteligencia- clasificados por Comte, el número tres es el que determina su positivismo sociológico, que dice así:

“El estadio positivo, el hombre renuncia a buscar causas últimas y se enfoca en observar y formular las leyes que rigen los fenómenos naturales a través de la ciencia. En este estadio, la metafísica es reemplazada por la ciencia moderna.”

En este sentido, debemos determinar que el carácter sexual del individuo debe estudiarse científicamente de acuerdo con la biología y no de acuerdo con ideologías metafísicas o abstractas determinadas en las ciencias sociales.

Georg Wilhelm Friedrich Hegel (Alemania-1770-1831) filósofo, trata la homologación del pensamiento como enajenación a la cual caracteriza como medio de crear solo un

estadio del desarrollo del espíritu universal (es decir, de la cultura espiritual de la humanidad) relacionable con el antagonismo entre el Estado y la religión, entre lo “interno” y lo “externo”. En pocas palabras: con el atraso de la cultura espiritual. Como tal, éste se supera, se suprime y se conserva solo en la “memoria” de la humanidad: como lección material (предметный), de la cual el espíritu universal saca sus conclusiones.

De esta forma enajenante  y no basada en los postulados sociológicos de Comte la posición siniestra de la ideología de género pretende inducir un criterio absurdo al mundo; al considerar, algunos aspectos de la abstracción socialista como una razón válida para la educación sexual del niño o infante, mediante adoctrinamientos y, derivado de traumas psicológicos que a priori no se reconocen y que las más de las veces han cambiado el curso existencial del individuo, convirtiéndolo en algo que biológicamente no es y psicológicamente no debería ser.

Se debe advertir que esta visión de la ideología de género no atiende a una inclinación misantrópica, ni misoginia y mucho menos homofóbica, sino todo lo contrario, atiende a una visión crítica de acuerdo con la libertad del pensamiento que representa la madurez psicológica del individuo humano. Sea, a la libre decisión que tiene el adulto a escoger con preferencia su relación sexual y no a la imposición deslindada de la naturaleza biológica del ser humano que enmarca la educación que pretende desarrollar la ideología de genero a la familia humana mediante una educación foránea a la naturaleza en sí.

Si bien es cierto que el pensamiento individual y la mente humana son virtudes propias de la naturaleza, también es cierto que la fisiología desde la procreación del feto viene determinada varón o hembra -valgan los términos-. Por tanto, es absurdo postular la propiedad de una razón válida a la inocencia del niño sea varón o hembra diferente a su condición natural y que tergiverse con argumentos abstractos y sofistas una verdad absoluta de la genética como estudio positivo de la biología.

Heráclito (Efesio, Grecia antigua, 535ª. C) Filósofo, en su concepción de la naturaleza determina que todo cambia y ha cambiado desde el principio del universo y eso no va a ser diferente en él, y menos tratándose en la insignificancia de la especie humana en comparación de todo lo que existe en el universo entero aun siendo el individuo humano lo que mas importa a nuestra especie. Creía que los fenómenos naturales formaban parte de lo que era el movimiento y el cambio consecuente de la naturaleza. Nada existente es inmóvil, ni se mantiene de esa manera, y tampoco dura para siempre, el movimiento y el constante cambio de las cosas permite que exista un equilibrio en el universo, cito:

“Nadie se baña dos veces en el mismo río”

Al correlacionar esto anterior de Heráclito con las ideas evolucionistas de los biólogos y científicos de la genética, se encontrará en uno de los investigadore emblemáticos de las ciencias biológicas algo muy importante. Es el caso de “el origen de la vida” de Oparin (Rusia, 1894-1980), para él, la historia de la biología nos ofrece una sucesión ininterrumpida de victorias de la ciencia, que demuestran la plena cognoscibilidad de la vida, y una sucesión ininterrumpida de derrotas del idealismo. Oparin critica positivamente las teorías genéticas mendelianas, aunque las considera muy simples; de lo cual, apoya el principio de que los portadores de la herencia, lo mismo que de todas las demás propiedades de la vida, son los genes. Son partículas de una substancia especial concentrada en los cromosomas del núcleo celular. Estas partículas habrán surgido repentinamente en la Tierra, en alguna época, conservando prácticamente invariable su estructura determinante de la vida. En esas partículas genéticas, precisamente está la información sexual que ha evolucionado hasta ahora fisiológicamente y ha formado lo que es o un hombre o una mujer.

Si eso ha evolucionado definiendo al sexo de cada individuo ¿cómo se pretende mediante la abstracción un sector de la sociedad humana, considerar un cambio que la naturaleza misma no ha hecho? Mas aun atendiendo a Heráclito es irreversible.

En el asunto de la homosexualidad se pueden analizar diferentes causas en su existencia como tal y de que ha derivado. Sin embargo, el aliciente o causa principal es el descontrol de un instinto natural del ser de toda especie, es, precisamente, el de la conservación de la especie. Por ende, el instinto de cópula o relación sexual entre seres de la misma especie y diferente sexo, excepto los hermafroditas, es natural. El problema radica en el abuso de la conducta sexual -en catolicismo, concupiscencia-. Se entiende que el acto sexual es la condición que existe por naturaleza para mantener la especie sobre la faz de la tierra. No obstante, cuando la idea de sexo se desborda en el acto sin considerar la naturaleza biológica de su ser, sea por ignorancia, por voluntad, o cualquier forma adversa y morbosa, se está cometiendo una aberración.

Ha habido el caso de infantes varones o hembras que han sido abusados sexualmente por otros de su mismo sexo, para lo cual el abusador, quizá, por mala educación o por impulso temperamental les afirma a la victima que eso es bueno y normal. En consecuencia, el abusado al experimentar algo frecuentemente toma esto como costumbre y crea una opinión errada del acto sexual y su naturaleza biológica, esta impronta le radica una conducta difícil de cambiar sin una eficiente y adecuada educación temprana.

Otro caso es la influencia ambiental ligada a la educación del infante varón o hembra. En este ínterin compete lo vivencial, al modo de vida que ha experimentado el infante. Si el infante nacido varón ha recibido mucha influencia femenina -o viceversa- no resta mérito adquirir costumbres femeninas o masculinas y menos si durante el periodo álgido de su crecimiento, entre los 3 y 7 años, el infante no ha recibido la suficiente información biológica respecto al rol masculino o femenino en la sociedad y por suerte, el de la naturaleza. Por ende, no vacilara en preferir tener relaciones o sentir atracción homosexual o bisexual.

Biológicamente se sabe que el individuo humano, en ambos sexos, tiene en su estructura física dos sustancias que determinan su condición o rol genético y sexual. Estas son: la testosterona y la progesterona. Las mismas permanecen o principales o remanentes en uno y otro sexo. De modo que naturalmente cada ser tiene la condición de representar según esta condición y mediante su estructura el sexo a que pertenece con pene o vagina. Sea, metafóricamente falo y cavidad.

El estigma de la ideología de género compete a una voluntad bizarra y pervertida que no da pie a las expectativas naturales de la especie, para ello, sus adeptos o seguidores han adoptado la propaganda sofista que asume que el pensamiento respecto a lo que uno quiere ser en contra de lo que uno es biológicamente es propio de la naturaleza humana. En esto lo único que es cierto es que cada uno tiene la capacidad y derecho de razonar a su voluntad (el libre albedrío de Agustín). Sin embargo, eso no da mérito a que tal razonamiento sea en favor de lo universal y consciente en pro del beneficio propio de la especie.

Sin lugar a duda, la acepción y pretensión del concepto “ideología de género” ha creado una situación de alerta en la medida que al tratar de transformar no solo la estructura mental del inocente sino también la estructura física del individuo, Está creando un nuevo trauma psicológico a partir de la impotencia que se presenta en el estímulo y las sensaciones que caracterízan la cópula. Y por otro lado la impotencia económica de algunos que no pueden realizar algunas transformaciones necesarias para cristalizar su felicidad. Aunadas a otros factores negativos como la discriminación, ostracismo y en el peor de los casos homofobia.

Lo perverso -aclarando de nuevo que no soy homofóbico- es el carácter enajenante y la propaganda, exigiendo, no tanto derechos sociales que por derechos humanos se merecen, sino la propaganda y la enajenación que quieren producir en la sociedad respecto al género desde la infancia. Eso debe corregirse.

Les aclaro a los gay de toda índole que, según la evolución natural de la especie, la condición sexual que pretendan, deseen o han logrado adoptar, desafortunadamente, es una ficción consensual entre vosotros mismos, pura apariencia, en el fondo siguen siendo lo mismo que la naturaleza biológica ha querido que sean.

De igual forma les participo que mi posición de pensador no me permite la comodidad y el placer de apasionarme en nada de lo que hago un análisis, pero sí, a criticar de forma neutral y desapasionada la temática que he abordado.

Joise Morillo

[email protected]

Venezuela – USA

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