Un adelanto del invierno tenemos en pleno otoño, con gélidas temperaturas, el calor requerido para combatirlo se ve amenazado por un típico y reiterado conflicto en el sector del gas, la seguridad está en entredicho ante tantas muertes.
Así queda presentado el tema a desarrollar, en el cual el primero, no depende de ninguna acción humana, el clima a veces es caprichoso y se despliega como tal.
Sí es recurrente, que en cada temporada en la que el frío comienza a actuar y nos afecta, algunos trabajadores sindicalizados, encuentran siempre motivos para gestionar conflictos que afectan directamente a los usuarios.
Ya sea, porque despiden a alguien, porque reclaman alguna mejora en sus beneficios, o quien sabe que otra excusa pueden presentar, para terminar perjudicando a aquellos que son la razón de ser de sus puestos de trabajo, los clientes del gas de garrafa o sea Juan Pueblo que no tiene loza radiante ni gas de cañería.
Estimado lector, esto que digo, todos somos testigos que así acontece, entonces, porque razón sigue sucediendo, un año, al otro y así sucesivamente.
El poder político a través de los legisladores que elegimos parece no dar con la talla de lo que una República necesita para funcionar adecuadamente, protegiendo y respaldando lo legal. Sin orden jurídico no hay república ni libertad y la responsabilidad tiene poco efecto fuera del ámbito personal.
Hasta cuando debemos tolerar el accionar de sindicatos que operan en forma de patotas y “barras bravas”, cuando vemos con la prepotencia que se toman medidas, o se amenaza a quienes no comparten decisiones que perjudican a los involucrados. La ley votada en diputados no modera el desbordado poder sindical por dos razones, por su texto hecho a medida y por la falta de intención del poder ejecutivo de hacerla cumplir, lamento decirlo.
Minorías organizadas y regimentadas han impuesto la visión de que todo obedece a que están en “lucha”, palabra talismán y mágica, por la cual tanta gente termina justificando o acatando mansamente, perder turnos en el médico, perder días de clase, perder jornales y muchas veces hasta perder el trabajo, cuando las empresas terminan cerrando o yéndose del país.
En los años 60 y 70 huelgas salvajes, conflictos en todos los campos, generaron el caos propicio para que la sociedad sucumbiera a los designios de iluminados, que agregaron la violencia de los grupos terroristas armados.
La izquierda con su accionar unificado entre el Pitcnt y el Frente Amplio, estrangulan hoy a la sociedad, aunque el objetivo principal es el gobierno, con un bombardeo permanente de críticas a cualquier acción que este tome.
Sin tregua ni pausa, desde la misma asunción, han golpeado, saboteado, incluso en pandemia, al gobierno en general, cumpliendo con lo anunciado desde el momento de perder las elecciones. Fernando Pereira ha sido la punta de lanza, seguido de cerca por Abdala, Castillo, Andrade, Topolanski, Mujica, Sendic y una pléyade de figuras ancestrales de la izquierda revolucionaria en el país de la paz.
Por lo tanto, entendemos y estamos convencidos que el país y sus instituciones, requieren poner freno a este permanente ataque y sabotaje que padecemos.
¿De qué forma? Señores, reglamenten el derecho de huelga, reglamenten el voto secreto, para la toma de decisiones, cuyas consecuencias afectan el funcionamiento del país, reglamenten la personería jurídica de los sindicatos.
Fomenten la creación de otras entidades gremiales de los trabajadores, para que no haya ese monopolio ideológico en manos de los mismos de siempre.
Esto debe ser de las cosas que más molesta a los sindicalistas, que todo lo traducen en las consignas de “unidad”, “sindicato único” de tal o cual cosa y así nos acostumbramos a verlo, porque es la forma que tienen para dominar, todo debe ser único, el partido, el sindicato, el pensamiento. ¿Se entiende? La idea de centralizar el poder es tan antigua como los reyes, había que unir a los señoríos, satrapías, o como se llamen para tener más fuerza y acumular poder en contra del bando enemigo.
Si el sistema político democrático y republicano no comienza de una vez por todas a marcar la cancha, definir las cosas por su nombre, con valentía y decisión, romper la hegemonía cultural impuesta por la izquierda, seguirán muchos como un barco a la deriva. Volveremos al dominio del Foro de San Pablo o el grupo de Puebla o la UNASUR, etc.
La ciudadanía necesita comprender donde están sus verdaderos representantes. Entender quienes interpretan a esas mayorías silenciosas que reclaman orden, seriedad, transparencia, mano firme en el timón, para terminar de una vez con los mentirosos, abusadores y perturbadores agentes sindicales.
El tema seguridad es un talón de Aquiles de la política desde hace más de 20 años. Parecería que nadie da en la tecla correcta para encaminar este asunto.
Las estadísticas de todos los rubros son alarmantes, sabemos que existen zonas que son como “liberadas” por la delincuencia, donde se cometen todo tipo de tropelías sin control policial o sin actitud de represión del delito.
La droga está presente y es una causa bastante importante en la cantidad de delitos que se cometen.
¿Qué hemos hecho para atender este flagelo? Por lo pronto, en el gobierno de Mujica se le otorgó pasaporte a la marihuana para su venta, cultivo, consumo, sin que estas medidas hayan cambiado para bien la sociedad.
La pasta base sigue deteriorando jóvenes, que serán casi irrecuperables y el delito se ve ligado fuertemente a esta droga.
La modalidad ajuste de cuentas, se ha convertido en la vedet de las noticias, donde cada vez más crueldad y sadismo, se han apoderado de las acciones que sicarios llevan a cabo.
Nos vamos acostumbrando a que en dos días, podemos llegar a tener 4 o 5 muertos como una práctica habitual.
La izquierda, que, durante sus 15 años de gobierno, nos vendió eslóganes, como “ser joven no es delito”, o que quienes delinquen son producto de la sociedad culpable de excluirlos, no atenderlos y demás bondades que hemos omitido dar, a unos pobres angelitos discriminados. Puede haber algo de razón en eso pero no es óbice para no responsabilizarlos como a cualquiera lo que los alienta.
Con esos versos, quieren llevar agua a su molino, explotando un momento de aumento de asesinatos por ajustes de cuentas en el mundo infernal de las drogas.
La acción de la Policía cerrando tantas “bocas”, contribuye a que las zonas de influencia se vayan corriendo, generando invasión de territorios de “otros”, el no pago de deudas, se cobran pasando al clearing de la ejecución y muerte en éste mundo del hampa nacional.
La cátedra de soluciones de la izquierda nos dice con total tranquilidad, como aquel experto que nos aporta la solución del problema que no somos capaces de resolver, cuál es el camino y qué cosas se deben hacer.
Omiten y no se dan por aludidos ni responsables, que, en sus 15 años de desgobierno no solo agravaron el problema, sino que son los máximos generadores de las negativas consecuencias que este asunto acarrea.
Esto no quita ni desliga, al resto del sistema político, que, por negligencia, complacencia y cobardía, no ha sabido imponer una visión de mayor orden, menor permisividad, para evitar las consecuencias negativas que padecemos hoy en día.
Desde el nuevo código del proceso penal, que hoy comprobamos lo negativo de su aplicación, múltiples causas producen un combo casi explosivo y exasperante en sus consecuencias.
La justicia nos sorprende ingratamente, con sentencias que parecen de películas de los Tres Chiflados con fallos de una pobreza intelectual asombrosa, verdaderos fiascos, a lo que la población mayoritariamente espera como justicia.
Por lo tanto, reclamamos al sistema político democrático y republicano actuar de una vez, utilizar las mayorías para legislar en serio, la población reclama y espera una justicia contundente, seria y que sea dura con el delito.
Los detenidos deben trabajar obligatoriamente, hay cientos de actividades que esperan para estas pers como onas, que colaborarían con su rehabilitación y evitarían un ocio perverso que mezclado con el hacinamiento son como un cóctel explosivo.
Arreglar y pintar bancos de escuelas, plantar para abastecer los comedores de Inda, elaborar ladrillos y bloques para la construcción de viviendas que ayuden a erradicar asentamientos, por nombrar solo algunas tareas.
Prohibición en el uso de celulares, horarios a cumplir, limpieza y mantenimiento de celdas, aumento de penas en el caso de tener armas, drogas, etc. Hace unos días se requisaron 500 cortes y 20 celulares, hay que evitar que se junten 500 cortes, las requisas deben ser parte de una rutina de orden social en las cárceles como ocurre en los países donde el delito se controla.
¿Suena duro?, no!!, suena justo, porque eso es lo que espera el ciudadano de bien, espera que sus representantes hagan y ejecuten lo mínimo para distinguir al que es honesto y buen ciudadano, del que vive al margen de la ley o el que fomenta violarla permanentemente.
En nota anterior hicimos alusión al 2024 como año de elecciones, en el que la izquierda tiene como objetivo volver al gobierno, desde el día mismo en que perdieron las últimas elecciones, esa es su meta por alcanzar.
Para ello, usarán todo lo que esté a su alcance, frío, conflictos o inseguridad, ¡¡despertemos!!
….el todo mal de la izquierda absurda y prepotente solo es una distracción para las gentes blandas en las ideas…y así actúan cuál goteo permanente para abrir la grieta a su antojo….
Felicitaciones D.G.edperamos ansiosos sus notas!!
Muchas gracias Claudia. Los resentidos y frustrados son un caldo de cultivo para la izquierda. Encontrar un culpable de esos males, deja contenta a mucha gente, para eso trabaja la izquierda con acierto. Que soluciones aportan? Cero, siempre es ensanchar las grietas con el culpable de turno. Gracias por el apoyo, fuerte abrazo!