La colocación de radares si es bien aplicada, es una medida de seguridad como lo es la línea continua en la carretera.
En Maldonado antes del radar hay un panel que avisa del exceso de velocidad, haciendo fluir el tránsito en forma más ordenada, obvio que el radar hace imposible que se ignore el aviso, si no estuviera, muchos optarían por ignorar dicho aviso.
El radar es un elemento de seguridad y su aplicación debería ser con un fin educativo, no el de recaudar.
En ese sentido, quien comete la infracción debería asistir a cursos de educación vial o prestar servicios a la comunidad, como puede ser controlar el cruce en salidas de escuelas, con un cartel de pare.
Lo que debería ser, es relacionar el valor del vehículo particular con la multa económica que se imponga, un propietario de un autito que vale unos pocos miles de dólares frente a otro que sale decenas de miles de dólares, no tiene el mismo efecto.
Cómo he señalado, hay distintos objetivos al poner radares, en Maldonado claramente hay una intención de regular el tránsito y como un elemento de seguridad, mientras en Montevideo tiene como objetivo el recaudar, colocando, en algunos casos, límites de velocidad muy por debajo de lo racional, lo cual termina en generar volumen de multas y sin ningún fin educativo o de regulación del tránsito.
La Intendencia de Montevideo (IM) recaudó más de $ 1.200 millones en 2021 por concepto de multas de tránsito. En dólares, la cifra llega a los US$ 30 millones. Las sanciones por exceso de velocidad fueron las que generaron más ingresos, que llegaron a alrededor de $ 900 millones
UN MILITANTE
BLANCOS CORONILLA
