El individuo atrevido saca conclusiones de aconteceres sin información precisa y veraz y especula del asunto como observando con un lente de mal enfoque. Por ende, lo que aporta puede convertirse en una realidad que se vive, pero alejado de la verdad. O, en el mejor caso, con una verdad a medias o tergiversada, por lo cual es probable que emita juicios errados de lo que observa.
Quién recibe un discurso embustero y falaz a propósito de ser convencido con eufemismos y sofismas enajenantes e hipócritas de algo que a la postre le siembra una idea errada de la verdad es como quien utiliza un lente muy oscuro que desvirtúan los rayos UV.
Quién tiene una visión clara de la verdad del mundo no necesita lente alguno. A no ser para evitar polución o corregir miopía.
Eso ha sucedido a través de la historia, mientras se ignoren cosas respecto al cómo, porque y de donde de ellas, el juicio acerca de estas será limitado y objetado.
La historia nos narra lo siguiente:
Tales de Mileto (640/639-546/545 a C. Mencionado por Diógenes de Laercio (historiador griego S. III d.C) como el primogénito de la sabiduría griega en el “areópago de los siete” de origen Milesio o Fenicio, desempeñó cargo de legislador en Mileto. Matemático y astrónomo. Aristóteles lo bautizo como el padre -fundador- de la filosofía griega.
En su haber de conocimientos radica la idea de que el agua es el origen de la vida y de todas las cosas. Esto último podríamos asociarlos con la potencia y acto aristotélico. No obstante, contempla que es el principio de la vitalidad de todo lo viviente. Y no es para menos. A esto unía la consideración de que todas las cosas animadas son materia que se reduce. Esta vitalidad es manejada por el alma que es inmortal.
En este sentido se debe considerar el acto acuoso del coito. Sea, la comunión entre el ovulo y el espermatozoide en el útero humano en un ambiente de constante humedad. Por supuesto, esta relación es una cita como ejemplo. Empero, al analizar el porcentaje líquido que posee el cuerpo y la superficie de la tierra -que es donde se desenvuelve la vida- se obtendrá un ejemplo más específico de lo que plantea Tales.
Luego de haber ido tan lejos en la historia para observar una deducción clásica y del genio pensante, lo cual, no entendía el más del común de individuos de su época al punto de tildar a Tales como loco por mantenerse observando el cielo ignorando que, el intento de Tales era descubrir todo lo relacionado al clima y su relación con el espacio como parte de lo que el milesio investigaba silentemente; se debe hacer un planteamiento de lo que la actividad científica moderna ha rediseñado y planteado del origen de la vida y las cosas, sin omitir un aspecto importante, la consciencia, la mente, la cordura, que son elemento que integran lo que queda inmortal para el cómo alma, el espíritu. En otras palabras, lo que cada uno es en sí y no otra cosa como consecuencia de las realidades y planteamientos externos, sino la esencia que representa la madures de tener una visión o idea clara y probable de lo que cada uno es, este espíritu en tenor a la verdad de sí mismo, trasciende en la historia, las culturas y las civilizaciones. Que tienen una impronta veras concisa y sana de la esencia humana. Es en psicología la materia prima de la conducta como patrón del manejo de la consciencia de la mejor forma.
Luego del anterior planteamiento se debe considerar una idea moderna del origen de la vida. Para Oparin, (ruso, Feb. 18, 1894 – April 21, 1980) la Vida se produjo de principio en una atmósfera reductora primitiva con vapor de agua y otros gases. Para el, Las primeras formas de vida surgieron en “los océanos.” En la hipótesis de Oparin combinada con la de otro biólogo -Haldane- por separado, se describe cómo la vida pudo haber surgido de una sopa primordial.
He ahí una relación contundente con las ideas ancestrales del Milesio Tales. No obstante, Oparin creía que las primeras formas de vida se desarrollaron a partir de coacervados. Los coacervados son pequeñas gotas de líquido formadas por más de 2 líquidos diferentes que, cuando se mezclan, no forman una solución homogénea (una solución en la que se encuentra la misma proporción de componentes). Los coacervados a menudo se producen y se mantienen unidos por combinaciones de moléculas hidrofóbicas o con carga opuesta.
Este caldo primigenio es el agua, aun cuando la combinación de elemento haya sido la producción de la vida y en ello haya sido involucrados factores físicos como: presión, temperatura y la mecánica derivada de la electricidad, el principio genético se desarrolló en un ambiente acuoso derivado de elementos propios de la combinación de hidrógeno y oxígeno en un ambiente atmosférico único, el de la tierra hace más de 1000 millones de años.
Como se puede observar son visiones o concepciones muy diferentes del mismo objeto, la creación. En tal sentido se puede relacionar el concepto Genesis plasmado en escritura “sagrada” por pensadores menos diestros en las materias de los fenómenos naturales (valga el termino), tanto del universo o espacio exterior como al que compete al mundo que conoce y denomina en gran medida el ser humano la Tierra. Tal concepción es la de una escultura hecha de materiales meteorizados en una relación granulométrica de 1/365 micrones (geología). En otras palabras, una escultura de lo que posteriormente se llamaría hombre, realizada con esa meteorización de materiales que dieron como producto un elemento sedimentario en el fondo de “los océanos” y mares llamado arcilla. Empero, la arcilla posee su elasticidad de un factor necesario e ineludible, sino sería una sencilla roca, este material, esa sustancia es nada menos que el agua.
De otro modo, ese creador, teniendo la voluntad de crearlo de otra forma ¿no lo hubiera hecho siendo el arquitecto del universo y de todo lo que se conoce hasta nuestros tiempos siderales y astronómicos?
He ahí el ojo, concebido como lo que se posee, lo que se utiliza para tener de la cosa una visión exacta según nuestro sistema fisiológico, como lo hizo Tales al descubrir y predecir el primer eclipse solar, lo otro es el lente, lo que sirve para conocer, lo que transforma la posible escasa visión de lo observado u obtenido de otros, en algo más claro, más preciso o 1) en una imagen tergiversada producto de la constitución refractaria y las características del cristal con que se ha construido 2) o información errada. He ahí la diferencia que existe en la conducta humana, al no familiarizarse apropiadamente con el objeto y determinar la verdad de este, el concepto del objeto adquiere una versión diferente, aun cuando de este se tenga información de las mismas características y elementos que lo constituyen. De este modo la conducta, o permanece bajo las precariedades del temperamento o en las regulaciones de la consciencia que construye un carácter idóneo ante el mundo. Con esto último se ha construido la madurez espiritual que trasciende y se inmortaliza. Queda incluso en la historia.
Rene Descartes (1596-1650, La haye Francia) padre de la filosofía moderna, tiene en este haber con su “cogito, ergo sum” su propia clave para determinar la importancia de ser autónomo al considerar que si se piensa se existe, luego la muerte es el fin de la vida corporal. Empero, la trascendencia espiritual como legado de la existencia del ser que desaparece físicamente queda en la idea de quienes tuvieron el conocimiento de sus virtudes o defectos, se hace inmortal. De modo que el espíritu del virtuoso o perverso queda presente -incluso como herencia- en las futuras generaciones. No obstante, el francés no descarta conocer las ideas y creencias de otros pensadores para determinar por su propia experiencia todo sobre el objeto, con esto minimiza abundar en errores conceptuales, pues determina que la mente no es una tabla rasa -sin nada al nacer el individuo- sino una posesión del ser que viene cargada de algo -inmanencia- que se debe cultivar bien para obtener buena cosecha, la inteligencia.
La interpretación o lente que ha podido tener el individuo de cada objeto o tópico es diferente. Sin embargo, tienen en su haber, comunión de aspectos y elementos. En el caso de como los universalistas esa vida paz interior conectada con la energía del universo que le provee la suficiente capacidad para lograr un estado de confort y, hasta felicidad; compete a lo que otros creen es contener un grado elevado de autonomía sabiendo de si mismo la clase de individuo que es, un cargo de conciencia que le relaciona al mundo exterior u otredad de forma proba e idónea. Es la comunión con la máxima conócete a ti mismo, plasmada en el dintel de las ruinas del templo dedicado a Apolo en Delfos, Grecia, cuna de la madre de nuestra civilización y herencia filosófica del pensamiento del mundo occidental.
En este marco de apreciaciones se puede observar varios aspectos de la concepción del manejo de la conducta, del bienestar social y espiritual que practica gran parte de la humanidad sin ser necesariamente una suerte de homogeneidad, un patrón común robótico, es lo que determina Agustín de Hipona y luego Tomas de Aquino. “Libre albedrio”. Sin embargo, este, con su notoria saga de libertad otorgada de supuesta providencia divina, contempla una virtud estética que deriva en el amor a la paz y la armonía que el más del común humano desea o debería desear para vivir en este mundo -sin fallar de arbitrario- conflictivo. Pues, se debe interpretar de mejor forma el proverbio:
“todo depende del cristal con que se mire”
A esto hay que agregar: Y, conocer del genio cartesiano – aunque existe el legado del alemán Nietzsche- todas las versiones posibles de lo que se conoce como bien y mal.
Un ejemplo tergiversado del objeto político respecto a su filosofía es el discurso de los tiranos platónicos que han sometido y someten a los pueblos mediante una verborrea u oratoria falaz, eufemista, sofista y demagoga. Con esto construyen una realidad que padece el pueblo pero que está muy lejos d la verdad con que actúan, achacando los desmanes que hacen miserables a las naciones donde fungen de déspotas con gobiernos nepotes, a otros que llaman o tildan de imperialistas. Supuestamente culpables del hambre y todas las calamidades que padece el pueblo por ellos gobernados y que son los ladrones de las riquezas que el pueblo nunca ha tenido por culpa de quienes han manejado el poder, opuestos a ellos.
Joise Morillo Lcdo. en Filosofía
Kaojoise @gmail.com