La caída de Kabul

0
522

Por: Anonimous.

El mundo visto con el lente de los Recursos. El Gran Juego tiene dueño.

El 15 de agosto pasado los talibanes tomaron Kabul, capital de Afganistán, de manera casi incruenta y con ello cerraron un capítulo de la historia. Es el fin de la supremacía norteamericana y el comienzo de la era de China como centro del poder, del comercio, de la tecnología y quién dictará las líneas estratégicas en materia política. La intervención norteamericana en dicho país por dos décadas ha terminado de manera vergonzosa y los Talibanes se afianzan como invencibles en su territorio. Con todo tipo de carencias y a caballo cruzaron el Rubicón. Aquella guerra duró 20 años casi y fue iniciada como reacción del entonces presidente Bush al ataque a las Torres del World Trade Center de Nueva York, el 11 de setiembre de 2001. Los que vivimos aquel episodio a través de los medios, entendimos que estábamos ante un mundo que cambiaba para siempre, el terrorismo islámico doblegaba al pentágono y sus dólares con un grupo de suicidas. Un Pearl Harbor amplificado, una afrenta sin redención. En nuestras vidas habíamos vivido la caída del muro de Berlín y el advenimiento de la red global, internet, las guerras revolucionarias al influjo de Moscú y la ayuda militar estadounidense a los gobiernos en todo el orbe como forma de afianzar su hegemonía frente a la URSS.Sucesos aparentemente desconectados, pero con un hilo conductor, el Pentágono y el Kremlin en pugna. Esta era nos permite ver las manos del titiritero, ya no necesitamos que se desclasifiquen los archivos, jugamos a cartas vistas. Estamos hablando que al terminar una guerra fría empezó otra.  La aparente dominación norteamericana del escenario político mundial de la era Reagan y su guerra de las galaxias estuvo signada por un dominio del comercio y de las comunicaciones. Las fábricas dejaron de producir en Europa y Estados Unidos y pusieron sus plantas en China. Decían que lo importante era el dominio tecnológico que estaría asegurado y occidente gozaría de buena salud por los siglos de los siglos. Pero el equilibrio se está volcando a favor de Oriente y la caída de Kabul es un hecho bisagra que vuelca la balanza para el lado de China y Rusia.

Cuando se pregunta por la importancia geopolítica de Afganistán, el vietnam de la URSS y ahora el segundo vietnam de los Estados unidos, el asunto no resulta fácil de dilucidar. Primero hay que entender que el Asia Central es una región de gran importancia en recursos estratégicos y es también una zona donde el poder de los estados compite con las lealtades a las etnias y a las familias y con un arraigo muy fuerte a la tierra y conal dominio de las montañas atada a una inigualable habilidad para cabalgarlas. 

Se entiende por recursos estratégicos a aquellos necesarios para sostener la producción y el esfuerzo bélico por un lapso de entre dos y cinco años por parte de las naciones emisoras de políticas mundiales, eufemismo para designar a las naciones más poderosas. En esa lista de recursos está el petróleo, el gas natural, el uranio y el litio y coltán, entre los más notorios. Afganistán no era tan importante por sus recursos, aunque siempre tuvo algunas reservas de cierta cuantía relativa que lo han posicionado como punto de interés creciente en la guerra de recursos que se libra. La importancia primordial, sin embargo, sigue siendo su valor como territorio de paso, de conexión entre occidente y oriente, por los gasoductos y las rutas comerciales que lo surcan.Esas que conectan Europa con Rusia China e India. El llamado ¨Gran Juego¨ que sustituyó a la guerra fría tiene cada vez más actores en el plano global a medida que más Estados se van industrializando rápidamente y demandan recursos crecientes. Este proceso agravala puja por el dominio de los recursos necesarios. Además de Rusia y Estados Unidos, hoy China se prepara para dominar el escenario mundial, sin olvidar a otros actores como India, Japón y Corea del Sur, para citar solo los más emergentes en Oriente. La juventud de esos países tiene altos niveles de rendimiento académico y valores que aseguran un futuro promisorio a esas naciones y a toda la región asiática que viene en ascenso. Afganistán sin embargo tiene un futuro sombrío, el caos y el crimen que sirve a intereses mayores muy lejanos. Su posición y su geografía lo condicionan.

Otro aspecto del Gran Juego que se revela en   estudios técnicos  llevados a cabo por agencias especializadas de los Estados Unidos, que no es posible soslayar, dan cuenta que en Afganistánexisten depósitos muy importantes de una amplia variedad de minerales como oro, hierro, cobalto, litio, cromo, zinc, piedras preciosas, muchos de ellos considerados también como estratégicos y críticos para la industria pesada y la tecnológica de Norteamérica, lo que podría transformar al país centro asiáticoen uno de los principales centros mineros del mundo, lo que requiere su institucionalización, pero Afganistán, parece derivar a la barbarie.Cómo lo harán jugar China y sus aliadosestá por verse.

Por otra parte, uno de los mensajes filtrados por WikiLeaks, apoya esos estudios al citar los recursos críticos de los que dependen la industria norteamericana. En ese mensaje se cita a la bauxita, en Guinea; el cobalto, en Congo; la cromita, en Suráfrica, Kazajistán e India; el manganeso, en Gabón, Brasil y Ucrania; el germanio, grafito y tierras raras, en China; el estaño, en Indonesia; el hierro, en Brasil; el uranio, níquel y paladio, en Rusia. Si bien Afganistán nos está en este mensaje sus recursos lo hacen partedel Gran Juego Geopolítico Mundial. Eso nos recuerda que, en América del sur, Chile tiene grandes yacimientos de cobre y Perú de coltán, y Venezuela posee las mayores reservas de crudo del planeta. Poseer recursos naturales puede ser una maldición como le ocurre a la República Democrática delCongo, principal proveedor del Coltán del mundo. Para entender el sin sentido de la política global hay que mirarlo a través de diversos lentes y el de los recursos no puede estar ausente.

Volviendo a Afganistán, la cultura local ha jugado un rol preponderante no considerado adecuadamente ni por los norteamericanos ni los rusos, inicialmente. La China los aborda desde el comercio y con ello evita el conflicto. El tema del islamismo ha tenido importancia siempre en Afganistán y explica bastante por qué la URSS y USA abandonaran su aventura de dominio territorial en esta región del planeta. Los Talibanes han logrado sostener una guerra inmensamente desigual con los dos ejércitos más grandes y equipados del mundo y están demostrando que el apego a la tierra y la cultura local pueden prevalecer frente a los mayores medios de guerra. Tzun-Tzu está teniendo razón y Clausewitz pierde terreno. Cuando la lucha es sin tiempo y se está dispuesto a sacrificar todo por la causa, ni el mejor ejército sostiene 20 años de resistenciade la población local.  Los ejércitos profesionales están preparados para dar un golpe letal y retirarse, como el caso de las bombas de Hiroshima y Nagasaki, que doblegaron al Emperador de Japón,pero cuando la lucha se vuelve sorda y prolongada, cuando el enemigo es cualquier persona o un niño, cuando el odio al invasor suplanta el amor al libertador, el soldado invasor se deslegitima y la opinión pública de su paísempieza a darse vuelta. El daño moral a los Estados Unidos fue enorme cuando cayeron las torres, y eso generó el apoyo a la decisión de guerra de Bush, pero hoy el presidente Biden ya no puede sostener esa decisión, cuando el mismo está indeciso sobre la legitimidad de la lucha y la cuantía del gasto.Seguramente sea aconsejable acordar algo con China al respecto, o con Rusia, puede pensar el Pentágono. 

Afganistán era desde antes de la invasión estadounidense en 2001, uno de los mayores productores de la adormidera o amapola; posteriormente, en medio del caos de la guerra, la producción se disparó. Hoy Afganistán es el mayor productor de opio del mundo. Desde las montañas afganas salen las partidas por distintas rutas, especialmente a Europa occidental, Rusia y los países árabes, que son los mercados donde este tráfico de heroína se rentabiliza en mayor grado.Los Talibanes han impulsado también la producción y el comercio de efedrina que es la base de las metanfetaminas y significa otra enorme fuente de dinero. Afganistán es hoy un Estado fallido perfecto, el gobierno no puede dominar el territorio y éste cae en manos de una banda de delincuentes que se dedica al contrabando y al narcotráfico.  Este es el centro, el nudo de la intrincada trama que asola la zona. No se trata de una organización local libertadora sino de una banda criminal que sojuzga y domina por el terror, con enorme poder y dinero y con fuertes alianzas. 

La población de Kabul, ante la invasión de los Talibanesse desespera por huir del país, son capaces de ir al aeropuerto y ofrecer a sus hijos para salvarlos. Prefieren perderlos a verlos vivir y morir bajo el Talibán. Una mujer se encierra con su esposo en su apartamento y espera que vengan a su puerta a matarla, se educó en occidente y no puede aceptar una vida salvaje y esclava. Es que los talibanes tienen un sistema cultural muy radical que se da de bruces contra los principios de derechos humanos, respeto por la diversidad, libertad de credo y libre acceso a la educación que hoy impulsa la agenda 2030 y prevalece en las sociedades occidentales más ¨desarrolladas¨. 

Eldominio de los Talibanes ha puesto a las mujeres en la posición de esperar que las vengan a matar y están dispuestas a dar sus vidas antes que vivir bajo el dominio de este grupo radical islámico que viene envalentonado por haber derrotado a los rusos primero y a los americanos después, en un proceso que lleva ya más de treinta años.Además,sus negocios con el narcotráfico y otros crímenes en esa zona de paso les produce fabulosas sumas de dinero lo que aumenta su poder. Conozco a los musulmanes corrientes, los dominados por los talibanes y sé que el creyente común es una persona de familia que ama a sus hijos y esposas. Son personas que disfrutan la vida en común y dentro del hogar la mujer tiene un papel protagónico en la toma de ciertas decisiones y es respetada como la ¨dueña del hogar¨. Una sociedad diferente, pero con un sistema cultural que funciona.

Los Talibanes después de 20 años de lucha han perdido mucho del arraigo cultural y la lucha a muerte que llevan se ha vuelto para muchos de ellos su forma de vida.Cuando se ha perdido la familia y la tierra, el ser humano se vuelve un lobo siberiano sediento de sangre. Se trata, hay que admitirlo, de culturas muy diferentes a la nuestra y es difícil entender lo que pasa allá, pero sin embargo adelanto que son tan humanos como nosotros. Lo que si es cierto es que la guerra de recursos mundial está rompiendo su entretejido social milenario, es una continuación de las historias de colonialismo que la historia nos viene contando por más de un milenio largo ya, desde el Gengis Khan y que se hunde en el pasado profundo desde las conquistas de Alejandro de Macedonia o las de Ciro el Grande o el cautiverio que Nabucodonosor, rey de Babilonia, impuso alpueblo judío. 

Como resulta lógico concluir luego de esta breve fundamentación, explicar lo que está ocurriendo en Afganistán es complejo y no es posible separar lo humano del juego estratégico global por el dominio de los recursos que habilita el ejercicio del poder. Una cosa es el motivo realdetrás de las noticias que se publican en la prensa y otra es lo que podemos llegar a percibir desde aquí. Ocurre que el juego geopolítico es peligroso y difícil de probar en términos periodísticos y los medios no especializados no pueden profundizar en esa complejidad. Lo cierto es que las naciones más desarrolladas de hoy han sido las colonizadoras de ayer. También es cierto que hoy como ayer las naciones llamadas a tener un papel protagónico en ese juego han sobresalido por su capacidad de organización social y desarrollo, en términos de mejores universidades, mejores sistemas de gobierno y de sostén social. El club de los llamados a jugarlo se agranda cada día y no estar en él es quedar fuera del juego, sometido a la voluntad de los que sí lo juegan y ostentan sus cuotas de poder.

Los recursos para sostener ese desarrollo provienen de naciones menos favorecidas que muchas veces son devastadas por guerras y situaciones que no provocan o que son llevadas a participar por el juego geopolítico mundial bajo condiciones impuestas. En nuestra américa, Perú y Chile están pasando por situaciones incomprensibles para el observador desprevenido, y la lista puede agrandarse a casi todo el continente. Lo cierto es que saber posicionarse en el escenario mundial, elegir aliados y con quién desarrollarse, de quién defenderse y cuando y donde incidir, entender la necesidad de imponer el poder del Estado en todo el territorio y no permitir zonas liberadas, resulta decisivo para un país de poco poder relativo como Uruguay o como Afganistán. Para ello se requieren centros de estudios estratégicos bien fundados y cuyo esfuerzo sea mantenido en el tiempo y estamentos políticos dispuestos a jugarse por el destino de las poblaciones locales. Se requiere identidad de grupo social que a los Talibanes como a los judíos no les falta.Se precisan fuerzas armadas y policiales dignas y dignificadas, bien instruidas y equipadas capaces de sostener un esfuerzo de guerra prolongado porque aman su suelo y su gente. Afganistán por ahora está a la deriva y buena parte de América también. No permitamos que nos pase lo mismo.

Fuentes consultadas:

http://www.ieee.es/Galerias/fichero/docs_marco/2011/DIEEEM03-2011MineralesAfganistan.pdf

https://elpais.com/diario/2009/10/08/opinion/1254952812_850215.html

http://www.luisvillamarin.com/entrevistas/2097-afganistan-marcha-a-pasos-acelerados-hacia-una-guerra-civil

https://www.facebook.com/723658148/posts/10159446157403149/

DEJA UNA RESPUESTA

Semanario ConTexto promueve el respeto entre las personas, y fomenta los valores Éticos y Morales de una buena convivencia. La redacción bloqueará los mensajes con palabras o expresiones ofensivas, denigrantes o insultantes. Por un Uruguay mejor. Gracias por tus comentarios

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí