Por Diego Echeverría
Decía Noam Chomsky que el contexto es el transcurso de sucesos que se define por un conjunto ordenado de relaciones en las coordenadas espacio y tiempo. El contexto es por naturaleza dinámico, como la información. Y por ello, solo en cuanto el ciudadano sea capaz de interpretarlo, podrá entender a cabalidad el tiempo y el lugar en que le toca vivir.
En los últimos tiempos nuestra sociedad ha dejado en claro que necesita contexto, no podemos interpretar los fenómenos de forma aislada ni separada de todos los elementos que la rodean. Si no se hace ese ejercicio de honestidad intelectual se caerá indefectiblemente en el simplismo, en la liviandad y en el dogma.
La vorágine de estos tiempos no le da lugar al contexto. A veces puede hasta convertirse en un lujo del pensamiento. Pero es necesario, muy necesario.
Cuando un gobierno de coalición cumple en acciones el mandato de su Pueblo, está legitimando un vínculo de representatividad pero además le da el contexto a su decisión. Cuando la Ley de Urgente Consideración materializa en artículos un reclamo de los uruguayos de más seguridad, está dotando de herramientas al sistema para cumplir su compromiso.
No es una decisión destemplada, es la interpretación de una realidad incuestionable. Es la lectura política de un problema específico, y que en la medida que se mejore, se fortalecerá la legitimidad del gobierno.
Nos votaron para esto y por esto. Para hacernos cargo de una realidad que no se niega sino que se encara.
Nos votaron también para cambiar el rumbo de las políticas sociales, con un criterio inclusivo y basado en la dignidad humana, alejándonos del asistencialismo. Por eso la existencia de una nueva visión en este sentido es parte del contexto del gobierno. Somos lo que hacemos repetidamente, como decía Aristóteles, y por lo tanto la virtud no es un acto si no un hábito. Y no podemos construir relatos en el aire, nuestras acciones nos definen.
Si hay algo que debemos analizar además del contexto de este gobierno es la coyuntura, y tenemos como tal nada menos que una crisis sanitaria y económica producto del COVID 19
Una circunstancia compleja y determinante que ha profundizado la vulnerabilidad económica de muchos uruguayos que estaban al borde del abismo en aquel marzo de 2020 y que esta pandemia los terminó de empujar. Más de 400.000 uruguayos quedaron al descubierto en su informalidad, sin la posibilidad de un Estado que le de herramientas de seguridad social. Pero esos ciudadanos no se volvieron vulnerables en las dos semanas que separaron la asunción del Presidente Luis Lacalle Pou con el comienzo de la crisis, venían de antes, negados, barridos debajo de la alfombra, con la indiferencia funcional de un gobierno que durante quince años vistió de ideologías y de tecnicismos la pobreza, pero no la pudo combatir. Romantizaron los relatos, pero no cambiaron realidades. Se abrazaron a comunidades internacionales auto referenciales pero no pudieron abrir el Uruguay al mundo.
En esta coyuntura está gobernando la coalición. Y en frente tiene una oposición que no es capaz de hacerse cargo del pasado, ni capaz de ayudar a construir un futuro.
Una oposición que viene a dar clases de ética cuando para ello hay que tener una autoridad moral de la que carece quien defiende coleccionistas de sentencias en su contra.
El futuro de nuestro país, como el del mundo, es incierto. Esta tremenda crisis reconfiguró estructuras económicas, sociales, políticas, tecnológicas, educativas, ideológicas. Es decir, nos pasó por encima la ola de una realidad inimaginable, que nos obliga a ser más realistas que nunca. Y en ese realismo abrazar la verdad como máxima, sin dogmatismos, contextualizando cada acción para que no peque de abstracta, con el pragmatismo profundo de quien entiende su tiempo. Y así, dentro de no mucho podamos decir que superamos esta crisis, que vencimos la peor versión de nosotros mismos y que en definitiva estuvimos a la altura de las circunstancias.
*Semanario ConTexto, como publicación Plural e Independiente, ha invitado a todos los sectores políticos del Departamento de Maldonado a estar presentes en el mismo, con notas y columnas. La NO presencia de algunos partidos o sectores responde a la decisión expresa de los mismos y no al Semanario.