Por: Filosofía de Humor por KTK( Marcas registradas).
C Pulcro Blanqueado abrigaba, en su fuero íntimo, un ineluctable destino de limpieza, que lo sacaba a luz tanto natural como artificialmente. Hombre que jamás desgarró vestiduras, como reflejo de un estado emocional que traicionara su razón de ser.
Detestaba la hipocresía y era honesto por naturaleza, a carta cabal, a mastercard y a todas las tarjetas que le brindaran un crédito frente a sus semejantes. Su mujer, porque según él tenía derecho de propiedad, de nombre Hacendosa Moreira, era fiel a los principios de C Pulcro; pero no a sus finales. Escoba en mano limpiaba el rancho de terrones de azúcar, a diestra y siniestra, sin ninguna tendencia ideológica. Aquél, tenía diabetes y era insulino dependiente. Por ello diariamente le suministraban una dosis de insulina al rancho, que lo querían como a un hijo. Su hermano era Juancito de Juan Moreira, famoso hunde dagas abdominales, por los que pagó con años de cárcel sus desvaríos. Sus hijos se llamaban Hipo Clorito y Lavandina, respectivamente y una chancha de nombre Josefa, a quienes le dieron el apellido de forma gratuita. Colaboraban con la higiene de sus cuartos tanto traseros como delanteros y eran muy exigentes con ellos mismos, no así con los demás. Eso sí, Josefa, por precaución e instinto natural, jamás entraba a la cocina….no fuera a ser que..
Una quinta de árboles frutales, procesaba un cambio en el paisaje campestre. Allí la cesta, luego de la cosecha, recogía los frutos de sus esfuerzos, así como también las verduras, para no suscitar celos indebidos a los involucrados. Es que la naturaleza tiene vida propia, sensible al trato que debe ser cuidadoso y ponderado con las hortalizas.
Los surcos se alineaban con prolijo esmero y permitían el trabajo de la familia, en los espacios libres. Todo era preciso, ordenado, planificado y certero. Ello alimentaba la motivación de las especies arbóreas, que con singular éxito brindaban Sombras Nada Más….como el bolero.
Hasta que llegaron los parientes jacobinos de Josefa: los chanchos jabalíes.Vinieron a interrumpir la sosegada paz de C Pulcro y su familia. Armaron mitines y motines, tergiversaron la quinta esencia de una natural convivencia pacífica y modificaron la geografía del lugar con sus arremetidas emocionales y salvajes. Ni siquiera se sofrenaron, frente al llamado a la calma, dispuesta por Josefa, la chancha civilizada, que había intentado formar una mesa de diálogo entre las partes, con un estrenduoso fracaso. No hubo razón, que pudiera calmar las aguas. Estas se desbordaron y las consecuencias del casose zanjaron, con cientos y cientos de kilos de chorizo casero de jabalí, que a esa altura estaban en la paz de los C Pulcros.
Brillante Gastón, la imagen final de los jabalíes transformados en algo útil, podría ser un buen final para «Rebelión en la granja». Salud!!!
Brilñlante Gastón, a estos cerdos extrajeros, importados por magnates Sanjuaninos, no hay otra que transformarlos en chorizos de rueda.