Por Alfredo Oliú
El próximo domingo 15 de mayo celebramos en Uruguay el “Día de la Madre”. Es muy claro que el objetivo es comercial, tan es así que la fecha no es fija, normalmente es el segundo domingo de mayo pero este año como caía el 8 de mayo se corrió para el domingo siguiente para de esa forma asegurarse que la gente ya hubiera cobrado. Sin embargo y pese a ello está muy bien homenajear a todas las madres. Aún cuando el origen de la conmemoración sea comercial la esencia es reconocer la figura de la madre con especial significación y afecto.
En este mundo que nos ha tocado vivir en el cual el feminismo radical parece ganar espacios, no veo que ninguna de las agrupaciones o “colectivos” como gustan llamarse hagan referencia alguna a esta celebración especial. Entonces yo pienso en todas las mujeres que son madres, en todas las mujeres que lo quieren ser, en todas las que lo anhelan y por distintos motivos no lo logran. ¿No merecen acaso una consideración especial? Yo creo que sí.
Ser madre implica antes que nada un esfuerzo físico descomunal durante la gestación y el parto. Tan es así que quedan huellas en su cuerpo que la acompañan toda la vida. La madre es la primera que alimenta al pequeño, desde el vientre mismo hasta los primeros meses de vida con la lactancia. No tienen espacio para decir “estoy cansada” “hoy no” ni nada por el estilo. La naturaleza las llama y allí están. Pero hay mucho más. El cariño que brinda la madre al recién nacido es insustituible. Es en su pecho donde sintiendo los latidos del corazón calman la ansiedad y se alimentan los bebés. Escuchando su voz reconocen los primeros sonidos familiares y sienten confort. Y no se trata de tener una voz de barítono o algo semejante, el bebé simplemente reconoce el sonido. Generalmente las primeras muecas semejantes a una sonrisa la provoca la madre.
Pero hay mucho más para homenajear a las madres. Yo sé que ambos padres son fundamentales en el desarrollo del ser humano. También valoro muy especialmente los esfuerzos que hace el INAU. Pero la madre definitivamente es insustituible. Podrán buscarse remedios a las tragedias humanas. La vida de los seres humanos está repleta de tragedias pero, no tener madre es una de las más graves. Sobre todo por lo difícil que resulta encontrar una sustitución que brinde el calor y los sentimientos que generan una madre. Es quien acompaña los primeros pasos. En sentido literal y en sentido figurado. Da cobijo frente a la indefensión, tolerancia frente al error y fortaleza al espíritu. Se ha señalado que muchas veces hay una relación directa entre la violencia de muchas personas y la ausencia de una madre presente. Hasta ese punto incide.
En estos días que nos vemos saturados de publicidades referidas al día de la Madre, publicidades en las que de alguna manera se establece una relación directa entre lo que los hijos gastan en los regalos y el afecto que tienen, en estos días prefiero detenerme en aspectos más humanos y reales. Cuántos recuerdos se pueden tener de la infancia cuando saliendo de la escuela a modo de manada y entre la multitud uno reconocía a su madre. Era como el faro en la niebla: iluminaba y daba sosiego. Cuántas preguntas unos contestaba a la madre sabiendo que en ella iba a encontrar el apoyo. Muchas veces bastaba una mirada para sentirse comprendido.
Yo sé que en el mundo de lo “políticamente correcto” todo lo dicho puede ser tomado como una cursilería, pero no me importa. La madre es ante todo el primer y más fuerte apoyo que recibe el ser humano desde antes de nacer. Y por eso, y por mucho más, feliz día a todas las madres.