¿El Partido Nacional seguirá el camino del Partido Colorado?
No es futurología, pero soy libre de pensar y entender que hay indicios que me llevan a hacerme esta pregunta.
Los partidos tradicionales o fundacionales del sistema político del Uruguay, recuerdo que históricamente tenían muchas agrupaciones que les permitían abarcar todo el espectro ideológico, llamémosle derecha, centro y centro izquierda, y sus matices. Pero desde hace décadas el Partido Colorado fue perdiendo por izquierda a sus dirigentes que se fueron corriendo hacia el Frente Amplio. No olvidemos quienes fueron los fundadores del Frente Amplio en el año 1971.
También tengamos en cuenta viejas consignas partidarias como: “Colorado vota colorado”, o “Blanco como hueso de bagual”, que presuponen la resistencia de un corrimiento hacia el partido histórico tradicional, y muchos lo siguen practicando; y otros, a regañadientes, últimamente están apoyando por intereses estratégicos electorales, pero que no cuesta tanto al momento de pasarse a un tercer partido, por enojo o decepción de los líderes de turno. Y el retorno cuesta mucho, por motivos personales e institucionales.
Nadie puede negar que el Partido Colorado se ha ido derechizando de la mano del actual Secretario General, el Dr. Julio María Sanguinetti, que se autoinstituyó en el dueño del partido. El Partido Colorado se ha convertido en el socio más Herrerista del actual gobierno, ubicándose a la derecha de la coalición de gobierno.
Y los intentos fallidos de Ernesto Talvi por correr al partido al centro y centro izquierda, intentando recrear al histórico batllismo, del Pepe Batlle ya sabemos en qué terminó. También somos testigos que el Cliché publicitario del actual Batllismo, lo único que hace es confundir y engañar a los simpatizantes colorados.
Y así va, de manotazo en manotazo, buscando a un Mesías que los regrese al sitial que supo tener en la historia política del país.
Volviendo al Partido Nacional, tengamos en cuenta que la tendencia de adhesiones, elección a elección, no le favorece.
En el presente está muy lejos del 38,11 % de votos del año 1989, anterior gobierno blanco. En ese entonces el Wilsonismo dio una gran mano.
Han pasado algo más de 30 años y su último registro marca una pérdida de casi 10 % de electorado.
¿Alguien se hace cargo de esto?, o como es costumbre decir “la culpa es de los otros”.
Sabemos bien que una tendencia es el seguimiento de una serie de registros numéricos que nos marcan el resultado de nuestro trabajo.
Comercialmente una tendencia a la baja de las ventas de nuestros productos nos enciende una alarma y nos obliga a revisar la línea de producción y venta, así como las preferencias de nuestros potenciales clientes.
Lo más difícil es la fidelización de los clientes por nuestros productos.
Si no lo hacemos, a la larga, nos fundimos como empresa.
Es muy difícil, levantar una empresa en decadencia.
La reinvención empresarial y comercial es permanente.
En política ocurre lo mismo.
Hay que saber reinventarse, o renovarse.
Y los Popes, o los que se creen Popes, deben aprender a ser más humildes y menos arrogantes.
Los griegos tenían una expresión al respecto, “Hybris” (Desmesura), hoy día lo conocemos como Hubris.
En el año 2008, el político y médico británico David Owen publicó el libro “En el poder y en la enfermedad” donde establece los elementos psiquiátricos del Síndrome de Hubris.
El Dr. Owen sostiene que los políticos, así como cualquier persona, que ostentan el poder tienden a desarrollar un comportamiento muy próximo a la inestable mentalmente, grandiosidad y al narcisismo.
Bertrand Russell aseguraba que cuando una persona poderosa adolece de falta de humildad, ésta se encamina hacia “la embriaguez del poder”.
Para Franklin Roosevelt, “el poder es peligroso, enlentece la percepción, nubla la visión, aprisiona a su víctima, por muy bien intencionada que sea, y la aísla en un aura de infalibilidad intelectual contraria a los principios democráticos”.
Para el Libertador San Martín, “la soberbia es una discapacidad que suele afectar a pobres infelices mortales que se encuentran de golpe con una miserable cuota de poder”.
¿Alguien va a hacer algo en el Partido Nacional, o ya se están entregando a seguir los pasos del Partido Colorado?