Recientemente leía un reportaje realizado en La Diaria al dirigente sindical Marcelo Abdala. Uno de esos personajes mediáticos que dicen representar a los trabajadores, que encontramos una y otra vez, trabajando si, en política.
Viejo y repetido es que los dirigentes sindicales que vemos lucirse en los medios, siempre están incursionando en temas netamente políticos, dejando un margen insignificante para supuestas reivindicaciones de su cometido principal como representantes sindicales.
Don Marcelo, se despacha hablando de que el gobierno está embarcado en una prédica antisindical, lo cual carece de sustento y fundamento.
Solo acontece que el gobierno, aunque en forma bastante tímida, denuncia las prácticas salvajes de las medidas desproporcionadas que aplica el movimiento que el lidera.
Mientras el Pitcnt se dedica a estrangular la economía, como históricamente lo ha hecho, usando a sus robots humanos adiestrados para oponerse a todo, apoyar cualquier consigna y realizar cualquier acción, la cual nunca estará enmarcada en ilegalidad según su visión.
De ahí que recientemente el gremio de Ancap se despacha con una medida inaudita de apagar la refinería con un daño incalculable para el país, sus dirigentes y demás agentes de izquierda, caso Eduardo Brenta en Todas las Voces, el lunes por la noche, queriendo culpar al Directorio de Ancap por la saboteadora medida del sindicato.
No hay límite, en usar argumentos falsos inescrupulosamente por parte de actores públicos, que mienten ya convencidos de lo que pretenden defender.
En artículo de la semana pasada intentamos hacer una especie de radiografía del Frente Amplio. Allí la cuota de mesianismo que sus protagonistas han incorporado en su pensamiento es alarmante, aunque a muchos no nos sorprende.
Las piruetas que hacen estos personajes, en su intento de caer parados, hace que no escatimen en apelar a cualquier barbaridad de la cual ninguno se ruboriza.
Ellos promueven un conflicto, realizan hechos de corte delictivo y en su malabarismo dialéctico quieren hacer ver que ellos son víctimas de las cruentas decisiones de la gerencia de Ancap.
Si esto quedara remitido a ese núcleo duro, a esos dirigentes que se sienten obligados a defender hasta las últimas consecuencias sus posiciones, seguramente se podría hasta entender. Pero nos encontramos con que este panorama contamina a buena parte de la militancia de izquierda, que en ese misterioso acatamiento apoya todo lo que se le presenta.
Abdala se despacha con un lenguaje dieciochesco, “el movimiento sindical capitaneado por la clase obrera”. Vemos a dirigentes sindicales y obedientes militantes, pasear en lujosos cruceros, disfrutar de buenos automóviles, buenos apartamentos, ropa de marca, buenos ingresos, lo que nos pone en la duda de a quien se refiere con esa frase.
Ya el término “clase obrera” suena como antiguo, lenguaje clásico del marxismo, del que Abdala es un fiel discípulo. Bastante alejado de la realidad del mundo laboral, que quema y transforma puestos de trabajo a una sideral velocidad, mientras Abdala sueña con gente de overol, con una llave inglesa en la mano apretando tuercas, para sostener una hoz y un martillo que sobrevive en el medio de países convertidos en bastiones de la miseria.
En otro zarpazo inexplicable, hace mención al color de la papeleta para votar en el referéndum sobre la LUC, lo que nos hace deducir, que como nos dice el cuida coches en la calle “cualquier monedita sirve”, de todo podemos sacar leña y el celeste y el rosado es un tema superior para Abdala.
Me viene a la memoria, la dirigente de Primaria, que para oponerse a continuar con las clases hasta el 23 de Diciembre, invocó las posibles temperaturas de 47 grados que soportaríamos y que harían inviable dar clases en estas épocas. No es recomendable estar tanto tiempo adentro de un sauna y menos dar entrevistas desde allí.
Clara demostración que esta gente está dispuesta a recurrir a cualquier calor y color.
El inefable personaje, nos seduce a razonar, que es para discutir lo que no se hizo oportunamente. Otra gran falacia para embaucar a los incautos de siempre. Aquí hubo elecciones, ganó la Coalición con sus propuestas, dentro de la cual estaba la LUC. Se discutió en el Parlamento, se modificaron artículos, por mayoría se aprobó luego y está en ejecución la Ley.
En una operación a iniciativa de la central Sindical, ésta decidió ir por el camino de recoger firmas para ir a referéndum, cosa que luego el Frente Amplio vio como una oportunidad de provocar lo que mejor saben hacer, caos y distraer al país de los asuntos importantes, como tantas veces han experimentado.
Su objetivo es desgastar al gobierno, distrayendo del objetivo principal, el cual ya estuvo bastante fuera de foco a consecuencia de la pandemia.
Abdala hace alusión al pasado, cuando el movimiento sindical se movilizaba contra el autoritarismo del gobierno del Presidente Pacheco.
Épocas crudas y perversas del movimiento sindical, cuando eran aliados y propulsores del caos, cuando justificaban y apoyaban las acciones armadas y criminales de los movimientos guerrilleros, cuando con consignas como “obreros y estudiantes, juntos y adelante”, maltrataban a nuestra sociedad, sembrando sus consabidas posturas ideológicas de división y enfrentamiento, usando a tantos jóvenes como carne de cañón.
Sin embargo, en una de las tantas posturas llenas de perversidad, reclamaban los presupuestos en educación así como los valores del poder adquisitivo del año 1968, sin mencionar que los salarios de ese año, correspondían al gobierno del Presidente Pacheco, a quien no se cansaron de combatir, insultar e intentar sabotear de todas maneras.
Cosas para refrescarle la memoria a don Abdala, que insiste con ese lenguaje de barricada, “la organización histórica de la clase obrera”. Frases vacías de contenido que no dicen nada, ni explican, son solo un lindo eslogan para que compren los de siempre.
También nos deleita en esa entrevista, con sus elogios a Venezuela y Maduro. En la cual no puede faltar la famosa autodeterminación de los pueblos, una frase talismán usada por la izquierda, cuando le conviene. A veces los compañeros Cubanos deben ayudar en esa autodeterminación como aconteció en Africa y en nuestro continente en los años 60 y 70.
La alusión al bloqueo de EEUU, pretende explicar como de costumbre, las ineficiencias de un sistema perverso que contiene en sus entrañas las raíces de tanta angustia y miseria.
Estos pseudos dirigentes sindicales, no son más que agentes de la izquierda, brazos que pretenden mostrarse independientes del poder político, no siendo más que ruedas de transmisión de viejas ideas y consignas presentes en el propio Frente Amplio.
Que su ex colega Pereira ahora asuma como presidente del Frente Amplio, solo demuestra la familiaridad de unos con los otros, la mancomunión de esfuerzos y que no es creíble esa llamada independencia de clase, o esas viejas consignas una y otra vez machaconamente repetidas.
El sindicalismo, con costumbres de patota, llena el espacio cotidiano desde hace décadas, en mi caso, no creo ni defiendo nada que de ellos provenga, ya que su posición es política, su filosofía está claramente teñida de marxismo y sus interpretaciones completamente erróneas, además de ser ajenos a las verdaderas necesidades de los trabajadores.
Mi postura no resultará simpática, así como tampoco políticamente correcta, pero no sería honesto con todo lo que vengo escribiendo en este Semanario, desde que me brindaron el espacio, desde el cual confronto y debato sobre ideas.
Abdala está formado para cumplir las consignas del Partido Comunista al cual pertenece, un grupo con orígenes antinacionales, internacional y que encarna y representa todo lo que la Revolución, así con mayúscula, pretende arrasar a su paso. Por algo países que lo han padecido, han terminado prohibiendo la presencia de los Partidos Comunistas. Aquí lidiamos con el debate ideológico y sus personajes.
Coincido plenamente, muy clara la exposición
Muchas gracias Virginia. Es bueno para quien escribe encontrar sintonia con quien se toman el trabajo de leernos. Un saludo!