Por: Esc. Sebastián Rodríguez Merlo
“El rojo carmín de sus hojas en el momento de la vendimia”. Si pensamos más allá de los Andes, viniendo desde el este americano, pensamos, qué habrá más allá de? Es otro mundo. Y de hecho, es realmente otro cosmos. Esa mezcla de suelos pobres, cuasi áridos, entre 2 barreras gigantes: el Océano Atlántico y la Cordillera, hace que todo el mundo diga: ese lugar está tocado con la varita! Ni la Filoxera pudo entrar!!!! Ahí resurgió: La Carmenére.
Variedad reconocida en su origen en Bordeaux, creciendo siempre cerca de sus primas hermanas: Las Cabernet´s y Merlot, formaba parte de esas mezclas suculentas del Medoc, hasta que llegó la filoxera, esta plaguita muy linda, que destruyó todos los viñedos en europa, en el final del siglo XIX, pero quedó una esperanza…que se confirmó 100 años después, del otro lado de los Andes…
Se la confundía con la Merlot, hasta aterrizar un Francés que sentenció: Esto es Carmenére Señores!!!. Lo cierto es que no es una variedad de ciclo medio como la merlot, sino de ciclo largo, emparentada en tiempo de maduración como la Cabernet Sauvignon, se precisa muuuucho tiempo, diría hasta abril para obtener su real expresión.
Así que aquí estamos: La mesa y su mantel, ponemos frutos secos, quesito no muy graso, un poquito de salamín (no chacarero por favor), y ponemos el agua a hervir, unos buenos sorrentinos con salsa de hongos, y empieza el baile bucal: morrón, cereza, tabaco, y hasta chocolate. Señora: Prenda la tele, que juega la Roja, Chi-chi-chi-le-le-le, Viva Chile!!