Por: Esc. Sebastian Rodriguez Merlo.
Si nos retrotraemos a aquellos tiempos en que la moneda corriente era la damajuana de 5 litros “Clarete”, resultante de mezclar Tinto con Blanco, y que no va a faltar su dejo a uva moscatel con fondito dulzón y mirando al viejo con un clásico: “ta rico pá”…y hoy nos dicen medio “finoli” la expresión cuasi francesa “Rosé”, yo le diría…: si y tiene un dejo mantecoso al final…
Esa es la verdad de la milanesa, aquello era Clarete y lo que hay hoy no es Clarete, es Rosado, afrutado, complejo o dulce, lo que guste. Lo cierto es que el Rosé no es una mezcla de tinto con blanco, sino un tinto que le quitan el Hollejo (a groso modo), con sus técnicas variadas, desde el “sangrado gravitacional” hasta elcontacto con los hollejos más o menos prolongado en el tiempo.
Viajemos un poco: junio, sierras, mar azul, hace falta algo más? Una mesa con mantel blanco grueso, platito con la “mantequilla” y el pan, unos camarones y ese invento fantástico de mayonesa con un poco de perejil arriba y recipiente con abundante hielo (champañera por si no me siguen) y un rosé de la Provence.
Encontrarán un sinfín de sabores, sea en versión syrah, cinsault, carignan, o viniendo para estos lados, tannat, merlot, pinotnoir, cabernet franc, lo cierto es que el método es lo que hace a un Rosé, y revestirá siempre frutosidad, untuosidad (mantecoso!!!) y si nos vamos para el este, esa cosa “mineralota”.
Así que Señores, sáquense la venda de las manos, no todo lo que reluce es un entrecot con fritas…Apele a su sentido femenino de la vida…Salú
