En estos días se escuchan voces que aplauden al Uruguay por su nivel de vida y sobre todo por su calidad de vida, sin embargo, estamos asistiendo actitudes desde el gobierno que no son un buen indicio y empiezan a asomar nubes de tormenta sobre el horizonte, justo cuando el país necesita estabilidad para despegar. No queremos que los catorce tornados de Kentucky nos arrasen y se pierda todo lo bueno que se ha hecho y todo lo mejor que se puede hacer. Necesitamos acciones y decisiones urgentes que mantengan el buen rumbo con que se ha transitado hasta ahora en la coalición. Por eso ponemos nuestra columna al servicio de los que quieren corregir derroteros antes que sea demasiado tarde.
Nos llama la atención la actitud del Sr presidente Lacalle que vetó la nueva ley forestal. No vemos la necesidad de tomar una actitud tan drástica cuando el proyecto de Cabildo Abierto solo buscaba volver a la esencia, al espíritu de la legislación original y preservar los mejores suelos del país para la explotación agropecuaria. Los limos de Colonia, Soriano y Río Negro se están transformando en terrenos de bosques de eucaliptos y eso implica décadas de un tipo de cultivo que consume fuentes de agua valiosos para otras actividades y cuya reconversión, una vez terminado el ciclo de producción forestal, es relativamente costoso en términos de tiempo y economía. ¿Realmente la intención es pasarnos a un modelo celulósico?
La celulosa no ayuda a la radicación de familias en el espacio rural propiamente dicho, por otra parte, es una actividad que se aparta del saber existente en nuestro interior profundo. Allí se sabe de explotación agrícola y ganadera. El habitante de nuestro campo es muy bueno en eso. Ayer trascendió la noticia que una vaca uruguaya fue elegida el mejor ejemplar Angus del mundo. ¿Realmente se quiere reducir y afectar a ese sector que es la esencia del Uruguay? No es un tema de porcentajes de suelos ocupados sino de calidades y rendimientos de los suelos agrícolas y ganaderos. ¿De verdad queremos que los mejores suelos estén ocupados esperando que crezcan las tres podas de eucaliptos redituables, en un barbecho de quince o veinte años? No entendemos lo que está pasando y cuando el gobierno no explica su proceder a su base electoral y hace ciertas cosas difíciles de entender, lo que genera es perder apoyo. Debe haber buenas razones, pero no son visibles para muchos. Hay que salir al ruedo y explicar.
El domingo pasado fueron las elecciones en algunos consejos vecinales de la capital y un grupo de ediles del partido nacional en Montevideo, publicó una carta denunciando graves irregularidades en los procedimientos de conteo y registro. Estas elecciones que no son regidas por un padrón electoral y que eligen una organización que en pureza debe ser apolítica, han sido el medio que el Frente Amplio ha encontrado para seguir dominando aquellos municipios donde la población eligió alcaldes de otro partido. Esta es una realidad que está a la vista y nadie parece querer decir. Hay aquí un trabajo en redes bien hecho desde lo psicosocial, hablo de redes gramscianas, pero con un mal fin, el de preservar el poder de la izquierda a toda costa y de esta forma seguir poniendo el palo en la rueda en el progreso del país. Este es otro tema en que la tibieza se contrapone con la energía y la rapidez con que se condenan otros asuntos. Hay una cierta discriminación por parte del gobierno que se parece al temor o a la complicidad. No entendemos.
El Gobierno usó, en su campaña electoral, el tema de la corrupción como una de sus banderas y creí, como yo hubo unos cuantos más. Sin embargo, los meses y los años pasan y las condenas y destituciones no se ven o son escasas para el sentir de la opinión pública afín al gobierno. No se ven las inhabilitaciones para ejercer cargos públicos, no se ve que el PIT CNT sea obligado a rendir cuenta del uso que hace de los dineros que el estado retiene a sus asociados y vierte en cuentas personales de ciertos líderes sindicales. Una organización social de izquierda disfrazada de fundación sirve de pantalla a la operación financiera y es usada para ¨regularizar ¨ esa situación. Este es otro asunto que está generando malestar en el ciudadano común que decidió votar a los partidos hoy coaligados contra el Frente Amplio. Solo un 25 por ciento de los obreros están sindicalizados, como lo demostró la última elección del BPS y en general, muchos de ellos están sindicalizados a la fuerza, bajo amenaza real o percibida. ¿Por qué tanto respeto a algo que es ilegal e ilegítimo?
El Sr presidente dijo que pedía nuestro voto y que gobernaría para todos los uruguayos y no para ciertos sectores. Entendí que iba a hacer los cambios que espontáneamente se pidieron en el duraznazo y que básicamente se pueden resumir en mejorar el trabajo, la seguridad y la educación y, sobre todo, reimplantar el estado de derecho, el respeto de la ley y la constitución. Parece que me equivoqué. Otra vez. Hay que reconocer el gran acierto que fue la conducción de la pandemia en todos los órdenes y no solo el sanitario. Me saco el sombrero y me inclino en reverencia sincera y agradecida. Sin embargo, faltan medidas para reactivar al sector lechero, faltan normas que liberen de las cargas tributarias a las pequeñas empresas que son el motor de la economía, especialmente de la economía de la clase media y media baja. Este es de los pocos países que tienen un sistema impositivo que grava el ahorro y el gasto a la vez.
Se mejoró la seguridad pública en términos de baja de los delitos, eso es innegable y es muy valorable, pero los soldados siguen sumergidos y los aumentos son de unos cientos de pesos, falta equipamiento base para ejercer tareas de vigilancia de costas y salvataje, por ejemplo. Faltan radares para controlar el ingreso de narcotraficantes en campos clandestinos. Somos una isla sanitaria y jurídica y no podemos controlar nuestras fronteras. Se hace necesaria una política de Defensa y de Seguridad de largo plazo, bien fundada desde todo punto de vista, inclusive el económico.
En lo educativo se ha hecho mucho y bueno, pero falta decisión para enfrentar la acción infiltrante de la izquierda, que pelea una batalla a muerte por las mentes de nuestros niños y jóvenes. Hay una notoria falta de respeto a la laicidad que se da en los establecimientos educativos, por parte de los docentes ideologizados. Ello arroja una sombra de duda sobre la idoneidad de toda la docencia que no merece pagar por los desbordes de unos pocos radicales. No es de ahora pero ya no se debe permitir más. Lo ocurrido en la escuela número 170 de Cassarino, Canelones, el pasado miércoles, es un ejemplo paradigmático. Otro tanto sucede en los niveles superiores, sobre todos en los posteriores al segundo ciclo de enseñanza, por ejemplo, en el Instituto de Profesores o en la Facultad de Humanidades o en el IENBA. Es hora de meter el diente a fondo.
Hay un grupo de compatriotas presos en Domingo Arena y cuando uno de ellos muere en la cárcel y el director del penal hace una carta en reconocimiento al fallecido, el gobierno inicia una investigación a dicho director. A esos presos se los trata de ¨Genocidas¨ cuando en realidad no están condenados y los delitos que se les imputan no tienen nada que ver con esa figura legal. El Gobierno recibió sendas cartas del Foro de Montevideo, un grupo de ciudadanos que surge de no sentirse representado por el sistema imperante, que pide con respeto, pero con certeza, que se actúe con racionalidad y de acuerdo con nuestros valores occidentales. Si bien han sido escuchados y la impresión de sus voceros es buena respecto de las autoridades, no se comprende el silencio en responder y actuar, a casi dos años de gobierno respecto a este tema.
Falta resolver la situación de injusticia que se plantea para con todo servidor público y que va contra el espíritu de magnanimidad que es histórico en este país. Los fiscales actuantes en esas causas y los jueces algunas veces parecen estar decididamente implicados ideológicamente en contra de los sometidos a tales tribunales. Todo el proceso estaría viciado de nulidad, en algunos casos, de acuerdo con el tratado de Roma, que tanto esgrimen y tan poco respetan, al no respetar la irretroactividad de la ley.
¿Puede la conveniencia política estar por encima de nuestros valores? Hay una ley que se debería tratar y que ha quedado suspendida, aparentemente porque no cuenta con el apoyo de parte de la coalición gobernante. El hecho genera lógica indignación, decepción y frustración en miles de votantes que están pensando sufragar en blanco en el referéndum, como forma de marcar su estado de ánimo y mandar un mensaje al gobierno de apoyo condicionado a la revisión de estos derroteros erróneos.
La primera semana de este diciembre final de 2021 nos sorprendió con un paro de la refinería de ANCAP. Al no seguirse el procedimiento normal de apagado, de uso en cada mantenimiento programado, se generó desperfectos que impidieron reanudar la producción y generan pérdidas para ANCAP y para el país. FANCAP quiso responsabilizar al gobierno y éste hizo una denuncia penal. La pregunta es: ¿Cómo se llegó a esto cuando está vigente la LUC y se debió haber garantizado el derecho del Estado a preservar su patrimonio y de los obreros técnicos a trabajar y aplicar los procedimientos que hubieran impedido la rotura? Pero al parecer esto no habría ocurrido, al contrario, imperó la coerción y el miedo desde el sindicato. Esa misma coerción que denuncian en su contra al ponerse en posición de víctima, vieja táctica del PIT y de la izquierda. No se entiende la falta de reacción para defender el interés de todos los uruguayos por parte de las autoridades legalmente electas y constituidas. Mala señal dejar que el sindicalismo se adueñe de las empresas que son de todos. Un sindicalismo con postura política que defiende a las dictaduras del Foro de San Pablo y nos embarca en un derrotero sin final en la caída.
Podría seguir enumerando rumbos inciertos o erróneos o poco claros o no bien explicados del gobierno, que sin duda le hacen perder base electoral, pero considero que para muestra es suficiente. Lo importante es que hay tiempo de explicar, es el momento de tomar medidas y respaldar ese pedido de la campaña electoral que tan bien sonó y tanto nos gustó que nos hizo abrazar la bandera de la coalición. El error es malinterpretar las intenciones del electorado y cumplir una agenda que no es la de los electores. Ese es un camino sin retorno. No queremos transitarlo. Le estamos errando.