NUESTROS PROPIOS EXPATRIADOS… Por Nelson Jorge Mosco Castellano

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No solamente venezolanos, cubanos, bolivianos y nicaragüenses son víctimas de

gobiernos que aplican formatos de izquierda; también lo somos los uruguayos. Los

15 años de gobierno del FA profundizaron una tendencia socialista que produjo en

Europa emigrantes expatriados por sus totalitarismos aplicados.

La redistribución mal planteada creó un ambiente de desesperanza generalizada

que hoy se expresa en el estudio: “¿Tan insatisfechos como para irse? El rol de las

percepciones, expectativas y creencias en la intención de emigrar de los jóvenes:

evidencia desde un país en desarrollo”, de Luciana Méndez, del Instituto de

Economía, publicado en la revista Journal of Happiness Studies, que demuestra

que tres de cada diez jóvenes de Uruguay estaban insatisfechos como para irse a

otro país.

Cerca del 30% de nuestros jóvenes están insatisfechos y piensan en la posibilidad

de irse al extranjero. No todos lo harán, pero el dato nos increpa como sociedad (y

más aún si tenemos en cuenta que ese 30% tiene un buen nivel educativo que

pagamos todos y no es el que peor la está pasando, de acuerdo a sus condiciones

económicas objetivas). Para Méndez, esto deja de manifiesto que: “Hay algo que

está correlacionando la percepción de los jóvenes con las políticas que se han

hecho”. “Una de las formas de cambiar las percepciones es a través de las políticas

de dar señales claras”.

“La intención migratoria no es buena ni mala; lo que te está mostrando es que hay

una cierta insatisfacción que tiene que ver con las oportunidades que la gente está

percibiendo. La insatisfacción económica es esa brecha que percibo entre mis

objetivos y lo que puedo lograr, o entre lo que logré y lo que pensaba que podía

lograr. No es sólo subir el ingreso o aplicar más planes de equidad; hay que

generar condiciones y oportunidades para que la gente sienta que tiene objetivos

y que los puede alcanzar”. “Los jóvenes no aspiran sólo a tener un buen trabajo;

aspiran a que el ingreso que obtengan les permita vivir. También hay que ver qué

implica un buen vivir para esos jóvenes. Implica poder juntarse con sus amigos en

un bar, tener momentos de ocio y acceso a la cultura, implica viajar, poder alquilar

una vivienda”.

Mira mucho las percepciones de los jóvenes en términos de participación

democrática, participación en el deporte y cómo perciben sus oportunidades

respecto de un montón de dimensiones del bienestar.

Uruguay tiene, según publica la ONU, 367.060 emigrantes, lo que supone un 10,7%

de la población de Uruguay. Y los que pueden optar en dónde vivir porque tienenpreparación y son bienvenidos, no van a ninguno de los paraísos socialistas ni

comunistas. Nadie va a donde le roban la libertad de trabajar o de disponer de lo

suyo. No buscan ser subsidiados ni nuevos derechos sociales. Allí donde se le exige

a la sociedad un esfuerzo tributario que genera estancamiento o depresión, se dan

mayores posibilidades de que los jóvenes busquen nuevo destino. Oportunidades

de trabajo sin sindicatos ni protección del Estado. Ganarse la vida por ellos

mismos, aceptando el desafío de valerse por sí mismos y recibir el reconocimiento

económico y social por eso. Están fuera del Uruguay por la pérdida de libertad de

disponer libremente de sus ingresos y mejorar su condición. Eso no es egoísmo, es

racionalidad de querer una sociedad que crezca en lo colectivo. No sufrir el abuso

de que les recorten cada vez más posibilidades de trabajar formalmente y tener un

mejor porvenir en su Patria.

Los que se van son los más talentosos, los mejor preparados, los que quieren

superar su condición por esfuerzo propio y dignamente.

A medida que un gobierno va armando estrategias para violar derechos humanos

naturales, restringe la posibilidad de vivir naturalmente en ese lugar.

Un gobierno que fija la fecha de la Navidad u otro que corta la posibilidad de

comunicarse con tecnología, abusa de su pueblo. Los que pueden irse saben que

cada vez será peor, más invivible quedarse. El MPP y el PCU tienen cuentas a saldar

con los totalitarios; son parte de su organización. Apoyan o consienten que avance

sobre el derecho del individuo. No les importa una sociedad vaciada. Totalitarios

de siempre. Antipatria de siempre.

Entre tantos estancamientos autoinfligidos, cuando se les permitió gobernar creció

el estancamiento demográfico, el que más condiciona nuestra supervivencia

económica y social.

Cada vez somos menos para tirar del carro. Orsi-Cosse (MPP-PCU) y Abdala (PCU)

quieren sumar vocaciones a emigrar: nuestros propios expatriados.

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