En esta tercera entrega me referiré a conceptos del Dr. Don Julio María Sanguinetti, extraídos de la misma conferencia a la que acudió en 2013, en la ORT, junto a Luis Alberto Lacalle Herrera y Jorge Batlle Ibáñez, cuyos aportes ya hemos reseñado en entregas anteriores. No busco agotar el tema ni hacer un resumen o transcripción. Por haber sido yo mismo testigo de la época, expresaré lo mejor que pueda, como resuenan en mí, los conceptos del expresidente. Estos apuntes han sido un desafío autoimpuesto y no quedará ninguna parte del espectro político sin su posibilidad de recoger sus pensamientos respecto del quiebre institucional del 73 en Contexto, el Semanario Plural. Lo merece usted lector, lo merece Contexto y lo merece la historia nacional, que ya es hora de que entre en escena, cono decía Don Jorge.
Sanguinetti comienza explicando la función de la historia como interpretación que permite entender el presente. Bajo esa mirada las apreciaciones de Lacalle y Batlle, reseñadas en la segunda entrega, se integran como también forman parte otros factores incidentes como nuestra posición geográfica, el espacio político de aquel momento, la inmigración de base de nuestra población, la base cultural autóctona. Todo sumó para poder entender nuestro presente y por eso mismo, la historia es dinámica a través del tiempo.
La primera distinción que presenta Sanguinetti en ese marco es la diferencia entre historia y memoria. La memoria es un recuerdo dice, es siempre subjetiva, es lo que cada uno de nosotros tiene incorporado como recuerdo de un determinado momento. La memoria, nos dice, puede ser individual, de un grupo social, de un partido, por ejemplo. La historia en cambio consiste en la reconstrucción de los hechos del pasado a través de varias memorias y de otros hechos que no estando en la memoria, resultaron gravitantes y decisivos en la vida diaria, y que juntos permiten explicar lo que nos pasó y su incidencia actual.
Alude el expresidente al filósofo y fenomenólogo francés Paul Ricoeur en su libro, ¨La memoria, la historia y el olvido¨ y recuerda el concepto de ¨memoria obligada¨, como aquellos hechos que rememoramos por ser parte esencial del nosotros que formamos. El holocausto judío o las Instrucciones del Año XIII, son ejemplos de memorias obligadas, dice el conferencista. A veces hay un ¨abuso de la memoria¨, cosa que puede ser requerida por las construcciones históricas nacionales y da como ejemplo la creación de una imagen de Artigas como el gran líder y libertador del Uruguay, que se construyó en 1870, 50 años después de su exilio. Ricoeur también enseña que la memoria así reconstruida hay que buscarla por actos intencionales de rememoración. Agrego yo de mi caja de recuerdos a las ¨muchachas de abril¨ que empezaron a ser recordadas por grupos de izquierda hace pocos años, construyendo el relato de que fueron niñas inocentes acribilladas por la insania armada, cuando solo fueron guerrilleras cubriendo la retirada de otros guerrilleros a quienes buscaban las fuerzas conjuntas. Son otro ejemplo de memoria obligada por el colectivo de izquierda, en este caso. O el caso de Ansina, reconstruido en una urna ubicada en del panteón nacional, sobre los huesos de su protector, el corregidor de Guarambaré, el Sargento Artiguista Manuel Antonio Ledesma, por una necesidad política de resarcir al atacado pueblo paraguayo. Enseña Sanguinetti que se impone finalmente la memoria que haya sido mejor trabajada, deliberadamente manipulada, muchas veces.
No solo se producen estos hechos por construcción histórica sino, muchas veces también, para afirmar ciertos valores. Este concepto es profundo y brutal y requiere reflexión. ¿Qué valores estamos afirmando al rememorar a las muchachas de abril?, me pregunto. Concluye Sanguinetti afirmando que los valores que se afirman de esta manera son arquetípicos y fundamentales para la construcción del ser nacional. Queda mucho humus para la reflexión.
El uso de la historia en forma antojadiza para fines contemporáneos constituye otra categoría que Sanguinetti refiere como ¨abuso de la historia¨. Es el caso de corrientes historiográficas que son absolutamente parciales. Lo que se requiere en estos casos es atenerse a los hechos, reconociendo que nunca hay una objetividad absoluta en la mirada humana. Cita el ejemplo de la mirada generacional, que necesariamente es distinta, una de otra, en función de determinados valores que en cierto momento valen más que otros. Cita el caso de los Derechos Humanos, dice él que hace cincuenta años los derechos humanos eran derechos civiles y como tales se les estudiaba insertos en ese contexto y brinda enseguida una explicación magistral que ilustra el punto. Los Derechos Civiles eran las ¨Libertades Formales de la Burguesía¨, lo que representábamos nosotros los estudiantes de derecho, dice. Toda la cultura occidental se asentaba en ellos. Eran los cimientos del progreso colosal obtenido por la humanidad en 200 años agrego. La izquierda uruguaya como la del mundo entero, donde perdió, aprendió los derechos humanos en la cárcel, dice enfático el expresidente. Es decir, cuando vino una dictadura y los perdieron y ahí entendieron lo que significaban esos derechos humanos que hoy se invocan todo el tiempo y que entonces se despreciaban, declara.
Sanguinetti expone la paradoja que consiste en que quienes hoy son los acérrimos defensores de los derechos humanos , hayan sido en el pasado sus más aberrantes profanadores:
¨Sin embargo era así, porque la revolución conducía a la justicia y no importaban de ninguna manera , los derechos individuales de los demás ciudadanos, empezando por el de propiedad¨
El expresidente enseña entonces que el derecho de propiedad, aunque siendo un derecho individual de poco prestigio, es la primera de las libertades.
¨Contra el absolutismo de los Reyes y contra el absolutismo de los Señores Feudales, la primera expresión de libertad fue ser dueño de su casa y tener un mínimo de libertad comercial para poder sustentarse¨ (Minuto 52 del video aludido como referencia)[i]¨
Tanto es así, prosigue Don Julio, que en aquellos lugares donde la gente recupera algo de libertad en los paraísos comunistas actuales, lo primero que se restaura es el derecho de propiedad, pues a partir de allí se reactiva la economía.
Verdad fundamental diría yo, casi un principio rector.
La siguiente idea que expone el Dr. Sanguinetti es que esta batalla nuestra se inició en el campo de las ideas. Allí hace un alto y pide una reflexión. Una cosa que se dice a menudo es que todas las ideas son respetables, eso no es cierto dice el expresidente, no todas las ideas son respetables, algunas son aberrantes, como el nazismo y el racismo, como ejemplos de ideas abominables. Hay ideas que no son respetables y merece decirse y luchar contra ellas y a favor de aquellas que aseguran una convivencia pacífica. Esta era la batalla que se daba en aquel momento. Sanguinetti no lo dice, no puede, pero me atrevo a decir que se refiere al marxismo como idea que elimina la propiedad, el primero de los derechos civiles, que cualquier sociedad emergiendo del autoritarismo, procura para sí. Está implícito en sus dichos si se sigue el hilo argumental.
Así como Lacalle puntualizó las libertades formales, Sanguinetti hace énfasis en las libertades individuales. Básicamente el mismo concepto visto desde otro ángulo. En ambos casos se recalca que los derechos humanos fueron desconocidos por los guerrilleros que luego de ir presos por sus desmanes, se acordaron de que existían y se transformaron en sus adalides. No olvidemos que el mayor asesino de la historia humana fue en términos numéricos, Mao Tse-Tung, responsable de la ¨Gran Hambruna¨ entre 1958 y 1962, que mató 40 millones de personas, o Stalin, otro soñador de la Revolución Popular, el segundo mayor asesino histórico, con la hambruna del pueblo ucraniano, entre otros desmanes de su deseo de imponer un cambio social a la fuerza. La planificación centralizada sirvió como gran explicación de que había que sacrificar el presente y su gente, en la búsqueda de un futuro venturoso que forjaría el hombre nuevo que nunca llegó. Stalin y Mao estaban inspirados por el mismo anhelo de sacrificar el presente por un futuro que siempre fue y será incierto. El futuro es de los que los vivan, podemos fundarlo con buenos principios y eso sería suficiente, enseña la historia y la nuestra también.
Otro concepto que trae a reflexión Sanguinetti es que la época de los sesenta fue de quiebre y cambio en muchos aspectos, habla de los Hippies, de los Baby Boomers, de la píldora anticonceptiva, de Woodstock, hechos que no son parte de la memoria pero que explican o ayudan a entender lo que nos pasó. La juventud se volvió desinhibida y se aflojaron muchas costumbres. En Uruguay en tanto, la discusión se reducía a términos ideológicos, maniqueos, donde los socialistas estaban dispuestos a sacrificar su generación en aras de la justicia y los capitalistas burgueses defendían sus prerrogativas.
Tuvimos una falta de capacidad de análisis profundo y pagamos las consecuencias, dice el expresidente. Las libertades individuales son fundamentales recalca, y solo se aprecia su valor cuando se pierden.
Las elites fueron cortoplacistas. Me permito introducir una idea propia, que los ¨think tanks¨, esos grupos de personas dedicadas a pensar, investigar y proponer son los que se encargan de hacer estos seguimientos y juegan con escenarios y hacen previsiones. Es la llamada Estrategia Nacional, que muchas veces quiso prosperar en Uruguay de la mano de la prospectiva, pero sin el apoyo del sector político no prosperó ni prosperará jamás. El desafiante presente demanda, nos parece, una clase política más profesional y mejor preparada para gestionar realidades emergentes y generar futuros posibles y venturosos.
Volviendo a Sanguinetti, recalca él que los debates de ideas importan, que no son meros debates ideológicos, sino que hay que darlos y tomarlos como lo que son, determinantes para el curso de los acontecimientos actuales y futuros.
Hay montadas muchas falacias y algunos estamos empeñados en recalcar los hechos como tales, dice Sanguinetti. Una de ellas es que los tupamaros lucharon contra la dictadura, no requiere mayor comentario porque abundan documentos y testimonios, la guerrilla estaba derrotada antes que comenzara la dictadura. El hecho que remarco es que todos los tiros de los tupamaros fueron contra la democracia. ( Minuto 56 del video de referencia). Otra falacia es la que sostiene que los tupamaros fueron consecuencia del Golpe de Estado o de la dictadura de Pacheco Areco. Aclara Don Julio que el Gobierno ¨Pachequista¨ comenzó en 1968 y los tupamaros estaban operando desde el año 1963, hace un repaso y dice por ejemplo que el 66 fue un año de muchas acciones militares de los Tupamaros. Los tupamaros estaban haciendo la revolución desde el año 1963, esa es la verdad, el hecho que no hay que perder de vista. El objetivo era instaurar un régimen a la cubana, dice el expresidente.
Hay una falacia militar que dice, declara Sanguinetti, que la dictadura fue necesaria porque había que derrotar al movimiento guerrillero, cuando el movimiento guerrillero ya estaba derrotado en 1973. Me permito discrepar aquí, con el Dr. Probablemente los cabecillas tupamaros estuvieran presos, sí, eso es cierto. O al menos algunos pretendidos cabecillas, pero el movimiento estaba vivo estimado Don Julio, desde que Fidel Castro y Moscú seguían financiando y entrenando guerrilleros uruguayos en Cuba y Rusia. Pregúntele a Valenti que estuvo colaborando con la revolución en África, más precisamente en Angola. Es un error, me parece, dicho con todo respeto, desconocer que los comunistas siguen buscando instaurar un sistema de libertades restringidas y sin propiedad privada, aún hoy en 2023. Mire usted la reforma tributaria de 2015 de Astori, cuyos efectos seguimos sufriendo. El régimen de facto evitó que aquí se instalara una segunda Cuba, cosa que hubiera pasado 20 años antes que en Venezuela. Esos también son hechos. Espero me permita el intercambio libre de opiniones. Hablo sabiéndome bien intencionado y respetando todas las posturas, porque luego de 50 años, nos merecemos construir historia.
Sanguinetti sostiene que los militares sufrieron la embriaguez de la victoria. Que los militares salieron a enfrentar la guerrilla por orden de las autoridades constituidas y luego se desviaron. Dice que hubo hechos que forman parte del contexto que influye. Uno de esos hechos lo constituyen las dictaduras de la región, primero Brasil, luego Argentina y Chile. Otro hecho incidente es la guerra fría, que fue un hecho dominante y que consistió en el lado de la URSS, en financiar, entrenar, y apoyar guerrillas y del lado de USA bendecir y alentar Golpes de Estado. Nos recuerda que Fidel Castro reconoció allá por el 2006 que su régimen alentó la guerrilla en Toda América Latina , exceptuando a Méjico.
Ya sobre el final Sanguinetti subraya el esperpento que son los países que siguen aferrados a esa vieja concepción marxista a la cubana:
¨Miremos Corea, sin ir más lejos, una Corea del Sur que se incorporó al sistema occidental de producción y al sistema político de libertades, mientras una Corea del Norte que sigue las versiones más primitivas del mundo corporativo comunista y que es la expresión máxima quizás, del atraso.¨
En los momentos finales de su intervención alude al hecho que en América Latina las izquierdas marxistas totalitarias han llegado por el voto al poder, en modelos democráticos imperfectos, caracterizados entre otras faltas de libertades, por la falta de libertad de prensa y cita el cierre del último medio libre que quedaba en Venezuela y dice:
¨Esos son hechos que no nos debieran ser indiferentes¨
Al igual que Ferreira Aldunate, reseñado en la primera entrega, Sanguinetti no deja de analizar en este comentario sobre el Golpe de Estado, el papel que les cupo a los sindicatos. Dice que los sindicatos uruguayos de los 60 y 70 no tenían una postura reivindicativa del trabajo, como era de esperarse, sino que eran revolucionarios, querían la reforma agraria, la nacionalización de la banca, romper con el fondo monetario, nacionalizar el comercio exterior, en definitiva, el cambio de estructuras. Esos eran los postulados de una huelga, por ejemplo. Esa postura es la que produce el error, dice Sanguinetti, de creer que los comunicados 4 y 7 iban en esa misma línea y por tanto merecían ser apoyados.
Explica que deben haber creído que podía ejercerse un gobierno de izquierda entre los sindicatos y los militares golpistas. Dice textualmente el expresidente Sanguinetti:
¨Por eso la huelga general llamada por los sindicatos fue tan corta y tan poco efectiva que dirigentes sindicales que no eran comunistas, salieron diciendo que los dirigentes comunistas habían arreglado un paro de tres días y nada más, que fue más o menos lo que ocurrió porque al cuarto día andaban los ómnibus y el fin de semana estaban llenas las canchas de fútbol¨
Estos son los hechos y ese es el debate, termina diciendo.
Termino diciendo por mi parte, que intenté resumir y parafrasear sin quitar la esencia. Es difícil resumir una exposición tan llena de datos y de ideas, de reflexiones profundas dichas al pasar. No comparto muchas y comparto otras muchas, pero respeto todas. En todo caso reconozco la brillantez de este actor de nuestra realidad política que nos ayudó, junto a otros, a vivir en paz. ¡Bravo! La idea era escuchar, rescatar esta exposición magistral, de cuatro actores fundamentales en este proceso histórico que ya cumple 50 años.
Pluma Blanca
[i] https://www.youtube.com/watch?v=c7a0pJTXoAY&t=3154s&ab_channel=AsuntosP%C3%BAblicos